Periodista.
Cuando falta prácticamente un mes para que la ciudadanía se pronuncie en un nuevo plebiscito para tener una Constitución –que por lo que se sabe hasta ahora, no será “una que nos una” como repetía como un mantra la derecha, incluyendo Amarillos y Demócratas- el escenario político comenzó a crisparse de mala manera, en particular en la derecha. Está en pleno despliegue y no exenta de dificultades, la campaña comunicacional y territorial de ambos comandos. De hecho, la cuenta de Instagram del “En contra” fue derribada por centenares de denuncias de bots de la campaña del A Favor.
Hay verdadera desesperación en la derecha no solo por sus divisiones internas. También porque todos los días aparecen antiguos socios y amigos explicitando su decisión de votar por el “En Contra”, el último de ellos Cristóbal Bellolio, académico de la Universidad Adolfo Ibáñez; porque las funas de sus barras bravas, muy utilizadas en el anterior proceso para atacar a quienes estaban por aprobar, hoy se volvieron en su contra, y finalmente, porque incluso los otrora disciplinados militantes republicanos incluso están criticando fuertemente a quien fue hasta ahora su líder indiscutido: José Antonio Kast
La virulencia ya está presente y eso presagia tiempos de tormenta en los días que quedan, cuando recién está comenzando la campaña, que esta vez encuentra al oficialismo trabajando unido, incluyendo a la Democracia Cristiana.
Contener el desangramiento
Ocurre que finalizados los exitosos juegos Panamericanos, dejando al país envuelto en una nube de elogios por su organización, en cosa de minutos aparecieron ataques y odiosidades contra el gobierno. Se ha intentado por todos los medios que el Ejecutivo se involucre en el proceso constitucional. Es lo que la derecha necesita para unificar su gente y contener el desangre. Ahí tendrían un adversario claro contra el que disparar y no desgastarse explicándole a su gente por qué deberían votar por el A Favor.
Las infaltables amenazas de acusaciónes constitucionales también florecieron. Y ahí están el Ministro de la Vivienda, Carlos Montes; la ministra del Interior, Carolina Tohá, y si no fuera porque no es ministro, también sumarían al jefe de asesores, Miguel Crispi. Ninguna de ellas va a llegar a puerto, lo saben, pero sirven para atacar al gobierno y de paso, levantar a su hasta ahora alicaída opción por el A Favor.
El diputado democratacristiano Eric Aedo reaccionó frente al escenario que se abrió con el inicio de la campaña. “Creo que la derecha comete un error al actuar con esta virulencia en una campaña”. Y llamó “a la gente sensata de la derecha, que por cierto la hay, a que ayuden a bajar este nivel de crispación y de confrontación”.
El senador socialista José Miguel Insulza lamentó por su parte que Amarillos y Demócratas consideren que el texto aprobado por el Consejo Constitucional sea “el mejor del mundo”. Dijo que es una pena porque “es prácticamente la desaparición del centro político”. Añadió que Amarillos y Demócratas, “optan por uno de los dos caminos para sobrevivir: la extrema izquierda o la extrema derecha”. A su entender, optaron por “la Constitución del candidato de la extrema derecha por el cual votaron en las últimas elecciones presidenciales”.
Gran problema
A propósito del Caso Convenios, que hace ya demasiado tiempo le pena al gobierno, Contraloría presentó hace unos días un informe en el que reveló que existen comportamientos similares a los de Democracia Viva, en el norte, en 15 fundaciones más. Fue otro motivo de críticas y acusaciones contra el ministro Montes. La presidenta de su partido, Paulina Vodanovic, salió al frente para aclarar la posición de la colectividad frente a la amenaza de acusación constitucional hecha por el Partido Republicano. “El ministro Montes cuenta con nuestro apoyo… Él es una persona de reconocida trayectoria pública (…) Creo que Montes es una persona que se defiende solo, su trayectoria habla por él”.
“El ministro, tal como lo demostró en su momento, tomó las medidas adecuadas en cuanto tuvo conocimiento de los hechos”.
