Periodista.
Prácticamente todos los analistas coinciden en que estas últimas semanas antes del 4 de septiembre, día del plebiscito de salida, son claves para ambas opciones en disputa. Luego de días inciertos, con declaraciones que iban y venían y que -amplificadas por la derecha-, parecían evidenciar posiciones muy divergentes en el oficialismo respecto de posibles perfeccionamientos de la Constitución que se plebiscitará, finalmente el camino se despejó y de una manera u otra, todos anuncian que el acuerdo ya está ad portas de ver la luz.
No ha sido fácil. Porque poner de acuerdo a varios partidos de distintas sensibilidades en poco tiempo, y en materias tan importantes como el perfeccionamiento de algunos temas que han sido objeto de dudas y críticas, incluso en el oficialismo, es un gran logro que al momento de salir este artículo estaba a punto de concretarse.
Pero lo fundamental queda incólume. Como lo explicitó la Presidenta del Partido Socialista Paulina Vodanovic: “Aquí no se trata de cambiar el espíritu de la Constitución porque estamos todos de acuerdo en que la nueva Constitución garantiza derechos sociales, establece un Estado democrático de derechos que nos parece fundamental y que, sin duda, es mucho mejor que la Constitución actual”.
Explicó que su colectividad ha tenido en este sentido “algunas conversaciones todavía sin un texto acordado”. Recordó que “primero, fue el documento del PPD, que hace más de un mes y hay que valorarlo, porque fueron quienes primero empezaron a conversar y a poner el tema de que había ciertas mejoras que podían realizarse. Nosotros como PS no éramos de la idea de abrir esa discusión en ese momento. Pero con el tiempo fuimos viendo en la calle, en las conversaciones con la ciudadanía que hay algunos temas que no son del todo claros”. Y aclaró: “no le vamos a introducir cambios sustantivos, pero sí entendemos que hay que mejorar ciertos aspectos, aclarar o rectificar y eso es lo que estamos tratando de concordar en un acuerdo político, transversal, que nos permita darle certeza a la ciudadanía de ciertos puntos”.
Mientras tanto, el rechazo se muestra confiado en el triunfo que le auguran las encuestas. Por ciento y convenientemente no mencionan que todas se equivocaron con las cifras del primer plebiscito, donde la opción por una nueva Constitución prácticamente arrasó con un 80 por ciento de aprobación. Sin embargo la opción del Apruebo se debatía, hasta hace poco y para desazón de la ciudadanía, en luchas intestinas, sin que se pudiera ver la claridad al final del túnel. Hasta ahora.
La voz del Presidente
Hubo, sin embargo, señales alentadoras respecto a una solución a los problemas que enfrentaba el conglomerado oficialista. La principal de ellas fue la voz firme del Presidente Boric. El Mandatario enfrentó la situación e instó a sus partidos a ponerse de acuerdo, aunque el traspiés de su ministro Secretario General de la Presidencia puso en peligro la voluntad de llegar a acuerdos por parte del Socialismo Democrático.
Es que -como dice la canción- hubo varios que quedaron “demasiado heridos” con aquello que dijo el Secretario de Estado: “Nuestra escala de valores y principios en torno a la política no solo dista del gobierno anterior, sino que creo que frente a una generación que nos antecedió, que podía estar identificada con el mismo rango de espectro político, como la centroizquierda y la izquierda, yo creo que estamos abordando los temas con menos eufemismo y con más franqueza”.
De ahí en adelante todo se oscureció y abundaron palabras y declaraciones que hacían olvidar lo principal: que faltaban pocos días para el 4 de septiembre, que la tendencia en las encuestas no cambiaba en favor del rechazo y que si querían lograr un acuerdo, estaban contra reloj.
Entre dimes y diretes
¿Qué había ocurrido para tamaño desorden en las filas oficialistas, con parlamentarios incluso del socialismo invitados preferentes de algunos medios tradicionales para hablar contra el gobierno y contra el Apruebo?
Sucedió lo inevitable. Las presiones, los ataques, las mentiras, la propaganda contra el texto constitucional y el miedo a perder privilegios de parlamentarios y también de empresarios, sumado a gruesos errores propios cometidos por algunos de los que participaron en la Convención provocando rechazos múltiples en la ciudadanía, hicieron lo que la derecha nunca pudo lograr: dividir a las fuerzas progresistas.
En la llamada centroizquierda, antiguos personajes ya casi olvidados y parlamentarios de la DC, del PPD, del Partido Radical siguieron el ejemplo de Julio César y cruzaron el Rubicón, instalándose en la misma ribera con personajes y partidos que fueron los sostenedores de la dictadura que alguna vez combatieron. Sin asco.
