Nadie sabe muy bien porqué hay peces en la tierra y no sólo en el mar. Algunos llaman a los terrestres, los peces olvidados. Aquellos que viven en ríos, lagos, riachuelos y humedales. Se supone que al principio de los tiempos salieron algunos peces del océano, llamados Sarcopterigios, para dar origen a los distintos animales vertebrados que ahora pueblan la tierra. Estos peces primitivos tenían aletas con un tronco óseo en la base. Más tarde en el proceso evolutivo algunos volvieron al mar, adaptándose a él como nuevas especies, esta vez con cuatro extremidades. Los llamamos mamíferos marinos. De las aletas a las manos: el innegable vínculo evolutivo entre los vertebrados y los peces. Un antiguo fósil de pez Elpistostege, encontrado en Canadá, ha revelado nueva información sobre cómo la mano humana evolucionó a partir de las aletas de los peces. También el análisis genómico confirma que el pez pulmonado de Queensland (Neoceratodus forsteri) es el pariente acuático más cercano al ser humano. Esa transición mar a tierra y aleta a mano se produjo en algún momento entre el período Devónico Medio y el Tardío (hace 400-360 millones de años), y representa el inicio de un importante cambio medioambiental. Muchas estructuras importantes de los seres humanos actuales se remontan a nuestros antepasados peces, como los dientes, las mandíbulas, el oído medio. El hombre sin duda desciende lejanamente del pez, al igual que nuestros parientes monos y todos los vertebrados.
Como sabemos, la vida siempre irrumpe en cualquier lugar donde existan condiciones para prosperar y los peces aprovecharon esa tremenda oportunidad que ese tiempo abría la tierra. Los peces originarios florecieron en los mares antiguos que ya no eran ácidos ni calientes, en una extraña e inmensa variedad. El más primigenio que se conoce es el pez Myllokunmingia, descubierto en China, con una antigüedad de 525 millones de años. Una vez en tierra después de muchos milenios, los peces fueron las primeras presas animales que sirvieron de alimento a las distintas especies de hombres que poblaron más tarde que ellos, la tierra. Ahora sabemos que inicialmente fuimos 15 especies, la mayor parte extinguidas y que durante esos milenios también se comía pescado.
En la antigua cultura Judeo Cristiana el símbolo secreto del pez recibía el nombre latino de ichtus o griego ichthys, cuyo acrónimo en griego significa Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador. El pez, símbolo del cíclico nacer, morir y resucitar. En la antigüedad para que los cristianos se reconocieran como tal, a escondidas de la brutal represión de los romanos, uno de ellos dibujaba un arco en la arena. Si la otra persona completaba la figura del pez con el otro arco, significaba que ambos eran cristianos. En Arabia, este símbolo del pez era conocido por el nombre árabe Bulti. Estos simbolizaron desde tiempos ancestrales el renacimiento, la vida y la fertilidad y se relacionó con la habilidad para dominar el caos.
En la tierra actualmente hay 18.075 especies de peces, lo que representa más de la mitad de todos los peces del mundo y una cuarta parte de todas las especies animales existentes. Es una inmensa forma de vida biodiversa, que ha ocupado cada rincón de los mares. El gran naturalista Lineo en su época solo contó 4.236 especies en su mundo, que era aún muy pequeño.
En Chile debido a su particular geomorfología, con barreras geográficas conformadas por la Cordillera de Los Andes, el Océano Pacífico y el Desierto de Atacama, la evolución generó una biodiversidad de peces continentales única, pequeña y poco diversa, con peces de pequeños tamaños corporales, con caracteres primitivos, alto endemismo, fauna obligada a adaptarse trabajosamente a ríos de alta pendiente y muy fluctuantes caudales. Algunas de sus especies están relacionadas a peces tropicales, otros, como los karachi del altiplano (Orestias spp), estarían emparentados con peces de centro América, mientras que otras especies tienen sus parientes más cercanos en Australia-Nueva Zelandia. En el caso de los pejerreyes, están más cercanamente emparentados con los briosos pejerreyes marinos de Norteamérica. Estos orígenes diversos muestran la alocada evolución del país a lo largo de milenos. A la llegada de los españoles estas especies eran muy abundantes y estaban en un apogeo evolutivo. Era el chaihua, como les llamaban los Mapuche a los peces, muy parecido a chalwa en Quechua. En esos tiempos la red nacional de ríos, lagos, lagunas, riachuelos y humedales estaban muy colmados de agua, eran muy interconectados y muchos de ellos se desplazaban fácilmente desde el mar a cordillera. Las aguas eran muy oxigenadas y ricas en otros seres que alimentaban a los peces. Los pueblos indígenas residentes en las costas pescaban pocos peces de la tierra. Preferían la pesca marítima, más diversa, suculenta y más abundante. La pesca comenzó con la llegada de los españoles gallegos arribados con los colonizadores, que trajeron las primeras artes de pesca y las adaptaron a los mares, ríos y lagos chilenos. Así aparecieron los Volantillos o Nasas, los Miños, Trasmallos, Palangrillos y otras formas de pesca de diversos tipos. Más tarde, algunas de estas serían adoptadas residualmente por los Mapuche, como por ejemplo las nasas, especies de canastillos que hacían de distintas fibras vegetales y que calados en ríos y riachuelos atrapaban multitud de peces.
