Periodista.
La derecha tradicional no deja de sorprender al país. Ahora ocurre que tienen a su candidato colgando del mantel y no son pocos los que ya lo dan fuera de toda competencia, luego que su candidatura comenzara lentamente a desfondarse y la de Kast subir como la espuma. En ese escenario catastrófico, Sebastián Sichel uso aquella vieja estrategia de escapar hacia adelante, que en castellano antiguo, significa que cuando las cosas te van mal, en vez de retirarte sigues con lo que estabas haciendo, o incluso con más fuerza, a ver si así se arregla la situación. Es lo que hizo Sichel al emplazar directamente a los partidos que se supone lo apoyan a definirse si seguirán con él o se van con el ultraderechista José Antonio kast.
La tarde del martes pasado iban y venían los rumores de una posible bajada de Sebastián Sichel de su candidatura. Se escogió fríamente el lugar y la hora: en su comando, a la hora de los noticieros nocturnos, rodeado de algunos de sus incondicionales, sin los dirigentes principales de los partidos que lo apoyan y con la ausencia evidente -al menos en la pantalla- de quien fue nombrado coordinador general de la campaña, Juan José Santacruz, el mismo que despierta rechazo generalizado incluso en los partidos del propio conglomerado.
Todos en Chile Podemos Más -salvo la UDI- sabían que Sichel realizaría un punto de prensa importante. De ahí que las apuestas por si seguía o renunciaba a su candidatura cundían. Es que hacía ya varias semanas que este candidato aparecía en cuarto lugar en encuestas de dudosa confiabilidad, pero que de alguna manera marcaban una tendencia. Y todo en beneficio del candidato de la extrema derecha, José Antonio kast.
El vaso que se desbordó
Pero, lo que parece colmó el vaso de Sichel fue el descuelgue en los últimos días, de cinco representantes de la UDI que públicamente le retiraron su apoyo. Entre ellos el exministro de Desarrollo Social del gobierno de Piñera y actual senador, Claudio Alvarado (UDI). O el diputado Cristián Labbé (UDI), hijo de un ex agente de la DINA e instructor en Tejas Verdes, condenado por apremios ilegítimos y torturas en dictadura y que busca ser reelecto, El mismo que cuando Sichel estaba en su apogeo, llegó a sacarse la foto con el candidato y hasta -entusiasta él-le regaló un par de zapatillas. No está claro si hará lo mismo con Kast.
Era entonces, un desangramiento que Sichel quería detener. Se jugó así una última carta. Su apuesta final fue el emplazamiento a las colectividades de su pacto: “Quiero pedirles a los partidos de Chile Podemos Más que hagan lo que esa antigua derecha quiere hacer: que les declare la libertad de acción, que vuelvan donde querían estar (…) aquellos que estuvieron acá cuando les convenía y que se dan vuelta hoy día simplemente porque no son capaces de cumplir su palabra”.
Los llamó a que “se sientan en la libertad de acción de tomar la decisión que ellos quieran respecto a sus apoyos partidarios” y advirtió que lo que no iba a aceptar “es el chantaje de aquellos que quieren que me transforme en algo que no soy: una persona de extrema derecha, una persona que no es tolerante, que no cree en la diversidad, que no es independiente, que no cree en las ideas de la libertad. Eso es lo que soy y con orgullo, ese es el proyecto que queremos encabezar”.
Por cierto, aprovechó la ocasión de remarcar las diferencias con José Antonio Kast, a quien primero debe ganar en las encuestas más o menos serias. “No vamos a sacrificar liderar el nuevo ciclo político para repetir los viejos fracasos de la intolerancia (…) y la polarización que tan mal le ha hecho a Chile. No sacrificaremos el futuro por la falta de sentido de mayoría y de colectivo, no construiremos zanjas donde los chilenos quieren construir puentes y acuerdos”. Añadió que “las posiciones extremas solo nos van a llevar al fracaso. Nosotros queremos liderar un nuevo ciclo, y estamos orgullosos de hacerlo mas allá de los acomodos de algunos políticos”.