El escenario político se enredó. La derecha aparecía unida, decidida a defender la oportunidad de renacer que se le había entregado en bandeja, luego de sus desastrosos resultados en las elecciones comunales y en la propia elección de convencionales. La izquierda, y la centroizquierda verdadera comenzaron a debatirse en las dudas -unos más que otros- respecto de la necesidad de intervenir en algunos temas de la nueva Constitución para clarificar o acotar su alcance. Aparte de despejar tales dudas, también era una manera de quitarle municiones a la derecha cuyas fake news desacreditando el texto constitucional, habían penetrado en el imaginario de la población chilena. Así lo indicaban las tendencias que recogían las encuestas y aunque éstas no gozan de credibilidad, no pocos pusieron atención a lo que estaban mostrando.
Comenzó el PPD presentando puntos que para ellos eran necesarios a fin de mejorar el texto que se va a plebiscitar. Explicaron su posición señalando que buscaban comprometer modificaciones para dar certezas a la ciudadanía. De ahí en adelante se generó un debate al interior de Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático en torno a si era necesario impulsar reformas al texto emanado por la Convención Constitucional.
Reticentes fueron algunos partidos de Apruebo Dignidad. Pero finalmente se impuso la racionalidad y decidieron sumarse a lo que el Socialismo Democrático ya tenía avanzado. Esta semana tienen plazo para entregar las propuestas de reformas en un documento único que serán recibidas por la Secretaría General de la Presidencia, liderada por el ministro Giorgio Jackson.
Y de nuevo, la voz del Presidente entregando certezas. El Mandatario expresó la necesidad de que los partidos tengan las instancias para “discutir”, pero también para que “ojalá que el debate, por parte de quienes son partidarios de la nueva Constitución, también se centre en los aspectos luminosos positivos de ella”.
“Y quienes legítimamente tienen la opción del Rechazo, puedan plantearlo sin interpretaciones de mala fe, sino en función de lo que dice el texto para poder convencer a la gente de cada una de sus posiciones”, agregó.
Insistió en que “yo lo que veo es un espíritu de decir ‘hay cosas que se podrían haber hecho mejor’ y, por lo tanto, hay disposición de mejorar y habrá un acuerdo político para aquello”. Y se comprometió a implementar los cambios constitucionales propuestos por partidos oficialistas en caso de aprobarse la nueva Carta Magna.
“Yo, además, voy a garantizar que ese acuerdo se implemente en caso de ganar el Apruebo, de los espacios importantes de mejora y de quitar la incertidumbre a la gente”, remarcó.
¿Y la derecha?
La campaña del Rechazo se ha centrado en la RM, el principal bastión electoral que deben vencer frente al Apruebo. Ahí perdió comunas emblemáticas, como Santiago, Maipú, y Ñuñoa, entre otras. Por estos últimos días de campaña, Chile Vamos y el ultraderechista Partido Republicano concentrarán sus fuerzas en esa zona, especialmente en comunas de sectores populares, donde hay mayor adhesión a una nueva Constitución.
Se irán a Puente Alto, donde el Apruebo obtuvo el 88,51% en el plebiscito de entrada del 2020, con un alcalde con fiebre de ganar. Hace lo que sea para denostar al Apruebo. Otra comuna en la mira de la derecha es Maipú, donde se perdió frente a un 86,16%; La Pintana con 88,42%, o La Florida, con el 84,23%. Zonas con una alta población.
Campaña silenciosa
Si bien la decisión es no mostrar sus eternos rostros que pululaban por noticieros y matinales, lo cierto es que son esos partidos los que conducen la “estrategia del silencio” como la llaman. De hecho se creó un grupo de WhatsApp llamado “RM” especialmente para ello, en el que participan la presidenta y secretaria general de Evopoli, Luz Poblete y Francesca Parodi, respectivamente; la secretaria general de la UDI, María José Hoffmann, y el dirigente de ese partido Jaime Coloma; y el secretario general de RN, el diputado Diego Schalper.
Ellos decidieron que sus políticos debían permanecer fuera de la primera línea. De hecho, hubo una mala evaluación a la gira por el Rechazo que hicieron los alcaldes de Providencia, Evelyn Matthei (UDI), y de Puente Alto, Germán Codina (RN). Decidieron también mostrar figuras más jóvenes
Decidieron, además, no realizar ningún acto masivo por el Rechazo, a fin de evitar que esa opción se vea dominada por la derecha, o que aparezcan adherentes con banderas de partidos, y por supuesto, abrir un sitio web para denunciar supuestas trampas de sus contendores.
La estrategia también incluirá una arremetida publicitaria en radios. Particularmente regionales. Y su idea es potenciar el despliegue territorial de Amarillos por Chile, que nació más como una propuesta de la supuesta centroizquierda. Para la derecha, un diamante en bruto que quieren cuidar a como de lugar. De ahí a poner todos sus medios de comunicación a disposición de cuanto amarillo camine por esta tierra, ha sido un solo paso. Por eso aparecen los Walker, la senadora Rincón, y el poeta Warken, entre otros.
Todos ellos listos para desplegarse no solo en la Región Metropolitana, sino también en Valparaíso y Biobío.
