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La Lista del Pueblo y su In Memoriam

Crédito foto Patricio Muñoz Moreno

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Agosto fue un mes que probablemente quisieran olvidar quienes creyeron en el sueño de un país sin partidos políticos tradicionales, plurinacional y con igualdad de género que enarboló .-entre otras aspiraciones- la Lista del Pueblo.

Desde comienzos de ese malhadado mes, lento, pero sin pausa, comenzó a descomponerse el grupo que sorprendió a Chile y todo su establishment político al elegir como una mayoría indubitable de constituyentes a personas desconocidas para muchos. Lograron esa sorprendente mayoría de la mano de aquellas movilizaciones de octubre del 2019 que rechazaba los abusos y la injusticia. Ya lo decían en su declaración de principios, cuando decidieron postular a la Convención, con un objetivo claro, dicen: “crear una lista única independiente a nivel nacional, no solo para poder competir en igualdad de condiciones, sino para crear lazos y presionar al gobierno y al sistema político para que dejen de privilegiar a los partidos, que han decidido por el Pueblo y contra el Pueblo, y nosotres, los y las independientes escribamos la Constitución”.

Ese era el objetivo. Ese era el sueño. Para lograrlo, hoy poco y casi nada queda de esa fuerza joven en su mayoría, que, en julio, con pelos de colores, indumentaria mapuche, y un lenguaje que no se había escuchado antes en la política entre otras novedades, no sólo sorprendió, sino desconcertó a partidos y dirigentes

Duró poco el desconcierto. Porque en realidad el descontento en las filas de los 27 constituyentes que eligió la Lista del Pueblo comenzó inmediatamente después que se inaugurara la Convención. Primero fue la constituyente Elisa Giustinianovich. La siguió Rossana Vidal que renunció a la Lista del Pueblo por -dijo- la intransigencia de sus integrantes respecto a tender el diálogo con convencionales de otros sectores. “El lenguaje y la forma son muy duras”, aseveró la constituyente.

Y el desangramiento continuó con Camila Zárate (Distrito 7) y Helmuth Martínez (Distrito 23) quienes resolvieron no seguir siendo parte de la agrupación. Camila Zárate dijo que si bien “yo ya no participo en la lista y por lo tanto no me hago parte de las definiciones de la Lista del Pueblo. Esto no significa que yo niegue a la Lista del Pueblo”. En tanto Helmut Martínez, convencional de la Araucanía informó mediante un comunicado, que no seguiría siendo parte de la lista y  “que mi trabajo siempre ha sido y será directo con la gente, abocándome única y exclusivamente al trabajo que me fue encomendado”.

Así se fue escribiendo la historia, breve pero intensa, de la Lista del Pueblo. En opinión del analista Simón Rubiños, Investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) el “encanto por la Lista ha descendido, tanto por su discurso de beligerante policía de la pureza política, como también por prácticas y sucesos que la han puesto en contraposición de sus propios estándares”.

La desintegración

Faltaba el remezón final. Como dice la canción, todo se derrumbó cuando se inició una seguidilla de anuncios extraños que comenzaron con la presentación de Cristián Cuevas como el precandidato presidencial de la Lista del Pueblo el sábado 7 de agosto. Tres días después, ese respaldo no existía.  Y el conglomerado que no es partido, aún, se enfrascó en anuncios y denuncias sobre una campaña en su contra cuyo germen estaba en sus propias filas. Finalmente, anunciaron una especie de primaria con tres “precandidatos presidenciales oficiales”:  Soledad Mella, Diego Ancalao e Ingrid Conejeros. De Cuevas nunca más se supo. De Ancalao se supo demasiado.

Ocurrió que la candidatura presidencial de Diego Ancalao fue rechazada por el Servel a raíz de la adulteración de firmas ante el Servel, lo que provocó el terremoto que actualmente asola a la Lista del Pueblo. Fue una de aquellas situaciones impensadas, porque nunca nadie se imaginó que un personaje de historia dudosa se encargó de recolectar las firmas para patrocinar la candidatura en cuestión. Se descubrió que más de 23 mil firmas fueron presentadas con la firma del notario Patricio Zaldívar Mackenna, pero, la notaría dejó de funcionar en el año 2018 y dicho notario falleció en febrero de este año.

