Las recientes palabras del General Director de Carabineros, Mario Rozas, en cuanto a que no dará de baja a ningún funcionario policial involucrado en violaciones a los derechos humanos durante las masivas protestas que sacuden a Chile, «ni aunque me obliguen», colocan a este personaje público como autor confeso del grave delito de insurrección.
Primero, porque pone hoy a Carabineros en la posición de total impunidad, igual a la que tuvieron durante la dictadura. Y segundo, el añadir que no obedecerá dar de baja a ningún policía acusado de violaciones a los derechos humanos «ni aunque me obliguen» quiere decir que, lisa y llanamente, se pone fuera del orden institucional del país. Tal como lo hizo Pinochet al regreso de la «democracia», cuando sacó los militares a la calle para impedir que se iniciaran acciones legales contra su hijo por el caso de los Pinocheques, hecho catalogado por el propio dictador como «ejercicio de enlace».
Esta vez Rozas no saca los carabineros a la calle, pero se insubordina puertas adentro, de una manera rebelde y audaz, lo que es inaceptable. La arenga a sus subalternos recuerda el mismo gesto que hizo el general Stange a los involucrados en el «caso degollados», de que los iba a defender y que los abogados de la institución les dirían qué decir en los tribunales, incluso mentir.
Rozas debe ser destituido de inmediato. No esperemos que lo haga Piñera. La insubordinación de Rozas encuentra a Piñera totalmente debilitado y arrinconado. Su salida, entonces, debemos empujarla entre todos nosotros.
Este jueves es un día clave: se cumple un año del asesinato de Camilo Catrillanca. Es un buen momento para pedir su renuncia. Y si a eso le sumamos los montajes de la Operación Huracán, más el robo al Estado de 28.000 millones de pesos en el caso «Paco Gate», más las numerosas denuncias de violaciones y abusos sexuales en las comisarías, más las 200 personas que han perdido un ojo y las 1500 heridas por perdigones, balines y armas de fuego por la policía, Mario Rozas debe renunciar. Y de paso el general Bassaletti, que ha aparecido hasta la saciedad en los medios de comunicación afines a la derecha justificando sin ninguna vergüenza las violaciones a los derechos humanos.
