Periodista.
Las risas y sonrisas disimuladas que casi a diario abundaban en La Moneda y en las oficinas de Chile Vamos desde que se supo que las oposiciones irían separadas a las elecciones de alcaldes, concejales, gobernadores y, sobre todo, constituyentes, el domingo 16, tipo 19 horas, comenzaron a helarse en sus rostros.
Ni en la peor de sus pesadillas imaginaron un resultado tan desastroso para la derecha. Sumando y restando, lograron -dicen los expertos electorales- la mitad de su cifra histórica. Con toda razón uno de sus analistas de moda y panelista de Tolerancia Cero en CNN Chile, Daniel Mansuy, escribió en Twitter: “La responsabilidad del gobierno en la debacle es enorme: dilapidó en pocos años una mayoría que es histórica”.
En realidad, lo ocurrido en las elecciones del 15 y 16 de mayo pasado no es otra cosa que la comprobación definitiva de que Chile definitivamente cambió desde el estallido social del 2019. Algo que no quisieron ver, o se les fue olvidando, desde el gobierno a la derecha, pasando incluso por las oposiciones. Fue la primera medición real de cómo y cuánto había cambiado desde esos días del torniquete.
Para empezar, y aunque votó un millón menos de personas que en el último plebiscito provocando nerviosismo sobre todo entre los opositores, los resultados fueron un verdadero mazazo para la derecha. También, aunque en menor medida, para la centroizquierda. Los grandes ganadores de la jornada fueron en primer lugar los independientes. En segundo lugar, el Frente Amplio y el Partido Comunista, que ganaron enclaves emblemáticos de la derecha: Santiago y Viña del Mar, entre otros. Pero, además, dos hechos son reveladores de las consecuencias del estallido social del 2019: hubo un recambio generacional, los independientes recibieron la confianza de la ciudadanía: los constituyentes sin militancia representan el 63 por ciento de la Convención. Y se suma que las mujeres penetraron de inmediato y masivamente en el espacio que se les abrió y que durante años les había sido negado.
Estaban convencidos
Durante las últimas semanas y avalados por sus analistas, Chile Vamos estaba convencido que logarían el tercio que necesitan en la constituyente, indispensable para detener el cambio total de la Constitución, que veían venir de ganar la izquierda. Necesitaban 52 escaños para ello. Le daban poco y nada a los independientes. Convencieron incluso al gobierno. Lo había dicho Bellolio, el ministro de la Segpres: “nosotros creemos que vamos a ganar 3-0: Vamos Por Chile va a ser la lista más votada, va a ser la lista que va a sacar la mayor cantidad de constituyentes, y va a ser la lista que por sí misma va a conseguir 1/3 de los constituyentes”. Eso fue en el verano. También estaban convencidos que en alcaldes sólo perderían unos pocos, que mantendrían sus bastiones y que, de gobernadores, varios pasarían a la segunda vuelta. Ni más, ni menos.
La explosión de octubre volvió a estallarles en pleno rostro: Chile Vamos obtuvo apenas 38 escaños (16 UDI; 15 RN; 5 Evopoli y 2 del Partido Republicano). En las municipales, perdieron 65 alcaldías. Y en gobernadores, perdió la candidata más arropada financieramente por la derecha: Catalina Parot, que fue desplazada a un tercer lugar por la representante de Comunes, Karina Oliva.
¿Y las oposiciones?
Como dato anecdótico, del “abuelo” nunca más se supo, aunque -dicen- los 10 mil votos logrados le dan esperanzas de competir en un cupo para el Parlamento. De la diputada Jiles, tampoco.
Aunque Unidad Constituyente salió muy mal parada en esta medición hecha por la ciudadanía, los socialistas pueden respirar tranquilos por el momento. Porque de los 25 constituyentes logrados por este conglomerado, 15 son del PS. El resto de los convencionales hace parte de sus socios: 3 del PPD; 3 del partido Liberal; 2 DC; 1 radical y 1 PRO.
