Sociólogo.
Nahualcoyotl, Príncipe Azteca, escribió: «El país del más breve instante, esa es la tierra».
El Caos Climático tiene de muchas maneras la propiedad de vincularnos con la totalidad de las dimensiones en que podemos concebir la vida. En primer lugar, porque significa la no-vida. De las especies llevadas a la extinción, de las sociedades que viven en el planeta, de nosotros, los humanos que no alcanzamos a ser. Como en la foto -obtenida por el trabajo continuo a lo largo de varios años, por una red de radiotelescopios-, pareciera que nuestra luz destella en el mismo instante en que transita por el borde del abismo cuyo peso la devora.
En un artículo universitario reciente, hemos establecido una tipología de los tres períodos por los que pasa la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) y considerado que cada una de sus fases (Mitigación, Adaptación y Transición), implica una convocatoria preferencial a cada uno de los tres distintos grupos de Ciencias en los cuales la tradición occidental ha dividido el conocimiento (Ciencias Exactas, Ciencias Sociales y Ciencias Humanas).
Según esa tipología, los Acuerdos de Paris (2015), de transición de las fuentes generadoras de energía en la sociedad global, hacia Energías Renovables No Convencionales (ERNC), a ser implementada por los países de manera voluntaria y de acuerdo al principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” entre 2020 y 2030 para no llevar el aumento global de temperatura más allá de 2°C, tienen un importante componente sistémico, y holístico, universal, que en distintos ámbitos operacionales, anuncia una revalorización de valores comprensivos y éticos, que en su búsqueda de significados, nos aproxima a la dimensión espiritual, que así como en filosofía y religión, hasta hoy ha sido mantenida viva por las tradiciones culturales de los pueblos originarios.
COP25: Ya es Oficial.
En los últimos días parece haberse dado el puntapié de inicio al partido más importante que, según el gobierno, se ha jugado en el país desde el mundial del 62. Las autoridades se han reunido con los empresarios el 10, el mismo día el Congreso aprobó el presupuesto de $35 Millones de dólares para Marca Imagen de Chile, la fundación que será encargada de la logística y el marketing de la COP25 y finalmente, después de cuatro meses de preparación, el jueves 11 de abril, el gobierno ha dado inicio oficial al proceso de preparación de la COP25 en el país.
El presidente, en el acto del jueves en La Moneda, anunciando el hecho, dijo que Chile está comprometido en el proceso de transformación hacia el desarrollo sostenible, que hay que involucrar a la ciudadanía y educar para actuar contra el cambio climático, además de implementar adecuadas políticas de mitigación y adaptación.
Haciéndose eco de las palabras del secretario general de UN, el presidente hizo un llamado a los demás países señalando que «necesitamos más ambición de las naciones del mundo», para que la conferencia COP25 sea una oportunidad «para aumentar los alcances de los objetivos convenidos en París en 2015, que se reflejan en nuestros planes de NDC, que se proponen las emisiones de GEI en un 35% sobre la base de las emisiones de 2007.
Además de señalarse que algunos de los temas a relevar en la cumbre serán Océanos, Antártica, energías renovables, economía circular, ecosistemas, biodiversidad y electromovilidad, se presentó un variado y excelso Comité Asesor Presidencial que apoyará para preparar la COP25, que será presidida por la ministra de medio ambiente.
También en la ocasión, se nombró a un empresario del reciclaje como «campeón del clima» para la cumbre de diciembre, quien será responsable de coordinar la acción de los distintos actores involucrados: líderes de negocios, representantes de las ciudades y organizaciones de la sociedad civil, junto con las conversaciones formales, llevadas por las delegaciones de los 196 países y UE, que vendrán a la Conferencia de los Partidos (COP25).
