La joven directora de “La Torre” Stephie Bastías, volvió con su celebrada obra en el marco de la XXVII edición del festival de teatro Santiago a Mil y que en esta oportunidad plantó cara a la protesta social con innovadoras fórmulas que rescataron una mirada crítica, experimental que abarcó diversas tendencias, demostrando de pasada que es en medio de la crisis, cuando la expresión escénica tiene más que decir aún.
El ya tradicional evento cultural, que se extendió hasta el 26 de este mes, programó un centenar de obras entre las cuales destacó la adaptación de la novela “La Condesa Sangrienta” de la poeta y traductora argentina Alejandra Pizarnik. Se trata de un relato macabro sobre la legendaria aristócrata húngara Isabel Bathory, personaje que se hizo tristemente célebre por el asesinato de cerca de 600 mujeres y la realización de grotescos ritos para perpetuar su belleza y juventud, personaje que, en ojos de la directora de la obra, es una excelente excusa para abordar problemáticas políticas, de género y principalmente en el actual contexto social que vive el país.
“Es súper potente darse cuenta que un trabajo puede funcionar como un espejo de lo que hoy estamos viendo. Y eso reafirma algo que siempre he pensado, y que tiene que ver que los temas siempre son los mismos. Lo que pasa, es que ahora parece estar más claro quiénes son esos otros. Creo que esa es la idea del teatro, reflejar algo de la sociedad. En este caso no se trató de manera evidente ni de tiempo actual. Más bien hicimos un recorte de un país muy lejano, y donde suceden cosas que podrían pasar en cualquier lugar. Para nosotros tuvo mucho sentido aparecer en escena con nuestro trabajo, ya que pone en circulación estos conceptos que siempre hemos sabido que están” asevera Stephie Bastías, egresada de la Escuela de Teatro de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y que cuenta con un elenco de actrices egresadas de la misma escuela.
Todas forman parte de la nueva camada de artistas jóvenes que llegan al teatro. Al respecto, Bastías señala que hay una gran fuerza juvenil que queda clara en relación a quiénes llevan este movimiento y de alguna forma se traspasa al trabajo de la creación. “Hay cosas súper erráticas a propósito de querer hacerse cargo de la realidad, pero creo que esa intención es muy buena. Hace rato que los joven tienen mucho que ver con la disidencia y la violencia. Hay algo que tiene el teatro joven que no tiene el teatro consagrado, que es esta irreverencia e ‘irresponsabilidad’ que siento que es muy buena. Creo que a Santiago a Mil le hizo muy bien abrir ese foco, porque hace que se refresquen las caras, la crítica a veces tiene que ver con que siempre son los mismos y permite que personas como yo, que no nos conoce nadie podamos tener acceso a este importante espacio” Finaliza Bastías.
La mirada de los consagrados
Desde el lado de quienes forman parte del mundo de la cultura y aprecian desde fuera la evolución del teatro de egreso y nuevas voces, la ex Ministra de Cultura y directora artística del Teatro Camilo Henríquez, Paulina Urrutia, sólo tiene palabras de admiración para el nuevo teatro joven y sus referentes. En particular el que secongrega en el espacio de Amunategui esta temporada. En el celebrado Ciclo de Nuevas Directoras, que reunió a realizadoras consagradas y novísimas se programaron obras de Coca Duarte, Ana Luz Ormazábal y “La Torre”, de la titulada de la UAHC, Stephie Bastías. Acerca de ésta producción, Urrutia considera que tanto la temática como la recepción de un público transversal de adultos y escolares exigían una nueva oportunidad de estrenarla: “La Torre” es un montaje espectacular e impresionante en su manejo escénico, con actuaciones extraordinarias que están puestas al servicio de una obra de terror. Hemos quedado fascinados de que esta directora de apenas 26 años sea capaz de crear un dialecto que juega con la traducción simultánea, lo que pasa en escena y lo que te transmite al mismo tiempo”, dice sobre un género que asegura sólo haber visto en el cine.
Respecto de las nuevas compañías recién salidas de las universidades chilenas, la actriz plantea que se trata de una generación que sabe leer muy bien a sus comunidades, lo cual permite un feliz encuentro entre las dramaturgias y un éxito de público en festivales, ciclos y propuestas de este tipo de teatro en general. “A diferencia de otros estilos, este tipo de teatro no es uno encerrado en sí mismo o que nace mirándose el ombligo. Es un teatro que está creando arte para entregarlo al público y este, a su vez, quiere vivir emociones de manera colectiva. El teatro joven lo que está haciendo es hacer que nos comprendamos y nos miremos no solo desde lo individual. Son compañías con una vida por delante que hacen del teatro chileno, más que nunca, algo lleno de sentido y de visión”, reflexiona.
En tanto, el dramaturgo Ramón Griffero, testigo del devenir del teatro chileno contemporáneo y de los nuevos temas de nuevas generaciones de recién egresados, considera que existe una vinculación muy propia de estas temáticas y contingencias con los tiempos de esta juventud. “Se puede apreciar un interés muy marcado por la situación del pueblo mapuche, tal como en su momento la crisis de la educación fue una bandera de lucha y hoy lo son también las obras sobre lo trans y el género. Hay una cuestión de rebeldía que es algo muy juvenil y propio del nuevo teatro. Cuando dejen de tratar las temáticas más recurrentes de sus tiempos, dejarán de limitar el imaginario de su dramaturgia”, advierte el autor
Por su parte, Claudio Pueller, director teatral y Licenciado en Estética, a cargo del Balmaceda Arte Joven Metropolitana durante julio en el Teatro Nacional Chileno, también ha acogido a algunos de estos creadores de la Escuela de Teatro de la UAHC. Defiende que estas nuevas voces y dramaturgias se hagan oír en espacios cada vez más escasos para el arte en general. Manifestaciones seleccionadas como “La Silla”, de Colectivo de Yerro; “La Torre”, de la Compañía La Trama; “Siberia”, de la Compañía Las Siamesas y “Peregrino” de Teatro Rictus, defienden angustias evidentes, cree Pueller. “Todas ellas están registrando lo que han sentido, lo que está pasando y lo que va a evolucionar en algo muy amplio. Me llama la atención el lenguaje contemporáneo, es algo que va adoptando formas muy interesantes”, dice sobre el teatro joven.
