En la misma semana del 8M coincidieron la publicación de las cifras del INE acerca de la brecha salarial entre hombres y mujeres, cercana a 1/3 de diferencia y la interpelación a la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Isabel Plá (cuestionada por la pasividad de su cartera en cuanto a las denuncias de violencia política-sexual en el contexto de las manifestaciones sociales recientes). También un comentario insólito del Presidente Piñera cuando se promulgaba la Ley Gabriela, que tipifica la figura del femicidio dentro del pololeo: “…a veces no es solamente la voluntad de los hombres de abusar, sino también la posición de las mujeres de ser abusadas”, dijo en pleno anuncio de la ley el mandatario.
Luego de la multitudinaria marcha que, según sondeos extraoficiales, alcanzó una convocatoria cercana a los 2 millones de mujeres, la protesta social se robustece al igual que la aparente falta de empatía del gobierno y un hábito machista que tensiona el debate sobre cuánto espacio ha abierto la mujer en tiempos de supuesto cambio. Para muchos y muchas especialistas existe una importante falta de comprensión respecto a la relevancia de garantizar la igualdad y respeto a la mujer.
“Tenemos que pensar que estamos en un país donde aún existe una legislación que permite que las mujeres sean evidentemente maltratadas para defender sus derechos. Estamos en un estado que no promueve una educación de calidad y completa, respecto de los derechos sexuales y reproductivos de niños, niñas y adolescentes. Aún tenemos una iglesia que pautea la educación de gran parte de la población, donde todavía debemos tener referentes visuales respecto de lo que significa ser hombre o mujer. Entonces, estamos muy alejados de terminar con las brechas de género y de tener condiciones igualitarias para la población”, señala Isabel Plaza, Coordinadora del Observatorio de Educación en Derechos Humanos de la Facultad de Pedagogía de la UAHC.
Garantizar derechos
Para la educadora hay que poner atención en que el patriarcado también ha afectado la socialización de los hombres sin que estos sean conscientes de ello. Agrega que cuando se intenta garantizar los derechos de la mujer, esto también garantiza los del resto de la población, algo fundamental en una sociedad. “Sin embargo, cuesta hablar de avances cuando un Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género y su ministra se encuentran completamente sesgados en su discurso. No parece haber ningún tipo de comprensión respecto de lo que significa la lucha por los derechos de las mujeres”, agrega Plaza.
Pese a que existen avances en algunas materias, aún hay brechas en el ámbito económico para un país en el que, según el CENSO hay 260.108 más mujeres que hombres. En total, 9.859.209 mujeres que representan más del 50% de la población (50,7%) de un país del participan significativamente menos en cuanto al mercado laboral, ingresos y la autonomía económica.
La investigadora en DD.HH destaca como punto positivo un contexto reciente en el que la búsqueda del cambio y la dignidad en cuanto a derechos de género se ha convertido en una necesidad de los y las más jóvenes aunque esto tenga un alto costo personal. Al respecto, el Instituto Nacional de Derechos Humanos señala que ha registrado hasta ahora más de 400 denuncias de mujeres que sufrieron violencia sexual, denuncias por tortura, maltratos, y una serie de abusos en lo que va de manifestaciones desde el 18 de octubre pasado.
“Creo que eso es el gran hito de los últimos años en Chile. Es decir, ver justamente a una población joven representada en sus mujeres y hombres, y en una diversidad de personas que transitan de un lado a otro y que está dando una pelea alcosto de sus propias integridades, por acercarnos a la justicia que implica tener un sistema igualitario”, finaliza Plaza.