Pero: ¿Quiénes son los peces olvidados de Chile?
En las aguas continentales de Chile, la ciencia actual señala que existen 44 especies de peces nativos, de los cuales el 82% son endémicos, es decir, se crearon evolutivamente acá. Un 86% de ellos está severamente amenazados, a punto de extinguirse. Existen 6 especies de bagres, 5 de pejerreyes, la peladilla o farionella, la perca trucha, la anguila blanca, los altiplánicos karachis, 3 cauques, pochas, puyes, la carmelita de Concepción, entre otros. En general peces pequeños, hermosos, diseminados por este largo y angosto país, olvidados según Irma Vila, la gran maestra de la limnología chilena que dice: casi nadie de los chilenos los conoce.
Este grupo de peces presenta importantes problemas de conservación, estando sólo dos especies clasificadas como fuera de peligro de extinción. Entre las principales amenazas se encuentran la construcción de embalses para centrales hidroeléctricas, la extracción de agua para riego, el vertido de residuos líquidos industriales y aguas servidas, la extracción de áridos, la canalización o semicanalización de los cauces, sustitución de bosque nativo por plantaciones forestales y contaminación difusa por pesticidas. Estas amenazas han cambiado el hábitat de los peces causando la disminución local de sus poblaciones, permitiendo a su vez una alta colonización de especies exóticas. En cuanto a las amenazas biológicas, la de mayor impacto es el efecto de especies de peces introducidas (22 en el país), para las que en la mayoría de los casos se conoce su real efecto sobre los peces nativos, pero sin acciones públicas de control efectivas. Una mención especial tiene la invasión masiva de salmones, voraces depredadores de todos los peces continentales chilenos, cuyos efectos en los ecosistemas límnicos es ya muy conocido. Soto et al. (2003) reportan la total ausencia de peces nativos en ríos desde los 41°S hasta Tierra del Fuego. La presencia y dominancia de salmonídeos en esta área geográfica sugiere un letal desplazamiento y exterminio de los peces nativos por parte de los introducidos. La introducción de la rana africana Xenopus laevis, una especie exótica altamente invasora, ha impactado notoriamente a poblaciones de pejerreyes.
Pero sin duda, la amenaza más reciente es el Cambio Climático y la sequía aparejada con él. Este letal fenómeno está desecando los principales cursos de agua reduciendo y fragmentando aceleradamente la frágil red hídrica chilena. Ello ha llevado a la extinción local de muchas especies de peces chilenos y la tendencia actual es que ésta continúe. Ese curso pareciera inevitable, la extinción de puyes, carmelitas, bagres, pejerreyes, entre otras. ¿Cuánto más durarán? Actualmente la abundancia de todas estas especies en ríos, lagos, riachuelos y humedales es muy baja, lo que refleja un gran daño. Pero a pesar de esto, aún el país no completa las normas legales de calidad de aguas de ríos y grandes lagos los que muestran un deterioro significativo.
El salmón desde que comenzaron sus escapes hacia los ríos ha depredado infinidad de cursos de agua y especies, pues las nuevas variedades genéticas de salmones han sido seleccionadas, al igual que los pollos broiler, por su eficiencia en la conversión de alimento artificial a kilos de carne de salmón. Cuando estos se arrancan de las jaulas salmoneras, y ya no tienen quien los alimente con pellet de alimento artificial, sacian su hambre comiéndose a todo ser viviente presente en los lagos, ríos y estuarios. A su vez, la desecación y construcción sobre humedales, contribuye sin duda a su pronta extinción. ¿Cuánto valen cientos de millones de años evolutivos de nuestros peces de la tierra frente a la expansión inmobiliaria? Algunos científicos, anuncian que estos peces desaparecerán en los próximos 50 años en la medida que el país se siga secando y no existan políticas de conservación vigorosas. El pejerrey de río maulino glorificado en la “Epopeya de las comidas y bebidas de Chile” del genial Pablo de Rokha no será más que una leyenda. El Estado y la sociedad chilena tienen la palabra.
