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De negro amaneció la playa Ventanas en la comuna de Puchuncaví este martes 9 de febrero, tras un nuevo varamiento de carbón en las costas. La zona lleva más de dieciocho episodios de la misma envergadura, desatando preocupación en sus habitantes debido a las inminentes consecuencias que podrían significar en temas de salud.
Desde hace años, las localidades de Quintero, Horcón y Puchuncaví, ubicadas en la Región de Valparaíso, han estado en la palestra debido a la enorme contaminación provocada por el sector industrial en la zona, que ha vulnerado el derecho de la población de vivir en un ambiente libre de residuos tóxicos, y que afecta cada vez más su calidad de vida.
Pese a que las autoridades han manifestado que aún no se conoce al causante de los reiterados varamientos de carbón en la zona, es sabido que las cuatro centrales termoeléctricas a carbón, junto a empresas que manejan productos químicos nocivos para el ser humano, son los responsables de la ya histórica contaminación en la región. “La situación ambiental en las zonas de sacrificio es bastante grave porque tenemos contaminados los suelos, las aguas, el aire, el fondo marino, todo”, recalcó Katta Alonso Raggio, vocera de la organización Mujeres de Zona de Sacrificio Quintero -Puchuncaví en Resistencia, en conversación con Página 19.
En este sentido, la activista no solo se refirió al problema de salud pública que enfrentan estas localidades, sino que también enfatizó en las pérdidas económicas de sus pobladores. “Nosotros antiguamente vivíamos de la pesca, agricultura y turismo. Hoy en día no se puede hacer casi nada de eso”, dijo.
Según las estadísticas del Instituto de Derechos Humanos, sólo el 6,6% de la población de la zona trabaja en las empresas, por lo que el resto sigue viviendo del turismo. “Es cada vez más precario porque hay gente que tuvo que vender sus casas e irse. Los veraneantes que antiguamente acá tenían la misma plusvalía que Cachagua, también descendieron”, añadió Alonso.
En 2018 se registraron un total de 146 varamientos de carbón en la Playa Ventanas. En 2019 fueron 185 y en 2020 hubo un total de 120. “Las autoridades dicen que ha disminuido, lo que es chistoso porque la respuesta que nos dan es que no nos preocupemos porque limpiarán a primera hora en la mañana. Pero vuelve a subir la marea y vuelve el carbón a las orillas”, subrayó la vocera de Mujeres de Zona de Sacrificio, denunciando la falta de voluntad política para defender a las y los habitantes que están sufriendo por la severa contaminación.
Considerando que la Armada es la principal responsable de la fiscalización de lo que sucede en el mar, tampoco ha demostrado hacer su trabajo, lo que se ha visto evidenciado en el supuesto desconocimiento de la proveniencia del carbón.
La esperanza de la nueva Constitución
Actualmente la Constitución dice que la población tiene derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación. Sin embargo, esto claramente no ha sido respetado y, según Katta Alonso, es por la falta de normas al respecto.
“En la nueva Constitución tendríamos que poner que tenemos derecho a vivir en un ambiente sano, porque como no hay normas al respecto, la justicia simplemente se lava las manos decidiendo que no hay contaminación”, aseveró.
Es importante que la Convención Constitucional se detenga a discutir cada punto relacionado a la preservación de los ecosistemas y la protección de la salud de las personas, que se ha visto afectada por temas medioambientales. “Hay que tomar una serie de medidas y poner en la Constitución que se preserve la naturaleza”.
Para que esto se cumpla, Alonso argumentó que uno de los principales cambios debe ser crear un Ministerio del Medio Ambiente autónomo y que no defienda los intereses políticos de nadie. “Necesitamos un Ministerio capacitado y empoderado que funcione como hoy lo hace el Instituto de Derechos Humanos”, expuso.