Periodista.
El escándalo del diputado Mellado entró al “modo silencio”. Luego del primer día de estupor por el atrevimiento del diputado de Renovación Nacional de grabar subrepticiamente una reunión con el Presidente de la República, el parlamentario -conocido por la violencia de su posición contra el Gobierno y por problemas que tuvo con la justicia hace algunos años- recibió el apoyo de su partido, de su sector y una que otra crítica convenientemente acallada por los medios de comunicación tradicionales.
Y así, hoy en los medios dominados por las derechas pareciera que el hecho no existió. No hay un solo párrafo al respecto. El silencio les es más conveniente, mientras se dedican a fustigar al Presidente y su Gobierno por las crisis de salud, de seguridad y económica.
Por lo mismo, lo que está ocurriendo, silenciosamente, también, en el Consejo Constitucional hasta ahora no es noticia. Salvo la consabida y dudosa encuesta Cadem, que desde mayo está anunciando que el rechazo al texto que dicho órgano le ofrecerá a la ciudadanía en diciembre, será rechazado. Su última encuesta señala que hay solo un 26 por ciento a favor de aprobar el texto que emane del Consejo y un 53 en contra.
Pero, ¿qué está ocurriendo a pocos días de haberse conformado el Consejo? Varios problemas se avizoran en tiempos no tan lejanos. A poco andar del inicio de las tareas del Consejo y luego de las habituales palabras de buena crianza, se encendieron algunas luces rojas por los cambios que la derecha -la misma que aprobó el anteproyecto de la Comisión de expertos- podría realizarle a la propuesta.
Los temas en el aire
Está, por ejemplo, el problema de la salud. En la comisión de expertos se rechazó lo de la libertad de las personas para elegir “el régimen de salud al cual adscribirse sea este estatal o privado”. Para el oficialismo ello implicaba “la constitucionalización del sistema de Isapres” y de ahí el rechazo para que el texto sea discutido después en el Parlamento.
Hay otros temas como “el derecho a la vida del que está por nacer”, las AFP, los pueblos indígenas y las Fuerzas Armadas, entre otros, que se visualizan como factores de gran debate, por cuanto la derecha, por boca de la presidenta republicana del Consejo, Beatriz Hevia, ya se pronunció fuerte y claro. Primero, calificó la propuesta de los expertos solo como “un insumo”.
Respecto a las Fuerzas Armadas y de Orden Público, Hevia opina que deberían tener un “capítulo propio”.
En materia de salud, la republicana indicó que se debería consagrar el “derecho a elegir de las personas”. Explicó que “es un error mirar un sistema de salud por quién me provee el servicio, sino que lo que debemos dar es distintas alternativas para que las personas puedan acceder a una salud oportuna”.
Sobre los fondos previsionales, Beatriz Hevia dijo estar porque “quede consagrada la propiedad sobre los fondos y la heredabilidad de los fondos. ¿Quién tiene que administrarlos? Personalmente prefiero que sea un ente privado, pero también es algo abierto a la discusión”.
Respecto a la paridad, confesó no ser partidaria de la paridad de salida, «a priori –dijo- prefiero igualdad en condiciones para entrar”.
Son justamente temas que le interesan de sobremanera a las derechas, particularmente a los republicanos. Una de las comisiones, la de Principios es de especial interés para el Partido Republicano, tanto como la de Función Jurisdiccional y órganos autónomos, donde se verán la mayoría de los temas de seguridad. Ambas presididas por un republicano. Ambas contienen los dos focos del Partido Republicano en este proceso
La pregunta es si harán valer a todo evento su poder de veto a cualquier norma que no les guste. Y sabido es cuál es la posición en ese sentido del Partido Republicano, que es el que tiene el mayor control del Consejo. De ahí que existen temores respecto al resultado del plebiscito de diciembre próximo.
¿Y qué pasó con Mellado?
Lo del Consejo Constitucional y las piedras que están surgiendo en el camino fue opacado totalmente por lo ocurrido con la filtración de una reunión del Presidente con parlamentarios de la macrozona sur.
Lo que más impresiona hasta ahora, pese al silencio reinante sobre el tema, es la voltereta de las derechas respecto de lo ocurrido con el diputado Mellado. Para empezar, lo más increíble ocurrió con el propio diputado. Cuando suponía que nadie podría saber quién fue el que filtró la información a los medios, se acercó a estos para condenar el hecho llegando hasta argumentar que lo ocurrido “quebraba las confianzas”. Pero luego, a las pocas horas, cambió su discurso y confesó su culpa al darse cuenta que sí habría una investigación e indefectiblemente llegarían a él.
La derecha, mientras, guardaba religioso silencio. Hasta que no supieron quién había filtrado la información a alguna prensa, hubo fuertes críticas y hasta un parlamentario de ultraderecha de la zona, Mauricio Ojeda, del Partido Republicano, interpuso una denuncia ante el Ministerio Público, porque –dijo- incluso ese acto podía poner en peligro su propia seguridad. Es que él dice que ha sido amenazado de muerte en varias oportunidades. Aseguró primero que la filtración era de “extrema gravedad”, llegando a afirmar que era un delito grave que “puede arriesgar penas de cárcel”. Y fue más allá: dijo que quien lo hubiera hecho merece ser desaforado y pagar una pena ejemplar.
Pero, cuando Mellado habló ese día por la noche, se acabó el silencio de las derechas y salieron a respaldar al autodenunciado culpable de la filtración. Partiendo por el parlamentario Ojeda, quien salió -a los pocos minutos de la confesión de Mellado-, a reconocer la “importante” labor que su colega realizaba en la Araucanía, bajándole todo el perfil a lo ocurrido. Lo mismo que los compañeros de bancada de Mellado.
El Presidente no lo olvidó. “Lamento el cambio de discurso de la derecha una vez que se supo que era uno de los suyos quien había realizado filtración de una grabación no autorizada de una reunión de seguridad. Lo que sólo para todos ayer era un delito hoy parece ser un simple error que no merece reproche”. Dijo que en su opinión y la del gobierno, la filtración podría constituir un delito. “Y por eso hemos presentado una denuncia a la justicia que es a quien le corresponderá determinarlo. Pero además es un grave atentado a la confianza necesaria para abordar temas de Estado”.
El Mandatario venía justamente llegando de la zona en conflicto donde conversó con las autoridades presentes –porque Mellado no fue- y afirmó que “espero, por Chile, que todos seamos conscientes de la gravedad de este tipo de actos, y no los minimicemos”. Como de costumbre, no fue escuchado por estas derechas.
La presidenta del Partido Socialista fue quien exteriorizó el desagrado y el rechazo a las prácticas que Mellado no tuvo empacho en realizar, de las que –según dijo- “no se avergüenza”. Paulina Vodanovic expresó que “si tenemos que hacer protocolos para la decencia, para la responsabilidad política y el sentido común, estamos en muy mal momento como país”.
En tanto el senador Iván Flores de la DC, dijo que esperaba que esta situación pueda resolverse pronto, porque “no solamente es un daño a la relación entre gobierno y oposición, es un daño a la política, a la forma de hacer política”. Y añadió que “en las conversaciones de las más altas autoridades y sobre todo cuando se trata de informar de situaciones que probablemente pudiesen tener datos de las inteligencias policiales, estratégicos de emplazamiento, de ubicaciones y de dotación, en fin, de otras, no podemos correr el riesgo de que esto se filtre y se haga un mal uso de ello”.
