Periodista y Director de Página 19.
Abogada de profesión y titulada en la Universidad de Chile, Bárbara Sepúlveda, Constituyente por Apruebo Dignidad, militante del Partido Comunista, acababa de dar su discurso en el Pleno de la Convención Constitucional, previo a esta entrevista. Allí habló sobre las causas y anhelos del feminismo y de cómo debe atravesar la nueva Constitución para Chile.
Con un Magister en Derecho Público en la misma casa de estudios que la cobijó, Bárbara también cuenta con otro Magíster en Género en una universidad de Inglaterra. Y relata que ya tiene pensado su futuro post elección: hacer un Doctorado para ampliar su formación. También comenta su optimismo que la redacción de la nueva Constitución cumplirá con los plazos que se fijaron.
-¿Pensó alguna vez que siendo tan joven sería parte de redactar una nueva Constitución para Chile o creyó que tendríamos la Constitución de Pinochet para siempre?
– La verdad no. Tener una nueva Constitución era una esperanza, un anhelo, yo me especialicé en Derecho Público y la gente que me preguntaba por qué lo había hecho pensando que siempre iba a estar estudiando la Constitución de 1980, de la dictadura, pero también veía que había movimientos por una nueva Constitución, pero nunca me imaginé vivir este proceso.
-¿Cuál es la evaluación que hace de estos más de 3 meses de la Convención Constitucional?
-Creo que hemos hecho un gran trabajo, que ha costado muchísimo y que ha significado un gran sacrificio, especialmente de mujeres cuidadoras, de aquellas que cuidan a otras personas, y que tienen que estar en horarios donde nadie debería estar trabajando y que ha significado un esfuerzo colectivo por esos obstáculos que nos ha puesto el gobierno que no ha querido colaborar con esta Convención y con el proceso. Lo hemos logrado todas solas y solos, con el apoyo de otras instituciones como las universidades y centros de pensamientos.
-¿Cuál es su opinión respecto al actuar de la derecha y también del tratamiento que están haciendo los medios hegemónicos conservadores que están siempre cuestionando la Convención?
-Creo que hay un sector que vino a eso, a poner obstáculos y se les nota mucho. Eso es lo que los moviliza a estar presentes. Hay otro sector de la derecha que se presenta más dialogante, pero espero que eso se refleje en el momento de elaborar la nueva Constitución. Creo que lo de los medios de comunicación es algo muy complejo porque pienso que será difícil generar desde aquí una información oficial o de una plataforma grande, porque eso requiere de mucho apoyo. Si bien han existido varias iniciativas para enmendar el rumbo, aún no hemos logrado informar de la manera que quisiéramos. Hay una deficiencia y todas y todos lo sabemos. Se creó una oficina de comunicaciones y estamos intentando contrarrestar la campaña de desinformación y la campaña de desprestigio que ha iniciado la derecha fuera y dentro de la Constituyente. Han tergiversado un montón de cosas y han mentido incluso, como que nos hemos subido los sueldos o no trabajamos. Hay Constituyentes de regiones que dejan sus familias y terminan muchas veces trabajando hasta altas horas de la madrugada.
–Teniendo presente que esta es la única Convención en el mundo que es paritaria, ¿por qué no existe una comisión de género?
-Esa es una muy buena pregunta. Alguna vez la pensamos y junto con las organizaciones feministas decidimos que lo mejor era tener una especie de Comisión de Transversalización de Género porque podía estar en riesgo que los temas feministas o de género se encapsularan en un solo espacio donde estemos todas las feministas y no estemos incidiendo también en los otros temas de la Convención. Tenemos que tener presencia en todas las comisiones. Lo otro es que se replica que el género tiene que ser una especificidad cuando es todo lo contrario. Es decir, tiene que haber una mirada, un enfoque, que esté presente en todo el texto constitucional.
-¿Qué significa contar con una Constitución feminista, qué debería estar sí o sí?
-La lista es muy larga, porque la exclusión de la mujer es histórica. No solo desde su identidad, porque esta Constitución solo dice mujer una sola vez, sino de nuestros derechos, experiencias de vida, del poder que no hemos ostentado, de los lugares no jerarquizados de segunda, tercera categoría y por eso hemos dicho que hay que atravesar la nueva Constitución de principio a fin con perspectiva de género. Eso significa los valores, los derechos sociales, la redistribución del poder, el diseño de la institucionalidad, las garantías que existan, el rol del Estado, los mandatos del poder del Estado para aplicar la perspectiva de género. Es decir, no hay nada dentro de la nueva Constitución que sea ajeno al género. Podríamos estar más de dos horas conversando de lo que debería estar allí.
-En ese sentido, ¿la nueva Constitución debería tener un lenguaje inclusivo o no?
-Yo creo que sí. Creo hay formas de hacerlo, tenemos además asesorías de académicas muy prestigiosas que proponen un lenguaje inclusivo en el sentido de abarcar a todos y todas sin llegar al binario que puede ser un poco agotador de leer. Por ejemplo, no decir ciudadanas y ciudadanos, sino ciudadanía, pero cuando hay que hablar de las mujeres hay que nombrarlas como tal. Cuando hay que hablar de las diversidades sexuales lo mismo. Es un equilibrio que tiene que existir en un lenguaje que nos muestre, que nos visibilice, pero al mismo tiempo usar genéricos que impliquen hablar de todos y todas sin replicar la lógica binaria del discurso, que es una forma de hacerlo, pero para una Constitución parecería que es mejor usar eso.
-Ustedes sacaron un libro llamado “Una Constitución Feminista”, ¿Cuál es el mensaje que entrega?
-El principal mensaje es que una constitución feminista es posible, que sus contenidos son ampliamente diversos, que hay muchos enfoques, muchos feminismos, muchas mujeres que nos vemos reflejadas también en esta disputa por un poder hegemónico, pero también por nuestra disputa en un lugar en la historia. Es un libro que invita a la ciudadanía a reflexionar sobre los diversos temas que engloban el feminismo en el texto constitucional, que revisa experiencias comparadas, que nos muestra aciertos y errores también. Es un libro para aprender y reflexionar de la mano de muchas mujeres que son brillantes, de mujeres que dan sus luchas desde sus propios espacios de trabajo y que son referentes del pensamiento crítico que implica el feminismo. Para mí ha sido un orgullo coordinar el libro porque lo escribimos entre 21 mujeres. Esto fue una creación colectiva y habla muy bien de lo que es el feminismo, de esta red, de estos colectivos que conversan, dialogan y ofrecemos distintas soluciones.
Esta publicación es parte del trabajo colaborativo entre Página19 y la Fundación Friedrich Ebert (FES) en Chile.