Los matinales y noticieros de televisión –aparte de publicitar una y otra vez sus realitys- han llenado las pantallas con encerronas, secuestros, crímenes, robos, portonazos, problemas en el gobierno, que tienen a la población al borde del terror. Por cierto, nada se dice de los problemas de plata donde están involucrados alcaldes y concejales de la derecha. Nadie sabe, por ejemplo, en qué está el robo millonario de la municipalidad de Vitacura. Y no se va a saber. No está en la agenda que definen los propietarios de esos medios.
Y, en este país donde la sospecha se ha convertido en canción, ciertamente que la ola criminal – que efectivamente existe- ha llamado a sospecha a algunos ciudadanos, según se puede comprobar en las redes sociales. El punto es saber si es que hay una gran diferencia en este oleaje delincuencial en comparación con los meses anteriores.
Es más. Las derechas –incluidos Demócratas- están llegando al paroxismo de interpelar al gobierno para llamar al Consejo de Seguridad Nacional (CONSUSENA), porque según ellos, el país completo está amenazado por el crimen organizado y el narcotráfico. Entonces, ¿el gobierno tendría que imitar a Bukele?
El senador Matías Walker, uno de los aliados que se sumó recientemente a la derecha, señaló que “ante esta ola de secuestros que está sufriendo el país es fundamental que el presidente de la República convoque al Consejo de Seguridad Nacional, órgano asesor del presidente de la República precisamente en estas materias”. Lo mismo dijeron los diputados de la UDI, Henry Leal y Cristian Moreira. Pero adornaron con miedo su llamado: “Si seguimos en esta misma línea, vamos a terminar llegando a un punto de no retorno en nuestro país”.
La respuesta llegó de inmediato. El Subsecretario del Interior, Manuel Monsalve contestó que las leyes vigentes y equipos policiales en el país son suficientes para hacer frente a la situación. “Chile tiene legislación, tiene equipos especializados y también tiene resultados, porque en los tres secuestros que hemos visto durante esta semana se han recuperado las víctimas con vida, hay detenidos y hay investigaciones en curso (…) Chile tiene legislación dura en materia de secuestro”, argumentó la autoridad.
Monsalve agregó que desde la PDI y Carabineros de Chile se está realizando un trabajo conjunto para combatir el crimen organizado. “Hoy día estuvimos en el Centro de Justicia con el fiscal nacional, con la PDI y Carabineros de Chile iniciando una nueva forma de trabajo que implica más de 200 profesionales que se incorporan a la Fiscalía, en equipos de investigación contra el crimen organizado, particularmente en materia de homicidios, pero también de secuestros”, aseguró.
El país más seguro
El Fiscal Nacional Ángel Valencia que no es precisamente oficialista, trató de poner las cosas en su lugar. Porque de otra manera, su institución queda muy a mal traer con esta “ola” criminal. Frente a la conmoción pública que provocó el secuestro de un empresario en Rancagua, explicó lo que ocurre en Colombia en comparación con Chile. “El problema de la sociedad colombiana es el narcotráfico, secuestros, extorsiones y el sicariato, que se convirtieron en una industria altamente especializada y rentable”.
Y a renglón seguido afirmó que “Chile sigue siendo el país más seguro de la Región. Tiene una tasa de homicidios más baja que la de Uruguay. Muchas veces se cita el caso uruguayo como ejemplo de un lugar lleno de paz, de tranquilidad y poblado por héroes y santos. Si bien son la gente más simpática que conozco, sigue siendo Chile el país más seguro que Uruguay…”
Valencia dice que en Chile “siempre ha habido crimen organizado, lo que pasa es que lo que no habíamos enfrentado era el crimen organizado transnacional». Que el riesgo entonces está en que esto de los secuestros se convierta en una industria delictiva. «Lo que tenemos que hacer es fortalecer nuestras capacidades para investigarlos, fortalecer muestras, nuestros patrones delictuales y junto con ello además buscando asistencia y capacitación de quienes saben (….) Por eso, de inmediato contactos a la Fiscalía Nacional de Colombia, porque no queremos que nos ocurra lo que ellos sufrieron». Y terminó: “La Fiscalía, los medios, la sociedad civil, todos nos vamos a tener que lidiar con fenómenos como éste». No se refirió a cómo fue posible que todos estos delincuentes entraran al país.
