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De Recoleta con amor

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Cada partido tiene su estilo. El PC es una organización que gusta de dar a conocer sus acuerdos en público y hacer sus debates en privado. Mientras más se debate, mayor es la reserva. Nada más anticomunista que el exhibicionismo.

Por eso sorprende el tono y los medios que emplea Daniel Jadue para dar a conocer su opinión. En cuanto a contenido, el alcalde de Recoleta no escatima dureza en la crítica al gobierno y la insinúa respecto del liderazgo de su tienda.

En cuanto a la forma, lo más notable es que el excandidato presidencial habla de las diferencias al interior del PC dirigiéndose a una audiencia mucho mayor, esperando que sus palabras tengan eco fuera de sus límites.

Dice Jadue que “el PC tiene 109 años de historia y una línea política que no se cambia por ser parte de un gobierno”, vale decir que en el partido ha de primar la opción política larga, sobre las ventajas de estar incluido en la administración.

Lo que importa no es conseguir el apoyo de la mayoría del Congreso, “manda lo que se comprometió en el programa”, señala el alcalde. La alternativa contraria sería adaptarse cambiando el programa y a eso no está dispuesto.

Sin decirlo, está claro que para Jadue es la vía de la claudicación la que se está imponiendo y eso se refrendó en el pacto recién firmado: “faltó coraje y se está resolviendo un acuerdo con mucho menos democracia que el primer proceso”. O sea, el gobierno se desvió del camino comprometido.

Para el alcalde está claro que se terminó por imponer que el proceso constituyente ya no será, al mismo tiempo, un “proceso destituyente” de la elite, que era lo que debió acontecer y lo que se perdió en el camino.

La pugna entre dos opciones es el aspecto que destaca Jadue, no la viabilidad de los cambios si es que estos implican una negociación, que siempre altera lo que cada una de las partes propone. La opción del edil es la inversa: confrontar diferencias y “hacer que las explicaciones las dé el Congreso”.

Este no es el escenario en el que nos encontramos y no se producirá nada parecido mientras se mantenga un liderazgo como el de Boric. El análisis se deja hasta acá, es decir, al inicio del conflicto abierto. Lo que se hace es juntar fuerza.

El PC es un partido tensionado internamente por el Acuerdo por Chile porque no hay manera de ocultar su significado. El gobierno pagó la derrota en el Plebiscito, cediendo para darle continuidad al proceso institucional.

Se entregó mucho, de allí las tensiones. Importa constatar que esta reacción no está focalizada en el PC, sino el hecho de que no lo está en absoluto. En cualquier partido de izquierda esta evaluación se está debatiendo igual. Inevitablemente, esto se expresará como opción transversal.

Por ahora Jadue da la pelea para ir ganando posiciones y ampliando apoyo. El discurso es radical, pero el intento es paciente, por eso no se precipita en ningún momento. Está a mitad de camino. Lo que se preocupa de dejar en claro en una reciente entrevista es que “no estoy solo dentro del partido”.

No es que este Jadue esté sobrado de apoyo tomando distancia del gobierno e insinuando que la dirección del PC no ha logrado imponer sus posiciones, pero antes de dos años puede ser que a esta voz, ahora solitaria, no le falte compañía.

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