Ingeniería climática
En anterior entrada dijimos que la resolución sobre Gobernanza de la Geoingeniería, presentada por Suiza con el apoyo de 11 países, a la UNEA4 de Nairobi, el mes pasado, fue retirada, luego de no contar con el visto bueno de los países poderosos y sin que los otros -bajo distintos argumentos- se atrevieran a contravenir sus indicaciones. El tema de la gobernanza de la Geoingeniería ha sido así pospuesto para la UNEA5 y, según indican algunas opiniones, en función de anteriores agendas de la CMNUCC, probablemente sea un tema que habremos de considerar en la COP25 en Chile.
Sería deseable que el recién creado ministerio de la ciencia y la tecnología -cuyo ministro forma también parte del comité asesor presidencial que prepara la COP25-, tomara cartas en el asunto y promoviera investigación y diálogo sobre la materia. Como hemos dicho anteriormente, no se trata de tomar posiciones, sino de tener certeza científica de los temas tratados.
Un informe del centro de investigaciones alemán, Heinrich Böll, publicado de febrero de éste año 2019, ha publicado una investigación sobre el papel temprano, continuo y a menudo sorprendente, de la industria del norte global (al cual hay que sumar Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos) de los combustibles fósiles, en el desarrollo la patente y la promoción de las tecnologías de geoingeniería. En él se comprueba que las estrategias más frecuentemente promovidas para la eliminación del dióxido de carbono y la modificación de la radiación solar, dependen para su viabilidad, de la producción continua y la alta combustión de combustibles intensivos en carbono.
Allí se concluye que la promesa hipotética de la geoingeniería futura, ya está siendo utilizada por los principales productores de combustibles fósiles para justificar la producción y el uso continuos de petróleo, gas y carbón durante las próximas décadas.
Destaca el marcado contraste entre el discurso emergente (y que tiene cada vez más resonancia en el espacio comunicacional), que la geoingeniería es un complemento, moralmente necesario, para hacer frente al dramático estado de la acción climática, y los argumentos de quienes sostienen que la geoingeniería es simplemente una forma de evitar, o reducir la necesidad de un verdadero cambio sistémico, incluso como ciencia convergente.
Los ricos, seguidores de las tecnologías, se apoyan así en la fascinación social que provocan las tecnologías emergentes, con un discurso que demuestra que el cambio es urgente y cada vez más factible. Finalmente, se destaca allí, la creciente incoherencia de defender la confianza en las tecnologías de geoingeniería especulativa y alto riesgo, ante la creciente evidencia mundial que abordar la crisis climática, no tiene tanto que ver con la tecnología como con la voluntad política.
Australia y la barrera de coral
A ese propósito, y vinculado con las consecuencias de la problemática del aumento de temperatura en los océanos y sus efectos sobre la vida de la biomasa marina, experiencias de geoingeniería se exploran en Australia. Existe consenso basado en evidencia científica que los arrecifes de coral son altamente vulnerables a los impactos sufridos por el aumento de las temperaturas del mar y las olas de calor que afectan los océanos. Las olas de calor marinas representan una grave amenaza para los arrecifes de coral, incluida la emblemática Gran Barrera de Coral de Australia (GBC).
Los gobiernos australianos han reconocido las amenazas del calentamiento de las aguas y están financiando investigaciones sobre opciones de geoingeniería para la Gran Barrera de Coral. Mitigar el peligroso cambio climático es esencial y urgente, pero muchos sistemas de arrecifes ya están sufriendo efectos devastadores con los niveles actuales de calentamiento.
Las pruebas de campo limitadas anteriores de geoingeniería, demuestran la necesidad de una gobernanza específica para gestionar los riesgos, crear legitimidad y mantener el apoyo público. Australia requiere un marco para gobernar la investigación y el desarrollo de geoingeniería antes del despliegue de dichas tecnologías.
Sin duda que se deben explorar las opciones de geoingeniería para proteger la Gran Barrera de Coral (GBR) de las condiciones de calentamiento extremo, pero ello sería extremadamente irresponsable sin la construcción de una gobernanza sólida, que no basara su sustentabilidad sobre un proceso de participación ciudadana y una consulta pública adecuada, que le entregara razones y la autentificara desde el principio, estableciendo retroalimentación con la ciudadanía. Actualmente, no obstante, el gobierno australiano está actualmente financiando pruebas de viabilidad de tres propuestas de geoingeniería para la GBR.
