Periodista.
Más allá del Ministro Giorgio Jackson, los hechos indican que el objetivo de la derecha o de gran parte de ella es el propio Presidente de la República. De ahí que la estrategia que siguen es de debilitar al máximo al gobierno, en todos los frentes, centrándose por ahora en el Ministro de Desarrollo Social para seguir después con el de la Vivienda, y así sucesivamente hasta dejar al gobierno sin posibilidad de respiro.
Por eso es que la propuesta de Pacto Fiscal dada a conocer por el Presidente y defendida por el Ministro de Hacienda como un primer paso para descomprimir el ambiente político, provocó la negativa inmediata de la ultraderecha personificada en la UDI y los Republicanos. Pero, ponerse al lado de quienes aparecen, por ejemplo, negándoles la sal y el agua a los adultos mayores, es un costo difícil de asumir para la derecha, se demoraron en alinearse finalmente con quienes están dirigiendo ese sector. Y finalmente lo hicieron
El diputado Cristián Labbé (UDI), fue brutal en exteriorizar la negativa de la UDI: “mientras el Presidente no haga un cambio de gabinete y no le diga a todo Chile que Jackson hoy día no es garante de seguir como ministro”, van a seguir -desde el partido- con la misma disposición de no conversar con el Ejecutivo tal como ocurre hoy día con la reforma de pensiones.
Además advirtió que estarán atentos por si esta iniciativa que el Ejecutivo planea ingresar a la Cámara de Diputadas y Diputados es similar a la anterior porque podría incurrir en una ilegalidad y dado que “saltarse la institucionalidad también es una forma de corrupción“.
RN y Evopoli se suman a la ultraderecha
Al pasar de los días, tanto RN como Evopoli fueron subsumidas por la ultraderecha en los argumentos para restarse a conversar con el gobierno. Francisco Chahuán, presidente de RN señaló: «siguen siendo además una propuesta de pacto que requieren al menos dos para construirlo y más bien ha sido una propuesta unilateral que intenta zafar, a través de una cortina de humo respecto de una situación crítica en la que está el Gobierno…”
A su vez, la presidenta de Evopoli, Gloria Hutt, se alineó con la ultraderecha señalando: respecto a la «lista de intención de gasto y recaudación que llama pacto fiscal», «no tiene muchas precisiones». Y si bien dijo que comparten los «objetivos» para resolver las necesidades de la gente, apuntó que «cuando es tercera vez que se anuncia y no vemos acción, bajadas concretas queda en evidencia la dificultad de gestión que el Gobierno tiene para resolver estas necesidades de las personas».
Es decir, como apuntó el experto en marketing y publicidad, académico de la UDP Cristian Leporati, “a la oposición no la convence nada, solo la persuade el bloqueo a cualquier iniciativa que surja de La Moneda, creyendo que con esa estrategia política llegarán a la presidencia el 11 de marzo de 2026 y pueden estar equivocados”. Interesante reflexión para sus pares.
“Quienes se restan de dialogar, quienes ponen como condición para hacer un esfuerzo en pensiones que les saquen un ministro que no les parece, se están restando de ese pacto, están boicoteando ese pacto”, respondió Carolina Tohá.
La secretaria de Estado, dijo que la UDI “no puede impedir que los demás sigamos en ese esfuerzo, no puede descalificar ese esfuerzo y considerarlo poco auténtico, porque ese esfuerzo ha significado reuniones, avances y propuestas de muchos sectores; no de la UDI, porque la UDI no se sentó a conversar, pero todos los que se sentaron a conversar, hoy día tienen recogidas parte de sus propuestas”.
“Es bien lamentable que en lugar de hacer un esfuerzo por contribuir a hacer un entendimiento, lo que se haga es ponerse al otro lado de la vereda a boicotearlo”.
Y un último dato. Lo que estaba faltando para seguir enrareciendo el clima político es que apareciera el octogenario dirigente de Renovación Nacional, Carlos Larraín lanzando una de sus habituales frases que por lo general llaman a risa y se le perdonan por su edad. Esta vez ni siquiera sacó una sonrisa benevolente. “Esta gente está preparando un golpe de Estado” dijo durante el lanzamiento de la lista de ultraderecha que está compitiendo por lograr la dirección de Renovación Nacional. Y este señor va nada menos que de candidato a vicepresidente en dicha lista donde el ultrismo de derecha se ha enseñoreado.
