Periodista.
Una singular batalla están dando un conjunto de vecinos y organizaciones ambientales y sociales de la comuna de La Reina, por rescatar lo que a todas luces se constituye en uno de los patrimonios más importantes de lo que fuera la historia del abastecimiento de agua de la ciudad de Santiago.
Mientras Aguas Andinas está licitando parte de un terreno que albergó algunas de las instalaciones que otrora sirvieron para encauzar las aguas de la llamada Quebrada de Ramón hacia una naciente cuidad de Santiago, desde la Colonia; un grupo de vecinos y organizaciones ambientalistas están bregando para que dicho terreno sea adjudicado al Municipio de La Reina y que éste, en conjunto con los vecinos, desarrollen un proyecto para constituir un “Museo del Agua”, en el contexto de un espacio verde que rescate este relevante pedazo del devenir hídrico local.
Hagamos un poco de historia. El caminar de Chile y el curso de sus aguas comienza a cruzarse pocos años después de la fundación de Santiago. Ya en 1577, los conquistadores se dieron cuenta de que una aún pequeña ciudad como Santiago, necesitaba un abastecimiento más regular de agua para beber y para ello no encontraron mejores condiciones del vital elemento que las que provenían de la llamada Quebrada de Ramón, llamada así en honor-se dice-, del gobernador de la colonia don Alfonso García de Ramón desde 1600 en adelante. Antes, los conquistadores se abastecían de un entonces cristalino río Mapocho.
El abastecimiento del agua era un tema central para la administración española, que ya entonces buscaba la manera de dotar de aguas a las fértiles tierras del sector alto de la hoy Región Metropolitana. Sin embargo, sería solo en 1802, cerca de la Independencia, cuando se proyectó el Canal San Carlos, por ejemplo, que uniría el Maipo con el Mapocho, el que se terminó de construir en 1820.
Como vemos la historia del abastecimiento de agua en Santiago, sea para beber o el regadío, está ligada a lo que era el territorio antes denominado Ñuñohue, hoy Ñuñoa o más específicamente la actual comuna de La Reina, donde se buscaba administrar y encauzar las aguas provenientes de la Cordillera.
Las aguas que venían de la famosa Quebrada de Ramón, que algunos investigadores citan como de Rabón, fueron las protagonistas desde la Conquista y hasta más o menos la mitad del siglo XIX, de lo que fue el abastecimiento clave de agua de una creciente cuidad de Santiago.
El comienzo de este abastecimiento fue celebrado a vuelo de campanas en agosto de 1578 y los prohombres de la ciudad se reunieron para beberla. Sin embargo, el hecho resultó algo disminuido por otra noticia de la época: el ataque, por parte del pirata Sir Francis Drake, quien había saqueado las bodegas y el oro en polvo depositados en Valparaíso, pero que afortunadamente fue rechazado en la Herradura de Coquimbo.
Así como la quebrada de Ramón tuvo su estrellato como abastecedora de agua de Santiago, sería Benjamín Vicuña Mackenna quien visionariamente proyectaría que la ciudad capital seguiría creciendo vertiginosamente con los años y por lo tanto, necesitaría de un abastecimiento de agua más voluminoso como el que solo podrían proveer las aguas del Cajón del Maipo.
Sigamos avanzando por esta historia de aguas y territorio. Después de que las cristalinas aguas de la Quebrada de Ramón- que a diferencia de otros pequeños cauces, aún puede ser disfrutada en la cordillera del sector oriente- llegaran prácticamente a tajo abierto hacia la Plaza de Armas de Santiago, sería el gobernador Ambrosio O’Higgins quien encargaría la construcción de una red de cañerías superficiales de greda, para mejorar la calidad de las aguas y su transporte a la ciudad”, precisa Sebastián Infante, director ejecutivo de la Fundación Sendero de Chile y uno de los principales promotores de la defensa de este patrimonio histórico y natural.
“En 1861 se creó la Empresa de Agua Potable de Santiago, y para 1865 se terminaban de construir los dos primeros estanques para almacenar agua potable para Santiago, que se ubicaron en la actual comuna de La Reina, capturando los flujos del estero de Ramón. También comienza entonces la distribución del agua potable por la ciudad a través de cañerías metálicas”, agrega Infante.
Tan relevantes eran estas aguas de la cordillera del valle central, que en 1894 se expropiaron los terrenos de la hoya hidrográfica de la quebrada de Ramón a los entonces propietarios de fundos de apellidos Ossa y Larraín, todavía recordados por el nombre de las principales calles de la comuna de La Reina, compensándoseles debidamente con el curso de otras aguas.
“Respecto de los primeros estanques de agua potable de Santiago, cabe señalar que 161 años después están inutilizados, en un estado de ruina y completo abandono. Lo mismo cabe decir de sus infraestructuras de captación de aguas y de desagües desde y hacia el aledaño Canal de Ramón”, destaca Infante, al relevar la importancia patrimonial del lugar.
Las citadas infraestructuras, muy a maltraer, están ubicadas al interior de un predio de 5,5 hectáreas, de forma irregular, demarcado por la trayectoria del canal que lo cruza en su interior. “En este espacio se levantó un club de campo para los trabajadores de la compañía estatal del agua potable, que funcionó hasta que ésta fue privatizada a fines de los años 90, hoy en manos de Aguas Andinas. Con el tiempo y los nuevos aires empresariales, mantener un club de campo para el bienestar de los trabajadores de la empresa se estimó como un gasto superfluo y el hermoso espacio terminaría convirtiéndose en un sitio eriazo, que genera conflictos entre sus vecinos por razones de seguridad. Solamente ha estado protegido de la voracidad inmobiliaria por la afectación como área verde que establece el plan regulador comunal”.
Sin embargo, en una operación muy poco entendida porque quienes defienden el interés patrimonial del sector, Aguas Andinas decidió licitar una parte del terreno involucrado, un 5% -según el plano regulador actual, que puede destinarse a equipamiento- con frente a avenida Príncipe de Gales, con el peligro que termine finalmente entregado a los intereses inmobiliarios que siempre han acechado el área. Esta operación de venta debiera concretarse el 29 de octubre próximo y un activo grupo de vecinos están movilizándose para que la empresa adjudique al Municipio estos terrenos y se construya allí un “Museo del Agua”, además de parque, humedales y huertos, considerando la relevancia histórica del lugar, la primera planta de agua potable de Santiago.
Se sabe que se han desarrollado múltiples contactos, incluida la empresa aludida y el propio Municipio, que está interesado en desarrollar el proyecto, para que pudiera fructificar esta iniciativa y se espera poder recuperar el lugar, en una comuna que ya tiene una tradición ambiental dada por su Parque Intercomunal, sus accesos a la Cordillera, el cruce del Canal San Carlos y la existencia de importantes áreas verdes locales.