Cada una de ellas, involucra la manipulación de las condiciones del océano, o la atmósfera para mediante distintas técnicas de geoingeniería, bajar las temperaturas del agua y de esa manera, reducir la amenaza de eventos masivos de blanqueo de coral. Las estrategias innovadoras para proteger la GBR y las pruebas de campo son esenciales, pero las leyes actuales no garantizan una gobernabilidad sólida para las pruebas de campo de estas tecnologías. Tampoco proporcionan la base para una política nacional más coherente sobre las tecnologías de intervención climática en general.
Los marcos de gobernanza responsable, que incluyen una evaluación detallada del riesgo, disponibilidad de información científica al alcance de la ciudadanía y una consulta pública temprana, en ése país como en el resto del planeta, son necesarios para que los proyectos de investigación-acción en geoingeniería se construyan sobre la legitimidad y promuevan el progreso científico, más allá del mercado y de los estados.
Nota sobre salud mental, derechos humanos y cambio climático.
Como hemos señalado, aunque ello no está en la agenda inmediata de la salud pública, existe una relación directa y cada vez más comprobable entre los fenómenos de cambio climático y el bienestar de la gente. También a través de demandas en distintos países de Europa y los Estados Unidos, se está llevando a los Estados a las cortes de justicia por no otorgar a estas relaciones toda la importancia que merecen.
Como señala un estudio de la OMS del 2004, los trastornos mentales están inextricablemente vinculados a cuestiones de derechos humanos. El estigma, la discriminación y las violaciones de derechos humanos que sufren las personas y familias afectadas por trastornos mentales son intensos y profundos. Al menos en parte, estos fenómenos son consecuencia de una percepción general de que no existen modalidades preventivas o de tratamiento eficaces contra estos trastornos.
La prevención puede hacer mucho para alterar estas percepciones y, por lo tanto, cambiar la forma en que los trastornos mentales son vistos por la sociedad. Las cuestiones de derechos humanos van más allá de las violaciones específicas que las personas pueden haber sufrido, abarcando las dimensiones de bienestar que se ven afectadas por las disrupciones climáticas y la polución.
Sin embargo, los trastornos mentales no se consideran sino en menor medida como parte constituyente de los problemas de salud que afectan a la población. Así ocurre con el estrés creciente que sufrimos los ciudadanos en el cuotidiano. De hecho, las limitaciones a los derechos humanos básicos de los individuos y comunidades vulnerables, pueden actuar como poderosos determinantes de los trastornos mentales.
Por lo tanto, no es sorprendente que muchas de las medidas preventivas estén en armonía con los principios de equidad social, igualdad de oportunidades y atención a los grupos más vulnerables de la sociedad. Ejemplos de estas intervenciones incluyen mejorar la nutrición, garantizar la educación primaria y el acceso al mercado laboral, eliminando la discriminación por motivos de raza y género y garantizando seguridad. Muchas de estas intervenciones, vale la pena implementarlas por su propio mérito, incluso si la evidencia de su efectividad para prevenir trastornos mentales específicos a veces es débil.
Sin embargo, la búsqueda de evidencia científica adicional sobre la efectividad y la rentabilidad no debería constituir una excusa para la no implementación de los servicios sociales y las políticas de salud que se necesitan con urgencia. De hecho, es necesario encontrar métodos innovadores para evaluar la evidencia mientras se diseñan e implementan estos programas. Estos métodos deben incluir técnicas cualitativas derivadas de las ciencias sociales, antropológicas y otras ciencias humanísticas, así como del análisis de las partes interesadas para capturar la complejidad y diversidad de los resultados.
Particularmente, cuando enfrentamos la realización del evento de la COP25.