El dardo final contra Kast fue cuando dijo que “una candidatura que propone cerrar el Ministerio de la Mujer en el siglo XXI es retroceder 40 años en nuestra historia, por lo tanto, ese debate no sólo es legítimo, sino que es programático y se tiene que dar”.
Y eso que no mencionó otras perlas del programa de este Kast que comenzó a usar caretas distintas, llenas de sonrisas y empatías, llegando incluso a decir que estaba dispuesto a conversar con todos, “incluso con la izquierda”.
Kast: un programa de miedo
El verdadero rostro del ahora sonriente, sereno y poco conflictivo candidato Kast está en su programa. Muestra un retroceso absoluto de todo lo que mujeres, trabajadores, científicos, jóvenes y adultos mayores han logrado en duras y largas batallas.
Solo por mencionar algunas de ellas: un respaldo total y absoluto a las fuerzas de Orden y Seguridad de Chile; “en La Araucanía necesitamos la colaboración de los militares, apoyando a las Fuerzas Policiales para terminar con estas pandillas terroristas”. Y en este ámbito agrega: “…estoy orgulloso de las Fuerzas Armadas y estoy seguro de que junto a ellos recuperaremos la Araucanía y si es necesario, recuperaremos todos los lugares de Chile que necesitan más autoridad y orden para combatir la delincuencia y el narcotráfico organizado”.
Propone declarar “Estado de Emergencia en La Araucanía y envío de Fuerzas Militares para ejercer labores de vigilancia y control, liberando a las Fuerzas Policiales para la investigación y persecución de los delitos terroristas”.
Propone aumentar en un 7%, adicional a los aumentos en curso, el presupuesto de Carabineros, de la Policía de Investigaciones, de Gendarmería y del Servicio Nacional de Menores, en lo referente a los infractores de ley. Aumento de un 7% en la remuneración de funcionarios de Carabineros, PDI, Gendarmería y SENAME
También propone una nueva Ley de Salud para Carabineros, Policía de Investigaciones y Gendarmería. Y lo que sería “novedoso”, y su gran aspiración: “Impulsar el final de la transición política mediante la igualdad de todos ante la ley, incluyendo un nuevo trato a los militares privados de sus derechos humanos fundamentales. Los militares son los únicos chilenos que siguen pagando por la trágica crisis política de 1973”.
Además, iniciar estudios y comenzar la construcción de barreras físicas donde se requiera en la frontera Chile – Perú (170 kilómetros) y Chile – Bolivia (1.000 kilómetros)
Revertir de manera inmediata, la Ley de Aborto enviando un proyecto para lograr su derogación; eliminar el Consejo Nacional de la Infancia. Revisar “las atribuciones actuales de los tribunales de Familia donde los padres no tienen derecho de contar con un abogado defensor ante acusaciones por parte de instituciones ideologizadas que muchas veces buscan privar a los padres del derecho preferente a educar a sus hijos”.
“Se eliminará la reforma educacional actual, facilitando a los padres el derecho de definir la enseñanza y educación para sus hijos y la existencia de entidades educativas de excelencia. Por otra parte, los programas y contenidos del currículum que constituyan propaganda o apoyo al aborto y las ideologías de género serán eliminados”. Además, todas las escuelas y liceos públicos de Chile deberán contar en forma permanente con un profesor de Religión a fin de que la opción de tomar la asignatura sea real y efectiva para todos los estudiantes”.
También propone eliminar totalmente el Transantiago; reducir en hasta un 10% la dotación de personal de la Administración Pública; disminuir Ministerios de 22 a 14; eliminación de Gobernadores; respeto a la propiedad a los derechos de aguas adquiridos; privatización de ENAP y filiales y derogar la Reforma Laboral.
Y así, suma y sigue. Habrá que observar atentamente cómo se apeará la llamada “derecha social” -si es que aún existe-. De hecho, Evopoli que gustaba autodenominarse como la nueva derecha, o la derecha liberal, ya entregó su respaldo a Kast en la segunda vuelta.
