periodista.
Carlos Calvo (74), es un hombre que ha dedicado su vida a la enseñanza, ya sea en colegios o universidades. Sus primeros estudios superiores los realizó en la Universidad Católica de Valparaíso, ciudad de la cual es oriundo. Ahí se tituló de profesor de filosofía. Luego, obtuvo un Magíster y un Doctorado en Educación en la Universidad de Stanford de EEUU. Sin embargo, actualmente se encuentra embarcado en un desafío fuera de las aulas: llegar a ser parte de la Convención Constitucional que redactará la próxima Carta Magna del país.
Llegó a vivir a la Región de Coquimbo hace más de 30 años, cuando comenzó a dar clases en la Universidad de La Serena. Actualmente está retirado de las aulas, no obstante, confiesa que nunca dejará de ser educador. Ejerció por tres décadas en la Universidad de La Serena, y ahí fue forjando un vínculo con la zona donde espera ser electo constituyente.
A pesar de estar jubilado, no ha abandonado por completo su labor como docente, ya que hasta antes de la pandemia ejercía como voluntario en la Universidad Abierta de Recoleta, donde fue testigo del comienzo y consolidación de aquel proyecto educativo.
Fue alumno del histórico educador Paulo Freire, de quien aprendió la labor docente como actor social de cambio. Además, él lo inspiró para alfabetizar a pobladores de Valparaíso, La Serena y Ovalle, durante su juventud. Quizás esa es una de las variables que explican su cercanía con el mundo social, al cual siempre ha procurado aportar desde su labor como profesor.
Actualmente busca un cupo para redactar la próxima constitución, vacante que le ofreció el Partido Socialista, organización de la cual se considera simpatizante, pero en la cual nunca ha militado. Espera que la próxima Carta Magna sea breve y la hoja de ruta para un país más igualitario en distintos ámbitos. No obstante, su pasión por la enseñanza y sus conocimientos en educación son sus atributos más fuertes.
¿Por qué decidió ser candidato constitucional?
Porque soy educador de toda mi vida, ya estoy jubilado, pero sigo siendo educador. Como se dice, me jubilé del empleo pero no del trabajo, y siempre como educador que le piden dar un paso adelante. Cuando me llamaron desde el Partido Socialista (PS) para consultarme si estaba interesado en ser candidato, no tuve ninguna duda en decir que sí. Lo único que exigí fue que me debían garantizar mi independencia, la cual he tenido siempre, aceptaron la condición y me dijeron que no habría problema.
¿A qué se refiere con garantizar su independencia?
No soy militante, por lo tanto, actúo como independiente, sin seguir obligatoriamente los lineamientos del PS, no tendría que tener una dependencia de ellos para decir lo que yo voy a decir ahora, por ejemplo. Evidentemente esto implica el diálogo con ellos, por supuesto, y lo he estado haciendo, he participado en actividades militantes, y claro me gusta, pero no soy militante, entonces lo que yo quería es ser simplemente lo que he sido siempre: independiente de izquierda.
¿Qué lo lleva a tomar la decisión de ser candidato?
Porque soy educador de toda mi vida. Ya estoy jubilado pero sigo siendo educador, como se dice, me jubile del empleo pero no del trabajo y siempre como educador les enseñé a mis estudiantes la responsabilidad ética y política que tenemos nosotros en nuestro proceso de enseñanza, porque no enseñamos solo contenido, sino también una postura frente a la vida, Hay ciertos momentos de la vida que le piden dar un paso adelante, la única pregunta fue si me iban garantizar la independencia que he tenido siempre, y me dijeron inmediatamente que sí.
¿Qué aspectos esenciales deberían cambiar en la nueva constitución?
Cuando dices cambiar, yo digo crear una nueva constitución, para enfatizar en el cambio, pero que no será un cambio cosmético. Tenemos que pensar antes que nada una sociedad, cómo queremos vivir, cómo queremos gozar de la vida, cómo queremos disfrutar de los bienes que tengamos, bienes culturales, bienes materiales. Pensar cómo vamos a ser solidarios con los demás y eso plasmarlo en una nueva constitución. Para mí, se trata de una nueva constitución, no de un cambio cosmético, porque al final de tanto cambio termina siendo un adefesio. Entonces, tenemos que pensarlo de otra manera y ojalá superar las barreras que nos mantienen separados.
A su juicio, ¿cuáles son esas barreras?