Esta vez, sin embargo, Larraín sólo agitó la rabia y el dolor de miles de víctimas, porque –y él lo sabe- lo dice justo cuando faltan días para conmemorar 50 años de una de las dictaduras más feroces del continente.
Obviamente “esta gente” es el gobierno. Y obviamente también, se aprovechó del panorama más que complejo por el que atraviesa el Ejecutivo con el lío de las fundaciones, lío que aún no logra controlar y que se ha mantenido como una nube negra que aún no se disipa.
Estrategia en curso
La estrategia usada hasta ahora por la derecha es mantener en alto la bandera de la renuncia del Ministro Giorgio Jackson. Lo han pedido en todos los tonos. Y han activado a sus socios de las grandes empresas para que se sumen a la estrategia.
Lo que parece lamentable para el gobierno es que algunos representantes, muy minoritarios, del socialismo democrático, se hayan sumado a ella. Allí están dos parlamentarios del Partido Socialista como Fidel Espinoza y Juan Luis Castro y uno del PPD, como el diputado Soto. Este último se sumó al proyecto de resolución que contó con 68 votos a favor, 52 en contra y 5 abstenciones que solicita al Presidente Boric que considerara la renuncia de Jackson “por su deficiente gestión al frente del Ministerio de Desarrollo Social y Familia, especialmente en lo referente al Servicio Nacional de Protección Especializada de la Niñez y la Adolescencia, que ha resultado en la grave vulneración de los derechos de los niños y adolescentes”.
La presión por el cambio de gabinete suma y sigue. No sólo lo explicitó el recién asumido presidente de la Cámara d Diputados, el DC Ricardo Cifuentes, quien entre que sí y que no, igual bregó por el cambio, sumándose a lo que poco antes habían dicho los grandes empresarios por boca del presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Ricardo Mewes.
“Aquí tenemos un Presidente que tiene que tomar esto con la mayor firmeza. Nos guste o no, esto le está pasando en su gobierno y él tiene que liderar todas las conversaciones con todo el mundo político. Muchas veces habrá que hacer los sacrificios que correspondan, pero claramente él es el que tiene que liderar el país, porque de lo contrario, vamos a seguir en un tira y afloje político que no nos ayuda (…). Creo que más vale ponerse colorado una vez que rosado cien veces y creo que las decisiones hay que tomarlas, para eso nos gobiernan”.
La respuesta del gobierno no tardó y fue tajante: “No recuerdo a un dirigente empresarial que se pronuncie respecto de la decisión de mantener o no a un ministro en el gabinete”, señaló el ministro de Hacienda, Mario Marcel. La respuesta de la ministra del Interior, Carolina Tohá, fue aún más dura: “Cuando las personas empiezan a buscar pautearlo (al Presidente Boric) por la prensa, no contribuyen en lo más mínimo a generar las condiciones para que esas decisiones se tomen de manera prudente, tranquila, por parte del Presidente”, agregando que “hay que saber cuándo uno tiene que quedarse en silencio”.
Lo que queda meridianamente claro es que quienes más ganan con la permanencia del Ministro Jackson al frente del ministerio de Desarrollo Social es la derecha de todos los colores. Por eso es que vociferan en todos los medios de comunicación pidiendo la salida del Secretario de Estado. Porque es más viejo que el hilo negro en política el hecho que mientras se presione públicamente a un Presidente para lograr algún cambio, menos se logra ese objetivo. Y ellos lo saben.
No es entonces solo la UDI la de las presiones. Aunque el gremialismo se ha quedado solo en su chantaje de no asistir a diálogo alguno por la reforma o por acordar un pacto fiscal con el gobierno, la aparición de personajes como Larraín, que admira a los republicanos, será otra piedra en el zapato para el futuro del oficialismo.
De llegar a triunfar su lista de ultraderecha, la alianza con los republicanos será un hecho. Primero, Larraín reconoce “con mucha humildad que el Partido Republicano tuvo un éxito electoral estupendo”. Y a renglón seguido alaba las posturas de ese sector en el Consejo Constitucional. “Yo tengo la mayor confianza por lo que he leído de las indicaciones que se han publicado. Todas apuntan a aumentar la esfera de libertad individual. Me parece que los énfasis que los republicanos ponen, por ejemplo, en la libertad de enseñanza, es absolutamente indispensable. Estoy muy confiado en el trabajo de los consejeros y creo que de ahí puede salir una cosa que nos sirva, para reconfirmar las cosas centrales a las cuales Chile ha estado acostumbrado desde hace muchos, muchos años…”
