
Periodista.
Nuevamente las panorámicas que muestran las estadísticas de ingresos de los chilenos, entregadas ayer por el INE, dan cuenta de una realidad indesmentible: la enorme mayoría de los trabajadores chilenos recibe ingresos que no se despegan mucho del ingreso mínimo vigente en el país.
Según el INE, la mitad de los trabajadores recibe ingresos de hasta $457.690 mensuales, esto en un contexto en que el ingreso mínimo, luego del último reajuste aplicado en mayo, alcanzó los $380.000, es decir, sólo $77.690 menos que lo que ganan la mitad de los ocupados en Chile.
Recordemos que dicho ingreso mínimo subirá en agosto a $400.000 y que si la inflación supera el 7%, a contar de enero de 2023, lo que ocurrirá de todos modos, ya que el IPC ya acumula un alza anual de más del 10%, éste subirá a $410.000.
La pregunta es: ¿Puede estudiarse con ingresos mensuales cercanos a los $400.000? ¿Puede arrendarse con dichos ingresos, considerando además los gastos en transporte y alimentos? Definitivamente no cuadra la realidad salarial chilena y el costo real de la vida en el país.
Fijémonos, además, que casi el 20% (18,6%) de los ocupados gana entre $300.000 y $400.000 mensuales y que un 34% gana menos de $500.000 y el 43% menos de $600.000 y que, empero, menos de un 2% (1,9%) recibió ingresos por más de $3.000.000 y un casi un 17% (16,9%) ingresos superiores a $1.000.000. Así de mal distribuidos los ingresos en el país.
Para empeorar el asunto la mitad de los hombres ganan $500.000 y en cambio, la mitad de las mujeres recibe $405.348, lo que implica una diferencia en contra de éstas últimas de -21,7%, todo un desafío en materia de género.
Lo anterior se desprende de la Encuesta Suplementaria de Ingresos (ESI) 2021 que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) publicada ayer, y que fue aplicada en el trimestre octubre-diciembre de 2021, con el objetivo de caracterizar los ingresos laborales de las personas ocupadas, a nivel nacional y regional.
El grupo ocupacional
Y el efecto de la brecha educacional no es menor: la mitad de los trabajadores que solo tiene educación secundaria (media) ganan menos de $400.000, y representa ¡un 41% ¡ del total de ocupados. Ello contrasta con la mitad de los empleados que ostentan postgrados, que tienen ingresos por $1.492.468.
En otra muestra de las diferencias existentes el grupo ocupacional “directores, gerentes y administradores”, concentró el 4,5% del total de personas ocupadas, percibiendo un ingreso medio de $2.018.789. En tanto, el grupo de “trabajadores de los servicios y comercios” concentró un 21,1% del total de personas ocupadas, percibiendo un ingreso medio de $427.103.
Con relación a las regiones, los ingresos medios de Magallanes, Metropolitana y Antofagasta fueron $844.329, $780.454 y $765.318, respectivamente, los que presentaron un ingreso medio por sobre el promedio nacional ($681.039).
Y por supuesto, los peores ingresos medios se ubican en las regiones de la Araucanía ($533.000), la más baja del país, seguida por Maule ($534.000) y Arica y Parinacota con $582.000.
El INE no abundó, en esta oportunidad, en aspectos ligados derechamente a la distribución del ingreso, donde el panorama sigue siendo pavoroso.
Sólo digamos que, si consideramos la línea de la pobreza vigente en noviembre de 2020, para un hogar promedio de 4 personas, que era de $459.534, ello implica que, si la mitad de los trabajadores recibe ingresos de hasta $457.690, ellos ni siquiera podrían sacar a un grupo familiar promedio de la pobreza y se hace obligatorio que al menos dos personas trabajen en el hogar. Y por eso, entre otros motivos, vemos hombres y mujeres también vendiendo de todo en nuestras calles.
Es solo juntar las cifras con la realidad.
Esto sólo revela la urgencia de una reforma tributaria lo más progresiva posible, donde los que tienen más paguen más, para apoyar a los chilenos con más educación, salud y vivienda, gratuita y de calidad, amén de conseguir- a través de sindicatos más fuertes- mejores condiciones para negociaciones colectivas que realmente representen beneficios a los trabajadores.