Con el lema “Impulsemos la Lactancia Materna: apoyando y educando”, este año se conmemora, entre el 1 y el 7 de agosto, una nueva semana de la lactancia, que busca visibilizar sus beneficios y comprometer a toda la comunidad en su desarrollo.
Nutrir y proteger contra diversas enfermedades son los principales beneficios de la lactancia materna. Innegables son sus aportes en el crecimiento de niñas y niños sanos, la protección de la madre frente a complicaciones de salud, y su eficiencia desde el punto de vista económico.
Llevar a cabo una lactancia exitosa, sin embargo, no siempre es fácil. Y por eso, este año, la iniciativa busca proteger, promover y apoyar su desarrollo de forma integral y en diferentes ámbitos de la sociedad.
María Fernanda Alarcón, presidenta de la filial Aysén del Colegio de Nutricionistas, señala que, desde el punto de vista nutricional, “la lactancia materna es considerada un fluido vivo, ya que tiene la capacidad de variar su composición de acuerdo con la edad y los requerimientos del lactante”.
La leche materna se compone de agua, grasas, proteínas y lactosa, entre otros; mientras que, en su primer momento, al ser calostro, es baja en lactosa y grasas, y contiene inmunoglobulinas, oligosacáridos, linfocitos y macrófagos, que entregan al recién nacido la protección contra los gérmenes.
Teniendo en cuenta sus múltiples beneficios, por tanto, la lactancia es importante para la sociedad en su conjunto, y el amamantamiento es una responsabilidad compartida, no exclusiva de las mujeres. “Los demás actores sociales son múltiples -indica Alarcón-. El más cercano es el padre o quien acompaña a la madre en el proceso de lactancia, y lo que se espera de esta persona es, primero, contención emocional”.
La experta señala que la facilitación diaria, de parte del padre o la persona que acompañe a la madre, también es clave. “Muchas veces al amamantar ni siquiera puedes tomar un vaso de agua, y ahí es cuando se necesita la colaboración. El padre también puede y debe participar activamente del cuidado del hijo o hija; por ejemplo, hacerlo dormir y mudarlo. Así es como con tareas compartidas y un descanso adecuado, se favorece la lactancia”.
Factores sociales protectores
En cuanto a los factores sociales de la lactancia, es relevante la puesta en marcha de normativas que permitan el amamantamiento en todos los espacios. “Que puedas alimentar a tu hijo en cualquier lado sin ser mal vista o sin ser juzgada es fundamental”, sostiene Alarcón.
Otro punto clave, señala, es la correcta aplicación del fuero de lactancia, el que considera una hora de lactancia exclusiva más el tiempo de traslado entre el trabajo de las madres y la ubicación del hijo o hija. “No puedes no considerar los tiempos de traslado. Es importante que la guagua pueda estar efectivamente una hora tomando leche. Y si fortalecemos esto en todos los trabajos, habremos logrado otro factor protector de la lactancia”
