Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujer, con el objetivo de visibilizar y erradicar cualquier forma de violencia contra mujeres y niñas.
Según Naciones Unidas, la violencia ejercida contra niñas y mujeres sigue siendo uno de los actos que vulnera derechos humanos en más población en todo el mundo. La organización acentúa que, a nivel global, 736 millones de mujeres -casi una de cada tres- han vivido violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida.
La campaña ¡ÚNETE!, coordinada por ONU Mujeres, insta a Gobiernos, a la sociedad civil, a organizaciones de mujeres, a jóvenes, al sector privado, a medios de comunicación y a todo el sistema de las Naciones Unidas a que unan sus fuerzas para atender la pandemia de violencia contra las mujeres y las niñas. El tema global para el año 2023 es “¡ÚNETE! Invierte para prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas”.
En Chile, diversas organizaciones de la sociedad civil realizan campañas para reforzar las acciones que permitanavanzar hacia la erradicación de la violencia hacia las mujeres. Una de ellas es APROFA, organización que trabaja por la defensa de los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos, y en ese marco, realiza un llamado a que las personas puedan “pensar la violencia como una práctica que puede aparecer de manera evidente en algunos casos, y muy disimulada y sutil en otros”, lo que dificulta su abordaje. Así, este año su foco está puesto en visibilizar la violencia ginecológica.
“En el marco de la campaña mundial ¡ÚNETE!, desde APROFA buscamos que todas las personas sepan identificar qué es la violencia ginecológica, para que así, desde este punto de partida, todos y todas podamos sumarnos al objetivo de erradicar este tipo de violencia”, indicaron desde la organización.
Según APROFA, esta violencia tiene gran cabida en Chile. Una investigación llevada a cabo por el académico Manuel Cárdenas de la Facultad de Psicología de la Universidad de Talca en octubre del 2023, arrojó que el 80% de las mujeres -de un universo de más de 5.000 encuestadas- dijo haber sufrido violencia obstétrica y el 67% violencia ginecológica.
Tal como lo señala APROFA, la violencia ginecológica y obstétrica “es la vulneración del derecho de las personas, sobre todo a mujeres y personas gestantes a recibir un trato digno, respetuoso y libre de discriminación y violencia durante el proceso de atención ginecológica y/u obstétrica”.
La organización sin fines de lucro indicó que hacen la distinción porque existe cada vez más avance en la sensibilización sobre la violencia obstétrica, gracias a las organizaciones que han realizado el trabajo de posicionar el parto respetado y la recolección de testimonios de experiencias, y con ello han logrado que las personas reconozcan las vivencias y puedan exigir sus derechos.
Respeto y trato digno
Para avanzar hacia la visibilización de la violencia ginecológica, APROFA destacó un listado de ejemplos de los derechos de las mujeres, niñas y personas con capacidad de gestar, evidenciando así qué es la violencia ginecológica:
1.- Respeto a la intimidad y prácticas sexuales: Se debe garantizar una atención sin juicios o estigmas sobre prácticas sexuales por parte de los o las profesionales de salud. Las atenciones deben resguardar la privacidad y no incluir concepciones personales sobre moral o religión. También se deben evitar comentarios o expresiones inapropiadas sobre el cuerpo, las prácticas o preferencias de las personas que las incomoden o humillen.
2.- Trato digno durante la atención de salud: Los procedimientos o prácticas se pueden realizar desde un enfoque de Derechos. Esto implica, explicar cada paso, preguntar si existe dolor o molestia y respetar los tiempos de las personas. Avanzar en el consentimiento durante las prácticas es vital para así evitar experiencias traumáticas en tactos o tocaciones necesarias para los controles de salud.
3.- Confianza y respeto: En una instancia delicada como un control de salud sexual es importante contar con profesionales íntegros y respetuosos que entiendan la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran las personas. El abuso físico o de poder o el uso indebido de la fuerza es una práctica que se da en menor medida en atenciones ginecológicas, pero hay que condenar enérgicamente.
4.- Uso responsable de medicamentos e instrumentos médicos: Entregar confianza es fundamental, por tanto,dar información sobre los instrumentos médicos, procedimientos o tratamientos permite anticipar a las personas y evitar la inseguridad y el miedo.
5.- Validación de experiencias y síntomas: Es crucial no minimizar, desconfiar, ni desvalorizar las experiencias o síntomas reportados por la persona.
6.- Acceso a información clara y comprensible: Toda persona tiene derecho a recibir información precisa y conocer todas las opciones disponibles sobre procedimientos y tratamientos respecto a su salud sexual.
7.- Libre elección de métodos anticonceptivos y planificación familiar: Las personas tienen el derecho a acceder y elegir métodos anticonceptivos según sus necesidades individuales, así como a recibir información completa sobre los métodos disponibles y sus efectos, permitiéndoles tomar decisiones informadas sobre su salud sexual y salud reproductiva.
“Las mujeres, a lo largo de todo su ciclo vital tienen diversas necesidades en la menarquia, la menstruación, anticoncepción, sexualidad y climaterio o menopausia y tienen derecho a acceder a servicios de salud de calidad, que las aborden desde un enfoque integral y de respeto. El resguardo de la intimidad y la vivencia de la sexualidad tiene que realizarse desde un enfoque de derechos humanos y perspectiva de género, que garantice el ejercicio y vivencia plena, para que la violencia ginecológica no sea más una realidad”, cerraron desde APROFA.
