Ismael Calderón, ex Concejal de Santiago, Vocero movimiento contra la deserción escolar.
Queridas Profesoras y Profesores:
Estamos en una fecha en donde Uds. vuelven a ejercer una labor de vital importancia para el desarrollo de nuestra sociedad, labor que, en el último tiempo, no ha sido fácil y Uds., siguen realizando de pie con valor y decisión.
Profesoras/es Uds. imparten educación, con el convencimiento de que su labor contribuye a generar una sociedad más segura. Además, esforzándose para que las nuevas generaciones, piensen, reflexionen y crezcan en una sociedad más justa. Hoy se agrega que la pandemia nos dejó grandes vacíos, no solo en el corazón, también en habilidades necesarias para un conocimiento óptimo.
Cuando las familias entregan a sus hijos, están convencidas que Uds. les entregan lo más valioso que poseen. Por eso confían en ustedes, fundamentalmente porque creen en el profesionalismo y la vocación que Uds. profesan al ejercer la docencia.
La sociedad de nuestro país tiene deudas con Uds. Claramente, las autoridades deberían respetar de mejor forma vuestra experiencia y abrazar vuestros triunfos y pregonarlos con orgullo. Son también un honor para nuestros estudiantes y sus apoderados comprometidos con la comuna de Santiago. Tenemos una multiplicidad de estudiantes dedicados a diversos temas como para enfrentar competencias científicas, debates, torneo de matemáticas, competencias deportivas, competencias artísticas y creaciones literarias, todos listos a triunfar.
Profesores y profesoras, hemos escuchado algunas de sus alertas, cómo cuando mencionan los problemas de salud mental, los de bullying en nuestras comunidades que sabemos influye en el «amor propio de nuestros estudiantes». También el manejo de nuestras emociones y el uso del diálogo para negociar las posturas y resolver los conflictos de la mejor forma posible. Uds. tienen como labor la formación de los ciudadanos de mañana es decir los futuros adultos de Chile.
Para llegar a generar una educación exitosa, necesitamos contar con los recursos necesarios, tanto materiales como humanos. Requerimos profesores y profesoras empoderados, respaldados por sus autoridades, familias alertas y en permanente monitoreo de sus apoderados. Necesitamos un trabajo comprometido y colaborativo entre ambos pilares familias e instituciones.
Un nuevo desafío, involucra la salud emocional y la educación sexual de nuestros estudiantes. Dos temas latentes en nuestra actual sociedad. El ser jóvenes se vuelve un desafío con las nuevas experiencias, pero el quehacer con estas nuevas experiencias provoca también consecuencias. Formar estudiantes informados disminuye los mitos y miedos. Como también tomar una decisión sin conocimiento produce dificultades de tiempo y económicas que retrasan los sueños de los jóvenes. La nueva educación pública debiera impulsar a los educadores a una intervención preventiva y de trabajo colaborativo para posibilitar la resiliencia como objetivo fundamental de una profesión que piensa en el futuro de las nuevas generaciones.