En muchos casos son separaciones ideológicas y cuando compartimos coloquialmente con las personas te das cuenta que desaparecen, que podemos convivir, como a ratos nos damos cuenta que no podemos convivir. Entonces, tenemos que crear un marco que nos permita a nosotros, y yo creo que esta constitución tiene que ser muy breve, muy sencilla, porque en la medida que nosotros entremos a definir muchos detalles de la vida nos vamos a enredar. Tenemos que asentar los cimientos para que florezcan y después los otros legisladores verán cómo van armando todo. Tenemos que poner límites para que en caso de que se empiece a dar la tentación de acaparar, de tener demasiadas riquezas, exista algún freno ético que le diga “compadre usted no puede traspasar esta línea, acordamos que usted puede ganar pero hay un límite frente a eso.
A su juicio, ¿el rol subsidiario del Estado se debería mantener o modificar?
El Estado no puede ser subsidiario, por distintas razones que nacen de la diversidad de los seres humanos. Hay personas que nacen con habilidades extraordinarias para los negocios y otras que no les importan los negocios o que no tienen ninguna habilidad, entonces es muy sencillo que haya ciertas que personas puedan enriquecerse, incluso usando buenas herramientas, sin robos, sin engaños ni nada, son hábiles. Tenemos que poner a esas personas no un límite a su creatividad, ni tampoco en el disfrute de la vida, pero sí un límite en el poder que eventualmente pudieran adquirir. Hay experiencias de pueblos indígenas, eso lo tienen muy bien regulado, para evitar que un buen cazador termine teniendo más poder que el resto, por la razón que fuera. Entonces, el Estado tiene que tener un rol protagónico para salvaguardar los derechos que requerimos y garantizar que todos disfrutemos de la vida, independiente de los orígenes y todo eso.
¿Qué derechos deberían quedar garantizados ?
El derecho a la educación ciertamente, pero voy más allá que el derecho a la escolarización, que también debe estar garantizado, pero no me cabe ninguna duda, con mi experiencia de educador e investigador de la educación, que este modelo de escuela tenemos que cambiarlo porque no da resultados.
¿A qué modelo de escuela deberíamos pasar?
Debería cambiar el modelo de educación más que el de escuela, porque la escuela tiene un futuro bastante incierto con todos los cambios científicos y tecnológicos. Creo que cada vez va a ser menos necesario la escuela, aprender los contenidos, porque van a estar al alcance de la mano de todos nosotros, tal vez no del cien por ciento, pero con el tiempo quizás se llegue a eso.
¿Cómo debería ser esta educación?
En primer lugar, que reconozca que estamos dotados para aprender bien y de todo. Los problemas de aprendizajes normalmente surgen en el seno familiar, cuando se le empieza a prohibir a los niños y niñas ciertas cosas, que son peligrosas, o que como una niña está haciendo tal cosa. Pero sin ninguna duda, en la escuela nos han ido inculcando, por ejemplo, que no se puede cantar, que tienes mala voz, me inculcaron también que era malo para las matemáticas. Se debe incentivar la curiosidad y que intentes resolver problemas sin castigarte si te equivocas, porque la equivocación forma parte del devenir de una persona. Entonces tienen que dejarlo, lo que debería hacer el educador es supervisar, apoyar y sugerir. Los procesos educativos son colaborativos.
¿Cuál es su opinión de las pruebas estandarizadas como la PTU o el Simce?
Sin duda, una prueba estandarizada cuando está rigidizada es negativa, porque los meto a todos por el mismo cedazo, y no somos todos iguales. Entonces me pueden obligar a responder de cierta manera, cuando yo tiendo a responder de otra. ¿Se puede decir bueno cómo lo hacemos? Aceptando la diversidad, nosotros no estamos acostumbrados en la formalidad de nuestros trabajos a reconocer la diversidad, pero en la vida informal de todos nosotros lo que hacemos siempre es reconocer la diversidad, por eso no logramos encajar la formalidad del trabajo con la informalidad de la vida. Vivimos en medio de una diversidad, es bueno evaluar, por supuesto que sí, es conveniente que un estado sepa cómo están aprendiendo sus educandos.
¿Cómo debería ser un proceso de admisión a la educación superior?
Hay maneras en que se puede ponderar lo que el estudiante está aprendiendo, el problema de las pruebas estandarizadas es que estandarizamos y es que es una prueba rígida, todos pasan por el mismo sello. Mis prejuicios ideológicos, mis prejuicios culturales, mostramos la hilacha, como se dice en chileno. Por años en la PSU se encontró una situación extraña, las mujeres tenían mejores resultados que aprendizajes matemáticos en la escuela, pero llegaba la PSU y bajaban con relación a los varones. Finalmente, se descubrió que la PSU tiene sesgos machistas en las preguntas. Entonces eso es injusto, y cómo lo controlamos, permitiendo que nosotros valoremos las diversidades, una chica criada en el campo es muy distinta a un chico criado en Santiago y ambos distintos a un chico criado en Vallenar urbano, porque son zonas distintas, entonces ese es el problema con la estandarización.
