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La Data Personal Debiera Ser un Derecho Humano

Imagen tráiler Nada es Privado de Netflix

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Hasta ahora, nunca nos había preocupado la
cantidad de información que sobre nuestros gustos, pensamiento y acciones, se va acumulando durante el transcurso de la vida pues sólo nos interesaba a nosotros mismos. Y porque nunca antes hubo otros interesados equipados con un sistema capaz de reunirlos, registrarlos y almacenarlos para cada uno de los 7 mil millones de habitantes de esta tierra. O más bien, de quienes ocupamos el ciberespacio como internautas o “computines. Hoy lo ha hecho posible la Gran Red o Internet. Y es lo que en el lenguaje de este mundo digital y virtual, pero muy real, es lo que en el idioma de Shakespeare se llama “Data” (información, informaciones).

Un primer impulso sería alegrarnos de que alguien o algo -un sistema tecnológico se interese por escribir nuestra historia. Se dice que muchos años después que hayamos muerto, seguiremos vivos a través de esta Data que puede permanecer ahí para siempre como un retrato enriquecido. Porque conserva nuestras preferencias expresadas en vida en los mails que enviamos, los blogs que alimentamos, lo que escribimos en Twitter o Whatsapp, en nuestras publicaciones en Facebook, y en nuestros gustos musicales en Spotify.

Pero no debemos alegrarnos. Al contrario, debemos preocuparnos porque ya nada de lo nuestro, de nuestro ser más íntimo, es privado. ¿Puede haber algo más desastroso que otros puedan conocer tus pensamientos o sentimientos más profundos, que antes eran tu refugio, tu coraza?

Compañeros del ciberespacio: ¡Hemos perdido el derecho a la privacidad de pensamiento!

Y lo peor es que otros, terceros, pueden hacerse de ellos y usarlos en su favor y muchas veces, hasta en contra de nuestra voluntad.

Porque con toda esa información que la máquina tiensobre nosotros y usando otra creación del mundo de Internet, el algoritmo, pueden manejar nuestrapreferencias, gustos y aspiraciones. Esto lo comprobamos a cada rato y en un comienzo, nos pareció admirable: basta con ponernos frente a una pantalla digital para que se nos ofrezca, instantáneamente, lo que queremos leer, escribir, escuchar o ver. ¿Prodigio de las nuevas tecnologías? ¿O invasión del libre albedrío?

Porque, ojo, cuando la Data se transforma en la mercancía mejor valorada de esta era, los que se apoderan de ella para un mal uso, pueden dirigir nuestro pensamiento y gustos, torcerlos, cambiar nuestras indecisiones por aquellas que ese algoritmo está programado por oscuros poderes para hacer: persuadir. Hacernos comprar algún producto en especial – hoy lo usan mucho los productores, comerciantes y publicistas – pero también, y aquí está lo grave: participar o no participar en una elección y hasta cómo votar en ella.

Es decir, nuestra Data puede ser violada y mal usada. Podemos ser vulnerados por intentos de grandes empresas nacionales o transnacionales para vender más sus productos… O, lo que es peor, por ideologías de todo signo para marcar preferencia por sus representantes, especialmente en períodos electorales como los que se nos avecinan.

Nuestros datos manipulados

El no haber respetado esos principios éticos de uso de la información privada es lo que hace unos años hizo tambalear la democracia occidental cuando la empresa británica Cambridge Analytica manipuló los datos de los votantes ingleses  para que se aprobara el Brexit, o salida del Reino Unido de la Unión Europea, en 2016, de lo cual muchos se arrepintieron y se rebelaron; y  para que en las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos  Donald Trump, triunfara sobre Hillary Clinton, sólo con 70 mil votantes en 3 Estados de la Unión, pese a la mayor cantidad de votos que ésta logró.

Sin olvidar que dentro de esta estrategia maligna también se incluye el inventar hechos, o “noticias falsas” mediante bots (internautas fantasmas) que invaden las redes sociales, de lo cual se ha acusado a Jair Bolsonaro para ganar la presidencia en Brasil.

En suma, es la “tecnología usada como arma militar o de guerra”, como la calificó Brittany Kaiser, una profesional de Cambridge Analytica que participó en esos eventos desde la oficina de Nueva York. El diario inglés The Guardian lideró en Inglaterra una campaña contra este mal manejo de la tecnología, investigado por la periodista Carol Cadwalladr, y develando la manipulación de los electores en la votación del Brexit y luego en la elección presidencial norteamericana.

El caso en Gran Bretaña fue llevado a juicio público donde se calificó a Cambridge Analytica como una “máquina de propaganda” y se la acusó de estar quebrando la democracia una de cuyas bases es la votación libre de cada ciudadano. Marc Zuckerberg, dueño de Facebook, debió comparecer ante una comisión judicial del Senado inglés por su participación en la venta de datos de sus afiliados, su principal fuente de ingresos.

Creaban un perfil sicológico del votante con los datos que de él tenían, y luego a través de los algoritmos le enviaban contenidos para “persuadirlos” a votar como la campaña del candidato indicaba. Trabajaban especialmente a los indecisos.

El profesor norteamericano David Carroll – protagonista del documental “Nada es privado” (The Great Hack) de Netflix y quien habló del tema en el reciente Congreso Futuro en nuestro país – demandó a Cambridge Analytica para que le devolviera sus datos. Esto, gracias a que en Gran Bretaña los datos personales están protegidos por la legislación. El juicio continuó pese a que esta empresa se declaró en quiebra y al final, prefirió declararse culpable y pagar la multa de 15 mil libras esterlinas antes que devolver sus datos a Carroll.

Tras el juicio, lo que se clama en el mundo es que las personas sean dueñas absolutas de sus datos y que sea ilegal usarlos sin autorización de los afectados o de autoridades competentes.

Con razón muchos dicen que la Data es el nuevo “petróleo” de hoy, el bien más codiciado que se disputan las grandes empresas cibernéticas como Google, Amazon, Apple, Facebook y Tesla. Con ella pueden cambiar el curso de la historia en sus países y en el mundo, pues operan a nivel transnacional. Y hoy están horadando seriamente a la democracia al manipular a la opinión pública con la explotación de su Data, votante por votante, a favor de un candidato.

En suma, ojo con lo que expresamos en nuestro correo electrónico, twitter, Facebook o WhatsApp. Pero como son muy útiles y ya están arraigados en nuestro diario quehacer, más eficaz será preocuparse de tener una legislación adecuada, que nos proteja para que nuestra Data sea inviolable. Porque afecta nuestras vidas y para poder tener elecciones libres aseguradas.

El derecho a la Data personal debiera ser un derecho humano.

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