Periodista.
Un festín, sin “cheese and wine” –como eran las del lobista Zalaquett- es lo que está saboreando la derecha a raíz del malhadado error cometido por algunos ministros, además de parlamentarios y dirigentes políticos de uno y otro lado, que asistieron a encuentros y talleres con empresarios de distintos tonos, organizados por el ex alcalde UDI Pablo Zalaquett.
El lobista -exalcalde de Santiago y La Florida- ejerce como tal desde que fue procesado por financiamiento ilegal de la política. En su investigación sobre dinero y política, entre otros involucrados la fiscalía descubrió que se utilizaron boletas ideológicamente falsas para financiar su campaña senatorial de 2013, cuando quedó en uno de los últimos lugares. Como en otros pocos casos, no fue condenado porque llegó a un acuerdo con el Ministerio Público y su causa fue suspendida luego del pago de $40 millones.
Todo indica que el ruido inicial levantado por la denuncia de un conocido medio de comunicación, lejos de aminorarse ha ido elevando sus decibeles a medida que se conocen nuevos antecedentes entregados gota a gota por los propios protagonistas.
Y todo este problema surge cuando en el país se instala una imagen de violencia pocas veces vista en Chile: demasiados crímenes en una semana justo cuando también se instala una duda respecto al futuro del Director General de Carabineros, Ricardo Yáñez, a quien la Fiscalía pide formalizar por su responsabilidad institucional en el estallido social.
Los lamentos del oficialismo
Lentamente han ido apareciendo datos sobre la participación de ministros y políticos en charlas y reuniones que no deberían llamar la atención, porque son de común ocurrencia, salvo por el lugar, el anfitrión y no haber registrado tales encuentros como señala la ley de lobby. No todos. Porque que un ministro o un parlamentario exponga puntos de su quehacer en una charla a líderes de opinión, o en este caso a empresarios, no ameritaría ser registrada como mandata la ley. Es lo que se espera de la política y de cualquier gobierno. Cosa muy distinta es que un ministro de determinado sector acuda a una cena y converse con dirigentes gremiales con intereses en ese sector.
Lo que muchos se lamentan en el oficialismo es que el tema, que pudo haberse cortado de raíz si se hubiera reconocido el error desde un principio, se ha apoderado de la agenda y, ¡cómo si no! la prensa mayoritariamente en manos de la oposición ha amplificado una seguidilla de declaraciones posteriores, reconociendo a cuentagotas dichos encuentros, y algo más. Como por ejemplo, que dos connotados dirigentes del oficialismo no sólo asistieron a dichas charlas, sino además se afirma que hubo pagos de por medio,
También se lamentan que este tema, que lleva ya demasiados días en cartelera, ha opacado totalmente los ingentes esfuerzos que está haciendo el gobierno por aprobar la reforma previsional y poder denunciar la negativa intransigente de las derechas a hacerlo.
La misma suerte silenciosa ha corrido el lento proceso, que está terminando exitosamente, de acercamiento del oficialismo con la Democracia Cristiana. De hecho, el diputado y presidente de la DC, Alberto Undurraga, abordó la propuesta de su colectividad sobre la reforma previsional que busca dividir el 6% de cotización adicional, dejándolo en un 3% para las cuentas individuales y un 3% a solidaridad. Una idea que ha sido recibida positivamente por el gobierno, Pero, para variar, también recibió un no rotundo de las derechas. El diputado de la UDI, Guillermo Ramírez, señaló que como oposición estaban por llegar a acuerdos pero nunca van a “votar a favor de crear un sistema de reparto”. El punto es que el acuerdo que quieren es uno que favorezca a las AFPs, aunque estas se mantengan con otro nombre. Schalper, de Renovación Nacional, ha sido drástico en afirmar que el 6 por ciento completo debe ir a las cuentas individuales, negando la posibilidad de construir un sistema social solidario.
Líos en la derecha y en la izquierda
Para qué hablar de los líos internos de la derecha. Solo un ejemplo: en Puente Alto ya están asomando los sables por quién llevará las banderas de Chile Vamos en la postulación a la alcaldía. Compiten un sobrino del senador Manuel José Ossandón y una ex ministra de Piñera. Manuel José Ossandón acusó a Germán Codina, alcalde de Puente Alto, y la exministra Karla Rubilar, quien buscará llegar al sillón edilicio de esa comuna bajo el alero de Renovación Nacional. El senador denunció movimientos irregulares que perjudicarían la candidatura de su sobrino, el concejal Felipe Ossandón.
“Acá no ha existido fair play y al partido le planteé que se deben tener reglas claras y transparentes o no me pidan a mí que respete la institucionalidad”. “Por ejemplo, la candidata (Karla Rubilar) es pagada por el municipio y llegó con cinco personas que fueron contratadas. Además, una de esas personas fue nombrada jefe del Departamento Comunitario, con el tremendo sueldo, para dirigir la campaña… ¿Cómo es eso?”. Y sentenció: “Felipe Ossandón (su sobrino) juntará firmas conmigo si acá el partido no hace que se cumplan las mínimas condiciones éticas y de transparencia. Estas irregularidades las encuentro super graves”.
Y en el socialismo no se quedan atrás, con el lío en que está envuelto el senador Fidel Espinoza, acusado por el ex ministro Giorgio Jackson de injurias, calumnias y difamación. Es que el parlamentario socialista tildó al fundador de RN como el «líder de una banda», luego del robo de computadores en el ministerio de Desarrollo Social sin entregar ninguna prueba.
Entre medio de todo esto, y cuando la derecha aún se está lamiendo la herida profunda que le provocó su pérdida categórica en el pasado plebiscito, -como lo reconoció el ex Presidente Piñera que lentamente también se está instalando en la agenda-, el error de los encuentros de Zalaquett vuelve a enredar el panorama político supuestamente favorable en ese momento para el gobierno y sus coaliciones.
Es que hasta la Contraloría entró a tallar ahora en el problema. Uno de los oficios remitidos a la Contraloría fue presentado por un grupo de diputados de Renovación Nacional, a fin de que evalúe un procedimiento sancionatorio por incumplimiento a la Ley de Lobby, que rige en Chile desde 2014. El órgano fiscalizador deberá evaluar si las reuniones encajan o no dentro de la legislación.
Por lo pronto, la Contraloría ha pedido informes, con un plazo de entrega en 10 días, a seis ministerios del Gabinete del presidente—Interior, Agricultura, Trabajo, Medio Ambiente, Economía y Relaciones Exteriores—. Al pronunciamiento de la Contraloría se agrega el de la comisión de ética de la Cámara de Diputados. Se espera la definición del Senado respecto de los parlamentarios que fueron donde Zalaquett.
Y para no ser menos, el Partido Republicano se pasó cinco continentes pidiendo ahora una Comisión investigadora para lo que ha denominado “reuniones clandestinas” de seis ministros de Estado. Y calla ladinamente que esas reuniones “clandestinas” fueron con un lobista de derecha y con parlamentarios de ese mismo sector.
Lo más sorprendente de todo es que dos dirigentes del PPD fueron sorprendidos participando en los encuentros, además de dar charlas sobre la coyuntura a los empresarios participantes. Y al parecer, siendo remunerados por ello. Se afirma que el ex diputado Jorge Insunza y Natalia Piergentili habrían sido el contacto de Zalaquett con el socialismo democrático.