Y aunque el PS logró que sus cuatro gobernadores pasaran a segunda vuelta y una a firme, bajó en alcaldías 2 lugares y sigue entrampado en el qué hacer del futuro inmediato. Para muestra, un botón: ¿por quién votar en la segunda vuelta de gobernadores en la Región Metropolitana, Oliva u Orrego? Esa es la gran interrogante. Una decisión que marcará el futuro partidario.
Los resultados obtenidos por la Democracia Cristiana fueron otro mazazo. Tanto que incluso se está pidiendo la renuncia de la mesa liderada por Fuad Chaín. Una petición que -se dice- no llegará a puerto por ahora. Lo que ocurrió con este partido en los Convencionales dejó con heridas demasiado grandes a la DC. Y eso, aunque subió de 43 a 45 en alcaldes y 4 de sus 6 candidatos a gobernadores pasaron a segunda vuelta. Perdió en una región que siempre estuvo en sus manos: la Cuarta.
Y lo peor, que su candidato a la Región Metropolitana estuvo muy por debajo de lo esperado. Claudio Orrego, quien tiene experiencia como Intendente, ha señalado que trabajará hacia los independientes que en un 60 por ciento no fueron a votar en esa oportunidad. Allí estará centrado su esfuerzo. Será una contienda muy igualitaria entre ambas fuerzas, siempre y cuando no se cometan errores garrafales. Algo que deberá digerir Karina Oliva, de Comunes, que ya pegó la primera estocada a su contendor: “creo que es muy probable que hoy día, Claudio sea el candidato de Chile Vamos” a la gobernación de la RM. “Es normal que sea así porque la DC siempre ha sido uno de los sectores más conservadores de la oposición y porque también ha legislado con el gobierno en los últimos 3 años”.
Orrego respondió: “No vamos a hacer una campaña hacia la derecha, vamos a hacer una campaña hacia los independiente” dijo al ser consultado si saldrían a buscar los apoyos de quienes apoyaron a Catalina Parot. “Cada uno tiene sus aliados y nosotros no vamos a entregar ningún reducto a nadie y vamos a competir cada voto”, aclaró.
Otro resultado devastador fue el del PPD, que redujo sus alcaldes de 26 a 15 y tiene posibilidades de elegir solo un gobernador.
Los victoriosos PC-FA obtuvieron 3 escaños más que Unidad Constituyente. Ganó en esa lista RD, con 9; PC 7; FRVS 5; Convergencia Social 5; Comunes 1 e Igualdad 1. Respecto de alcaldías, el FA ganó 11 y el PC obtuvo 7. Pese a la mayor cantidad de alcaldes de Unidad Constituyente, el FA creció de 2 a 12 ediles.
Pero la gran ganadora en estos comicios fue la Lista del Pueblo. Se declara distante de los partidos políticos, incluso del PC y el Frente Amplio. Nació en Plaza Dignidad, en medio de las protestas y se convirtió en la cuarta fuerza de la Convención Constituyente al obtener 24 escaños.
La hecatombe producida -calificada así por el senador de derecha, Iván Moreira, lejos e incomprensiblemente el más invitado en los matinales de TV- aún no decanta, pero ya tiene algunas consecuencias. Para empezar, la Junta de la DC se suspendió hasta nuevo aviso. Era la oportunidad de proclamar a Ximena Rincón como su candidata presidencial. Todo indica que eso no ocurrirá y que es probable que suban a Yasna Provoste, la mejor aspectada en las últimas encuestas. Probablemente también se analice el futuro de la directiva de ese partido.
El PPD ya anunció que repensará las primarias, lo mismo que la DC. Y se supone que el mismo camino tomará el resto de los partidos de Unidad Constituyente
Y la irrupción en la contienda presidencial, ahora con todas las firmas que necesitaba, del diputado Gabriel Boric, sigue sumando nuevos elementos de análisis a un cuadro que recién se está construyendo.
En la derecha, en tanto, todo está por escribirse. Por lo pronto, Evelyn Matthei se hizo a un lado de la contienda que tenía al interior de la UDI y despejó el camino para Lavín. Ella, en su carta a su partido señala: “el mal resultado que han tenido en general los políticos más tradicionales y la forma tradicional de hacer política, implica que Chile necesita reconstruirse. Nuestro sector necesita modernizarse con nuevos rostros e incorporar a personas independientes”.
