Periodista.
Diversos países llevan décadas de desarrollo exitoso en materia aeroespacial, un denominador común es que lo han hecho bajo el alero de las cerca de setenta agencias espaciales que existen en el mundo. Chile, es un extraño ejemplo dentro de la comunidad espacial internacional ya que carece de una Agencia Chilena del Espacio, siendo uno de los pocos países que deposita en las Fuerzas Armadas en general y la Fuerza Aérea en particular, el poder hegemónico de tan importante desarrollo.
Chile estuvo rezagado por décadas de la carrera espacial, y remontó recién el año 2011 con la puesta en órbita del satélite de observación Fasat Charlie y a mediados de este año con el lanzamiento del satélite Fasat Delta. El primero fue un proyecto adjudicado al consorcio europeo EADS, hoy conocido como Airbus y el segundo es un proyecto en copropiedad con la empresa israelita ImageSat International (ISI).
Cada proyecto satelital trae aparejado además la construcción de estaciones terrenas que sirven tanto para rastrear y comandar los satélites, como para descargar las imágenes capturadas, estas estaciones se encuentran dentro de recintos militares y su acceso es muy restringido al mundo civil. Junto con ello, existe una institución a cargo del procesamiento de las imágenes satelitales, su distribución y venta que es el Servicio Aerofotogramétrico o SAF, dependiente de la Fuerza Aérea de Chile, donde nuevamente los civiles no cumplen ningún rol relevante.
En esta particular forma de avanzar en el desarrollo espacial, tanto el mundo civil como el académico ha debido cobijarse bajo el débil alero de una Comisión Asesora Presidencial, cuya institucionalidad es precaria, sin patrimonio propio, cambiante según el gobierno de turno y carente de los recursos humanos y materiales para llevar a cabo un adecuado desarrollo espacial nacional. Esta precariedad se arrastra por más de cuarenta años, y a pesar que las externalidades positivas o usos de carácter civil de las imágenes satelitales superan con creces a las de las Fuerzas Armadas, son estas últimas las que mantienen la hegemonía sobre su uso.
Los dos satélites dan vida al nuevo Sistema Nacional Satelital que permitirá a Chile disponer de una verdadera “constelación” de 10 nuevos satélites, ya que al año 2025 se espera poner en órbita tres minisatélites de menos de 100 kilos cada uno y otros siete microsatélites. La empresa encargada de poner los diez ingenios satelitales en órbita, será la empresa estadounidense “Space X”. De esta forma también se propina un duro golpe a las empresas europeas que en su momento estuvieron tras el exitoso lanzamiento del satélite Fasat Charlie, volviendo nuestro país al predominio y dependencia de la tecnología israelita y norteamericana.
A estos satélites, se suma una Solicitud de Información (Request for Information o RFI) que el Estado chileno hizo público a través de su Fuerza Aérea, para dotar al país de un Sistema Nacional Satelital de Comunicaciones. No cabe duda que con un satélite de comunicaciones estaríamos más próximos a lograr un mejor sistema de comunicación, mando y control de las Fuerzas Armadas, pero también es seguir profundizando la hegemonía de las mismas, si las autoridades no toman el control a través de la creación de una robusta institucionalidad a cargo de los asuntos espaciales del país y que vele que tanto sus productos como las externalidades positivas que de ellos derivan, sean puestos a disposición del país.
Usos de imágenes satelitales y una futura agencia espacial
Cada proyecto satelital tiene un importante componente de externalidades de uso civil que contribuyen al país, en usos tan variados como la agricultura, desastres naturales, siempre se pone énfasis en ellos y las autoridades civiles se complacen cuando las Fuerzas Armadas las incluyen como eje central de los millonarios proyectos satelitales.
Aparte de los terremotos, uno de los desastres naturales más complejos y costosos para el país son los incendios forestales, los que generan un alto impacto sobre nuestros recursos naturales, pérdidas materiales y de vidas humanas. Sin embargo, el satélite chileno Fasat Charlie no cumplió en estas emergencias ningún rol relevante, para hacerse una idea, al ser consultada la CONAF, organismo competente en la prevención, detección y combate de los incendios forestales, vía transparencia sobre cuántas imágenes han sido adquiridas al Servicio Aerofotogramétrico para labores de prevención, prospección y combate de incendios forestales durante los años 2018, 2019, 2020 y 2021, cuáles son los montos involucrados o en su defecto si en el mismo período de tiempo han sido entregadas imágenes sin costo, la respuesta es la siguiente: “Respecto de las consultas y de acuerdo con los antecedentes de incendios forestales, esta Dirección Ejecutiva informa a usted que para el caso de la primera consulta, no se registran para los años indicados, la compra de fotos aéreas al Servicio Aerofotogramétrico. Por su parte y en relación a la segunda consulta, no hay registros para los años indicados, de la adquisición de imágenes satelitales del Fasat Charlie. En el caso de la consulta número tres, CONAF no ha recibido para los años indicados, el traspaso de imágenes sin costo del satélite Fasat Charlie”. (Requerimiento de información ciudadana N° AR003T- 0006114 del 11 de agosto de 2022)
También se realizó una consulta en la misma fecha vía transparencia a la Subsecretaría de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, donde reside la Comisión Asesora Presidencial en Materia Espacial. Al ser consultado el organismo por los plazos establecidos para crear una agencia nacional espacial, cuál será el monto de financiamiento de la misma y cuántas imágenes satelitales del satélite nacional Fasat Charlie se han utilizado para concepto de ciencia, tecnología, conocimiento e innovación, durante los años 2018, 2019, 2020 y 2021, la respuesta fue la siguiente: “Hasta el momento dicha Comisión no ha establecido un plan de acción que considere específicamente la creación de una agencia nacional espacial ni tampoco se han definido plazos o montos de financiamiento para dicho objetivo. Paralelamente, respecto del uso que se ha dado a las imágenes obtenidas por el satélite nacional Fasat Charlie, este organismo no cuenta con la información solicitada”. (solicitud de información BD001T0000377)
Es esperable que el nuevo satélite sea aprovechado en todas su capacidades, pero para que ello ocurra de manera eficiente y con un enfoque de desarrollo integral para el país, no existe otra forma mejor que bajo el alero de una Agencia Chilena del Espacio.
