Periodista.
Poco más de 15 días lleva en el poder el gobierno de Gabriel Boric y no han sido tranquilos. Si bien la estrategia se ha centrado en intentar dejar en el imaginario colectivo que se trata de una administración distinta, pujante, franca y dispuesta a corregir errores, ejemplo que desde antes de asumir ha tratado de difundir el propio Mandatario, lo cierto es que si bien no han abundado, han quedado a la vista las dificultades nuevas y añejas que enfrenta el nuevo gobierno.
La última semana no fue precisamente fácil para el gobierno -¿qué gobierno no ha tenido ripios en su instalación?- pero finalizó con dos situaciones que tendrán consecuencias. Por una parte, un encuentro con todos los partidarios del gobierno en el Parlamento para limar asperezas y ponerse de acuerdo en el funcionamiento futuro entre ambos poderes, situación que al parecer se logró. Así lo señalaron la mayoría de los parlamentarios al final del encuentro. Y por otra, la semana terminó con un joven baleado por un carabinero de tránsito durante un confuso incidente en el centro de la capital, además de una alumna en riesgo vital al parecer golpeado por vendedores ambulantes del últimamente peligroso sector del barrio Meigs.
Se le suman los dimes y diretes con el ministro Jackson por la agenda legislativa por parte de senadores oficialistas, particularmente de los socialistas. Hubo molestia por la urgencia que el gobierno puso al proyecto de amnistía a los presos de la revuelta social. Se añaden el hecho que la Ministra del Interior y el Ministro de Hacienda se transformaron en blanco preferido de los críticos del gobierno donde se pudo ver más fuego amigo que misiles del adversario. Todo ello cruzado con el nerviosismo que les provoca a los miembros de la Cámara Alta la posibilidad de un cambio en sus reglas del juego parlamentario, y como es sabido, todo cambio produce temor. Y aquí el temor es que el Senado, tal como ha reinado durante años, desaparezca tal como está, de acuerdo a la propuesta de la Convención Constitucional que en pocos meses más deberá entregar su borrador de Constitución, la que posteriormente será plebiscitada.
Y si algo faltaba a la fallida gira de la Ministra del Interior a la macrozona sur, convertida en bocatto di cardinale para la derecha misógina, se le agregó también la siempre dificultosa nominación de embajadores, que levantó polvareda al interior de la Cancillería, en circunstancias que el Presidente Boric respetó escrupulosamente su compromiso con los funcionarios de carrera. Cuando siendo candidato a la presidencia del país se reunió con ellos, les dijo que en las nominaciones respetaría el 80 por ciento para los funcionarios de carrera y el 20 por ciento para personeros de su confianza política en países estratégicos. Por ejemplo, mucho se ha criticado en la derecha el nombramiento de Paula Narváez como embajadora en la ONU. Pero, omiten que ella ha sido alta funcionaria de ese organismo internacional y que por tanto, conoce los vericuetos de ese poder multilateral como pocos.
A las situaciones que intranquilizan al gobierno, se añade la reapertura del debate por el quinto retiro, donde dentro del propio oficialismo hay posturas dispares. Las banderas a favor la llevan la misma diputada de siempre, que no ha economizado en sus ataques al Presidente y su Ministro de Hacienda. Y se le sumó ahora un desconocido parlamentario sureño que más bien da la impresión de que busca alguna popularidad perdida en los ríos de Aysén que resolver el problema económico que enfrentan chilenos y chilenos. En todo caso, ambos parlamentarios quedaron notificados de que el Presidente Boric respalda con todo a sus Secretarios de Estado. De hecho, se reúne casi a diario con ambos.
¿Dos coaliciones enfrentadas?
Además de todo lo señalado, estaban cada vez más al descubierto las diferencias y los problemas de convivencia entre las dos coaliciones que sustentan al gobierno: Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático. Menudos inconvenientes, tomando en cuenta que la administración del Presidente no cuenta con mayorías parlamentarias para llevar a cabo sus reformas. Entonces, era el momento de ordenar las filas y lograr la unidad que por ahora se ha visto muy poco. De ahí que se organizó rápidamente el encuentro en Cerro Castillo con todos los parlamentarios afines al gobierno.
Y para que a nadie le quedara dudas en ese encuentro de más de cien personas, el Mandatario habló fuerte y claro: “Lo que sí se puede decir con mucha claridad, en mi rol de Presidente de la República, es que no hay partidos de primera o segunda categoría. Y acá todos los partidos van a ser tratados con el respeto y deferencia que merecen”.