Lo ocurrido con Ancalao no fue lo único. Antes hubo denuncias por mal uso de fondos en las campañas. Y ahora se suma otro quiebre. Un grupo de 17 convencionales constituyentes anunciaron su distanciamiento definitivo con la Lista del Pueblo y comunicaron la conformación de un colectivo independiente de coordinación: “Pueblo Constituyente”. Así lograron contener la diáspora y a través del nuevo grupo “continuaremos impulsando las demandas sociales y populares de las comunidades y los territorios”.

Aseguraron que “la lista tuvo una enorme relevancia y cumplió su objetivo hasta el día de las elecciones de mayo de 2021, obteniendo un importante triunfo en la Convención Constitucional que recordamos con mucho cariño y agradecimiento”. “Sin embargo, desde que la lista decidió tomar el camino electoral en el espacio del poder constituido, ratificamos nuestro carácter de independientes y optamos por organizarnos de manera autónoma, distanciándonos de sus definiciones y acciones políticas”. La declaración fue firmada por 17 de los 27 convencionales electos por el bloque: Marco Arellano, Francisca Arauna, Francisco Caamaño, Ivanna Olivares, Lisette Vergara, Ingrid Villena, Dayana González, Camila Zárate, Natalia Henríquez, César Uribe, Elza Labraña, Manuel Woldarsky, Daniel Bravo, Loreto Vallejos, Fernando Salinas, Tania Madriaga y Rodrigo Rojas.

Este último fue el más devastado por la decisión. Tanto como quedó su amigo y compañero, líder de la Lista del Pueblo, Rafael Montecinos quien está pensando en dar un paso al costado.  Mediante un mensaje en sus redes sociales, el vocero y uno de los fundadores de La Lista del Pueblo, anunció su alejamiento de la colectividad:  “Hay momentos en la vida en que las decepciones de las personas te obligan a que tengas que tomar una pausa necesaria”. “Los que me conocen saben que hace meses ando con la misma camisa. Lo di todo para que 24 personas pudiesen escribir la Nueva Constitución de Chile. Fui expulsado de mi trabajo por pensar distinto. Recibí persecución política, detenciones y tortura por parte de carabineros. Gasté todos mis ahorros y mi finiquito”.

“Pronto tendré que dejar el lugar donde vivo, porque ya no hay dinero para seguir pagando por él. Todo esto para liderar, junto a un par de compañeros este proceso para que personas del pueblo, común y corrientes, pudiesen estar hoy donde están”. Y añadió que nunca espere recibir nada a cambio, ni lo espero ahora, pero de la gran mayoría de los convencionales no recibí ni un ‘gracias’ por la tarea realizada. Ni un llamado en estos momentos difíciles. Es más, ver cómo se van sin despedirse, duele. Lo diste todo por ellos, arriesgaste tu vida por ellos. El pago de Chile, dicen”. Y terminó señalando: “empiezo a dar un paso al costado, del proceso de la convención al menos. Porque hay momentos en la vida en que las decepciones de las personas te obligan a que tengas que tomar una pausa necesaria ¿Qué dejaron de lado por esta causa? Yo todo”.

Es lo que debe estar reflexionando Rodrigo Rojas Vade, quien se hizo popular en las protestas en la Plaza de la Dignidad. En su torso desnudo exhibía los catéteres de su tratamiento médico contra el cáncer: “No lucho contra el cáncer, lucho para pagar la quimio”, escribía en papeles que pegaba a su cuerpo.

En las elecciones del 15 y 16 de mayo fue uno de los integrantes de la Lista del Pueblo más votados a nivel nacional: obtuvo 19.312 votos (8,4%). Además de su rol como vicepresidente, es miembro de la comisión de Participación y Consulta Indígena en la Convención.

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