Periodista y Director de Página 19.
Cuando ese caluroso día del 25 de octubre de 2020, en medio de la feroz pandemia que nos acechaba, más de 7 millos de chilenos y chilenas acudieron a las urnas para elegir a los y las representantes que terminarían escribiendo una nueva Constitución para Chile, nunca imaginaron que algunos representantes dejarían mucho que desear.
Ahí está la Lista del Pueblo que no fue. Ahí están los y las convencionales de derecha que separaron aguas para señalar un puñado de ellos y ellas que había una deuda con los Pueblos Originarios, como que nunca lo hubieran leído, escuchado y admitido. Ahí está la frágil línea de ir en un pacto común y luego desconocerlo, “porque soy independiente, pero no de partido”, pero al final de cuentas resultó electa o electa ´porque se cobijó bajo un paraguas de un partido tradicional.
Ahí está la declaración de la Presidenta de la Convención Constitucional, Elisa Loncón, que balbuceó que los periodistas que reportean la Convención deberían leer El Mercurio “porque ahí está todo”. No sabemos a ciencia cierta si Elisa Loncón conoce la línea editorial del diario de los Edwards. Debería, pero seguramente está muy mal asesorada comunicacionalmente.
La pregunta, entonces, que cabe hacerse es ¿Por qué ocurre todo esto?
Ocurre que se mueren en el silencio y en el intento. Les gusta la figuración política, salir en los matinales, dar entrevistas por aquí y por allá para que todos y todas digan lo mismo. Además, como ministros de Estado o parlamentarios, tuvieron la idea de contar con “jefes de gabinete”, asunto que nadie entiende y se desplegaron para que cada constituyente tuviera periodista (me disculpan colegas, sé que la cesantía es mucha en nuestro sector) para comunicar qué, individualmente hablando. Así, corto y preciso, lamentablemente se pasaron 8 pueblos.
La guinda de la torta fueron las confesiones del constitucional Rodrigo Rojas Vade, rostro emblemático de la protesta social en Plaza de La Dignidad. En una investigación realizada por el diario conservadore y de derecha La Tercera, Rojas reconoce que nunca tuvo cáncer y que estaría pensando dejar la Convención Constitucional. En pocas palabras, Rodrigo Rojas hizo parte de su campaña la mala salud en Chile para ser electo para escribir unja nueva Constitución para Chile.
Nadie, a estas alturas, pondría las manos al fuego por ningún constituyente, porque podríamos contar con nuevas sorpresas.
La suma de estos errores sólo beneficia a quienes votaron por el rechazo. Le hacen un flaco favor al pueblo que dicen defender. Y deberían tener en mente que desde que se instaló la Convención, esos mismos han tratado permanentemente de desprestigiar y destruir la posibilidad cierta de terminar con una Constitución construida en dictadura y que ha beneficiado todos estos años a los más poderosos del país.
Más allá de toda esta teleserie, la ciudadanía espera de nuestros y nuestras convencionales un trabajo serio, sin tanta exposición pública que los termina alejando del propósito central para lo cual fueron electos: redactar una nueva Constitución para un nuevo Chile. Así, se espera que corrijan el rumbo.