Y añadió: “Tenemos dos coaliciones que están empezando a cuajar cada una, pero tenemos un solo gobierno. Y acá hay algo que les quiero pedir encarecidamente: no podemos pretender que la agenda ejecutiva o parlamentaria agote el debate político que tiene que tener nuestros diferentes espacios colectivos (…) Yo diría que hoy día somos dos coaliciones, si mañana vamos a ser una, que a mí personalmente me parece deseable que vayamos avanzando hacia allá, se va a dar en la medida en que logremos construir confianza y unidad estratégica”. E insistió en que “se requiere que compartamos una dirección estratégica. Nos hemos propuesto y le planteamos al pueblo de Chile encabezar el esfuerzo de superar el neoliberalismo, pero no podemos tener una definición que sea contrario a algo”.
Un alcalde díscolo
Un mensaje presidencial que llegó sin filtros a sus críticos internos. Entre ellos el principal: el alcalde Daniel Jadue.
Muchos se preguntan qué pretende el alcalde Jadue con sus críticas urbi et orbi al gobierno de Gabriel Boric. Desde que la ciudadanía le dio la espalda, justo cuando se sentía el candidato invencible en la izquierda dura y blanda, algunos analistas afirman que no ha podido reponerse. Otros lo interpretan como que aún respira por la herida al ser derrotado por un parlamentario joven, sensible, preparado y en permanente estudio del mundo y sus fenómenos. Y la gente votó por ese liderazgo. Hay también quienes creen que está empeñado en transformarse en el próximo Presidente del Partido Comunista y de quienes son los viudos de la ya fenecida Lista del Pueblo.
Pero ocurre que Jadue es militante comunista. Y si algo le alaban al PC tirios y troyanos, es justamente su disciplina partidaria. Y en este caso, la postura de Jadue confunde incluso a los propios. Porque nadie en esa colectividad -salvo la diputada Cariola- ha salido a explicar los dichos de su militante, tan en contraposición a su Presidente.
Jadue tiene un programa semanal en YouTube. El miércoles pasado endureció las críticas al Presidente Boric que en realidad estaba expresando desde antes del 11 de marzo. Esta vez sus misiles los apuntó a la agenda más sensible para La Moneda: El quinto retiro de fondos de AFP, el orden público en Plaza Baquedano, los presos del 18-O, la relación con el PS y la relación entre el PC y el ministro Mario Marcel.
“La política exige consistencia. Uno no puede pensar el 10 de marzo, durante el gobierno de Piñera, que hay presos políticos en Chile y el 12 de marzo, en el gobierno de Boric, pensar que desaparecieron los presos políticos. No puede pensar el 10 de marzo que los retiros eran buenos, cuando los parlamentarios hicieron campaña con el cuarto retiro, y el 12 de marzo pensar, en el gobierno de Gabriel Boric, que ahora los retiros son malos. Uno no puede pensar el 10 de marzo que había que terminar con las AFP, y el 12 de marzo que aparezca una subsecretaria del gobierno de Boric, diciendo que había que recuperar la legitimidad del sistema. La gente no entiende las volteretas y sería bueno que el gobierno le explicara a la gente”, dijo Jadue. Y luego, directo a la yugular del Ministro de Hacienda: “Todos sabíamos quién era Marcel. Fue el presidente del Banco Central puesto por Piñera, lo que hace dos semanas era el peor gobierno de la historia. Al que puso en el Banco Central para resguardar la política neoliberal, como presidente, hoy día es ministro de Hacienda”.
“Lo que tenemos que evitar a toda costa que el gobierno de Apruebo Dignidad termine pareciéndose mucho más a un gobierno de Concertación que de Apruebo Dignidad”.
El Presidente Boric respondió con inteligencia y sutileza, para ordenar los atisbos de desorden que veía venir. Le envió felicitaciones por Twitter a Mario Marcel por el reconocimiento que se le hizo cuando fue elegido el mejor presidente de los bancos centrales.
No sólo el Presidente respaldó a su Ministro de Hacienda. También lo hizo el Ministro Secretario General de la Presidencia quien afirmó que Mario Marcel “está haciendo un muy buen análisis no sólo económico, sino también político”.
Y mientras la derecha y sus medios de comunicación se dedican a resaltar las diferencias como si fueran insalvables, y a buscar cada error, por pequeño que sea, el gobierno de Gabriel Boric sigue trabajando para hacer frente a los problemas que heredó del gobierno anterior. Particularmente la situación de los derechos humanos en el sur, en el norte y en Santiago.
Ha trascendido que en los próximos días se dará a conocer un plan específico para enfrentar dichos problemas, trabajado por varios ministerios y que tendrá cinco ejes principales: reparación integral; verdad y justicia; garantías de no repetición; revisión de la persecución penal, además de memoria y educación. De que es una preocupación principal del gobierno quedó prístino cuando la Ministra de Justicia, Marcela Ríos, así lo señaló al presentar ante las comisiones de Constitución y Derechos Humanos los principales lineamientos de su tarea en la Secretaría de Estado.
