Inicio Destacado Un sombrero que sirva para dos cabezas

Un sombrero que sirva para dos cabezas

Crédito foto: Marco Machuca Bezares (archivo) - Imagen de Carácter referencial

0
Crédito foto: Marco Machuca Bezares (archivo) - Imagen de Carácter referencial

Al parecer, los empresarios están mostrando más imaginación que los políticos de derecha. Mientras estos últimos prefieren reducir las reformas faltantes a su más mínima expresión, a los primeros les parece más sensato ampliar lo conversado, de modo que incluyan sus temas de interés. Prefieren a dos haciendo sumas, en vez de dedicarse ambos a producir restas.

Esto se hace posible si hay un punto de partida que resulte de común interés y este existe; se llama combatir la incertidumbre. Se trata de un enemigo abstracto solo en apariencia porque resulta posiblemente mortal para los dos, hasta ahora, inimaginables aliados.

Si el gobierno no cierra flancos abiertos de conflicto, no podrá concentrarse en combatir la delincuencia y la violencia, y si no lo logra, simplemente no remontará. Chile está perdiendo competitividad ante algunos de sus vecinos y, si no recupera confianza internacional, el empresariado local se verá subordinado a otros, no importando mucho en favor de quien se someta. A fin de cuentas, el estancamiento no le sirve a nadie.

Un acuerdo sería un logro en el que habría primado la sensatez, pero nadie dijo que los países debieran, por necesidad, actuar sensatamente. Las isapres no lo han hecho, por ejemplo, y ahora esperan que sea la misma enorme envergadura de su falta lo que las salve. No se llega al desarrollo haciendo del perjuicio consciente a los afiliados el improbable cimiento del progreso.

Lo que se busca es un sombrero común que sirva a dos cabezas, a lo cual se le ha dado el nombre neutro y poco intimidante de “pacto fiscal”, y apunta a conseguir beneficios en dos direcciones a la vez.

No es fácil lo que se está intentando. La combinación de dos recetas puede llegar a producir un plato indigerible o terminar pareciéndose mucho a solo una de las recetas originales, con pequeños aderezos de la otra. La alternativa, sin embargo, es peor porque consiste en algo bien parecido a rechazar la iniciativa del Ejecutivo.

En esta materia, nadie da puntada sin hilo, ni hace gesto sin interés. Los empresarios parecen enfocados en sacar del centro de atención el aumento de los impuestos, a favor de medidas antievasión y antielusión, aunque también de un corte distinto al que se presentó en el reciente proyecto ya rechazado.

Con restricciones muy altas y habiendo perdido tanto tiempo en el intento anterior, los resultados, de conseguirse, se verán poco y llegarán tarde. Pero en el mensaje presidencial la realización del programa quedó tan unida a una reforma tributaria, que buscar una segunda oportunidad se justifica plenamente.

Esta no será una gran reforma, es posible que nunca tuvo opciones de serlo, puede que llegue a recaudar la mitad de lo esperado en su origen, pero igual puede ser tan efectiva como indispensable porque sus modestos resultados siguen siendo necesarios y no pueden ser obtenidos de ningún otro modo.

Hay que fijar las expectativas al piso. Los maximalistas no lo pasan bien en el gobierno. Siempre es bueno que se valore lo que de verdad es posible conseguir, en vez de iniciar un largo lamento por aquello que no se logró.

SIN COMENTARIOS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Salir de la versión móvil