Profesor – El Profe Sabe –
Estimadas y estimados lectores: Les propongo un viaje. Trasladémonos en el tiempo e imaginemos que son las 22:00 horas del 10 de septiembre de 1973 y transitemos por Antofagasta, una ciudad que, como dice la canción, pronto se quedará dormida. Por esas calles camino, en dirección a la pensión universitaria donde vivo. Soy un joven estudiante de Servicio Social, militante comunista y presidente de la FECH Regional. Mi nombre es Jorge Madrid.
Llego a mi casa, cansado, me tiendo en la cama y, cuando estoy a punto de dormir, escucho golpes en la puerta de mi habitación. Abro, veo a dos dirigentes que me piden que vaya a la TV regional y hable frente a cámara. Militante obediente, me visto, recibo las instrucciones y, desde el set, llamo a los soldados y jóvenes oficiales a no ser cómplices de las intentonas golpistas que se anuncian en Santiago, Valparaíso y Concepción. Recordemos que, por esos días, la campaña del PC, llama a detener la guerra civil.
Aquella noche no tuve un sueño reparador. Me despertaron a las 12.00, a las 03.00 y a las 05.00 para contarme las noticias que venían del resto del país Esa mañana, la vida de este joven dirigente estudiantil, como la de todo Chile, había cambiado.
Así lo recuerdo, 50 años después. Soy el Profesor Madrid, jubilado de la I. Municipalidad de Santiago y militante del Partido Socialista.
Cuando eran, aproximadamente a las 7 de la mañana, decidí partir a la Universidad. Fuimos llegando en grandes grupos los estudiantes, profesores y administrativos. Escuchamos el último discurso del presidente Allende nos miramos con desazón y luego nos declaramos en estado de Asamblea.
En Antofagasta todos nos conocíamos, no había crispación. Me acuerdo haber estado en la inauguración de las fondas, a los 21 años, como dirigente estudiantil y haber convivido con el Intendente, el alcalde y el General Lagos, comandante en jefe de la 1ª División de Ejército. Este oficial fue conocido por haber incumplido una orden de Pinochet y haber enfrentado al dictador. Un video muestra cuando lo encara diciéndole que la historia le pasará la cuenta. A este general lo nombraron intendente. Sin embargo, al poco tiempo fue destituido y reemplazado por el coronel Adrían Ortiz Gutmann, quien participó junto a Arredondo en los crímenes de la Caravana de la muerte. Ortiz Gutmann murió el 21 de febrero de 2012, procesado por los episodios del norte.
Luego de la asamblea nos fuimos, con los alumnos de la UTE y los trabajadores de Mantos Blancos a rodear la Intendencia. De este edificio público, la Intendencia, se tienen los peores recuerdos. Tal es el caso de lo ocurrido a Héctor Silva Iriarte, dirigente socialista, recordado por numerosos antofagastinos.
Él tenía 38 años, había nacido en Vallenar un día de octubre del año 35, le decían Mariolito. Era abogado, Jefe de Corfo, Zona Norte, secretario regional del Partido Socialista y ex regidor por Chañaral. Él estaba en Santiago el 11 y viajó al norte. Consciente de que no había hecho nada malo, se presenta, el 12 de septiembre, en la Intendencia, a entregar su cargo. Es detenido. El 21de octubre de ese año, se publica en la prensa antofagastina un comunicado que da cuenta de su fusilamiento, junto a otras personas, acusado de armar un plan terrorista. Su esposa Gabriela recordaría que los fines de semana se arreglaba escuchando la canción “Soy un muchacho aún”, para salir con ella.
En ese instante, algunos se dedican a buscar una habitación de seguridad. El problema era que como todos nos conocíamos y yo había salido, la noche anterior, en la televisión, era imposible pasar desapercibido, todos me recordarían. Por lo que decidí buscarme solo el alojamiento. Me escondí en una población. Los días siguientes las cosas se pusieron más complicadas. Los militares comenzaron a tirar balas de metralla a la playa y se iniciaba una operación peineta, lo que implicaba que en algún momento me iban a encontrar. Entonces decidí irme de la población y me fui a vivir en la parte alta, a la casa de un ingeniero que después tendría un alto renombre debido a la participación de sus hijos en la resistencia a la dictadura.
Recién a las 11.00 horas las Fuerzas Armadas se incorporan a la asonada militar y pasan unos aviones tirando panfletos que pedían mantener la calma.
Imposible mantener la calma. Cunde el terror. Antofagasta, como todo el país, sufre un cambio visceral. Ha perdido la inocencia A cada minuto se saben más noticias. La Agrupación por la Memoria histórica de Antofagasta, recordará el año 2020 lo sucedido con el joven ingeniero Eugenio Ruiz Tagle:
El 12 de septiembre de 1973, se entregó voluntariamente en la Intendencia de Antofagasta, luego de ser requerido por las autoridades militares. Treinta y siete días más tarde se convirtió en una de las 14 personas ejecutadas por la “Caravana de la muerte” en la quebrada El Way. (El Regionalista. 15/09/2020).
Semanas después me entregué. Fue lo que hicieron muchos. Varios de los cuales hoy están detenidos desaparecidos.
El oficial a cargo me envío a la pensión donde vivía. Luego me detuvieron nuevamente. Me golpearon y me preguntaron por la intervención que había hecho la noche anterior en la televisión. Lo negué, pero de pronto, me contradije y ahí descubrieron que había mentido. La golpiza se acrecentó, su intención era causar terror. De todos los que estábamos en ese primer pabellón de celdas individuales, fui el único que sobrevivió.
Al igual que en todo el país la sociedad antofagastina se quebró. Las esposas de los oficiales ya no podían acceder a los clubes sociales y la gente atravesaba la calle para no cruzarse con ellas.
Chile y Antofagasta no eran lo mismo. Su sueño se había transformado en pesadilla.
