Sociólogo.
“Había una vez un tal Blaise Pascal, etc., etc.”.
Las apuestas imbéciles. Poema de Jacques Prevert[1]
El salto hacia delante[2].
Frente a la virulencia -y bien orquestados financiamientos- de las campañas para promover las técnicas de geoingeniería, con eventos al más alto nivel[3], organizados en todo el mundo para su promoción, como única posibilidad de combatir el nivel actual y las todavía peores proyecciones del Desastre Climático, hay que reconocer que las respuestas de los gobiernos y de sus especialistas han sido muy tibias, si consideramos el lugar de “posible” que las técnicas de geoingeniería ocupan en los informes del IPCC, Haciendo caso omiso de la importancia de consensos previos, como el “principio de precautoriedad”, aprobado en Río en 1992, por NU o el convenio de Londres, para limitar la ´polución marina (2006) de la Organización Internacional Marina (OIM).
Ante las urgentes realidades del cambio climático, científicos, gobiernos, activistas e incluso investigadores comprometidos, están explorando la posibilidad de que la humanidad pueda enmascarar los impactos del clima con soluciones tecnológicas nuevas y profundamente riesgosas. Tanto la evidencia abundante como la historia, muestran que este enfoque es, en el mejor de los casos, una distracción arriesgada y, en el peor de los casos, profundamente peligroso para las personas, los ecosistemas y el planeta.
Aunque no hay forma objetiva de saber realmente de los efectos que tendrá un cambio exponencial de gran magnitud, si podemos estar seguros que la industria que durante décadas negó la realidad del cambio climático (estando positivamente cierta de ser la causante, con la explotación y utilización de los combustibles fósiles), durante décadas gastó millones de dólares al año en lobbies, financiar investigaciones que negaban el cambio climático y realizar una gigantesca campaña de desinformación a través de los media.
Ahora son esas mismas compañías que gustosamente reconocen el estado catastrófico en que se encuentra el planeta y quienes abogan por una masiva utilización de la geoingeniería como único medio de salvarnos del desastre, aunque ello no implique considerar cambios profundos en el sistema productivo, ni dejar de explotar aún más los combustibles fósiles.
El Experimento de Perturbación Controlada Estratosférica (SCoPEx), liderado por la Universidad de Harvard, anunció que la empresa Raven Aerostar, con sede en Dakota del Sur, es el nuevo socio comercial que se hará cargo de los globos aerostáticos, para sus experimentos de manejo de radiación solar al aire libre. Raven Aerostar se especializa en globos y aeronaves estratosféricas. Según SCoPEx, es probable que las pruebas de campo se realicen en Nuevo México, pero el lugar exacto aún no está disponible.
El Marine Cloud Brightening Project (MCBP) publicó más detalles de los experimentos al aire libre propuestos. El objetivo del proyecto es llevar a cabo la iluminación de nubes marinas a cielo abierto rociando una fina niebla de agua de mar en las nubes. El número de experimentos al aire libre anunciados aumentó a cinco. La prueba a gran escala afectaría un área de 10,000 km².
La Fundación Canadiense de Investigación Marina Océanos, -en el silencio de los inocentes-, continúa buscando financiamiento para realizar experimentos de fertilización oceánica a gran escala en aguas de Chile y Perú. Los pescadores artesanales lo sabrán en su momento y tal vez nos puedan contar.
Utilizando un símil con la formulación marxista, de que la ideología está determinada por el lugar del sujeto en la sociedad, -posición que ciertamente encuentra un lugar fundamental en su obra-, el célebre antropólogo francés Claude Levi-Strauss, dice que los hechos históricos no existen per se, sino que el mundo es incorporado a nuestro análisis en función de nuestras opiniones sociales, las cuales reafirma. Así, es cierto que la información que proviene de la industria de las tecnologías, no debe despreciarse, aunque se difunda por los mismos canales de negocios, que nos han traído al deplorable estado en que nos encontramos.
Al momento de publicar estas letras ya debe haber ocurrido la huelga mundial por el clima del 24 de mayo que hasta nos tuvo en las calles. Para septiembre, los estudiantes anunciaron una semana mundial de huelgas. Seguiremos transmitiendo.
Hace ya muchos años, que las compañías tabacaleras descubrieron el vínculo entre sus productos y el cáncer de pulmón. ¿Avisaron a sus clientes? No, negaron la relación por completo, engañando al público durante décadas, mientras asesinaban a sus clientes. De manera similar, los científicos de ExxonMobil hicieron predicciones asombrosamente precisas sobre el cambio climático desde 1982, y luego gastaron millones de dólares en una campaña de desinformación, para sembrar dudas públicas sobre el cambio climático.
Así lo sostiene el informe, “Combustible para el fuego: cómo la geoingeniería amenaza con atenuar la importancia de los combustibles fósiles y acelerar la crisis climática”, publicado en Washington y Berlín por el Centro para el Derecho Internacional del Medio Ambiente (CIEL) y la Fundación Heinrich Böll[4], quien revela que vivimos en la ola deuna creciente creencia, de que la geoingeniería es absolutamente necesaria para abordar el cambio climático y sería la única manera, de lograr los objetivos de los acuerdos de Paris.
La publicación señala que la aparentemente “neutra” geoingeniería y sus variantes, al tiempo que mantiene la infraestructura de combustibles fósiles durante las décadas por venir, destaca cómo está explotando la real urgencia y la enorme magnitud de la crisis climática, para impulsar programas como la Captura y Sumideros de Carbono (CCS) la eliminación del dióxido de carbono (CDR) y la gestión de la radiación solar (SRM), en lugar de atacar las verdaderas causas del aumento de la temperatura.
En un interesante y documentado libro, la investigación examina la larga historia de la industria de los combustibles fósiles y su papel continuo (y desconocido) en el desarrollo y la promoción de conceptos y tecnologías claves de la geoingeniería, así como las formas en que estas tecnologías sirven en la actualidad para proteger a la industria y promocionar nuevas y mayores emisiones de combustibles fósiles.
El informe investiga el papel temprano, continuo y, francamente sorprendente, de la industria de los combustibles fósiles, en el desarrollo, patentes y promoción de las tecnologías de geoingeniería. Examina de que manera las estrategias promovidas con más fuerza para la eliminación del dióxido de carbono, sus modalidades de captura y la modificación de la radiación solar, dependen de la producción y combustión continua de combustibles intensivos en carbono.
El estudio demuestra que la hipotética promesa de la geoingeniería futura se está utilizando por los principales productores de combustibles fósiles, para justificar la producción y el uso continuos de petróleo, gas y carbón durante las próximas décadas.
Expone el contraste entre el discurso oficial y bien trabajado, con muchos recursos mediáticos, que la geoingeniería es un complemento moralmente necesario e imprescindible frente a la acción dramática del clima, exponiendo los argumentos comerciales de sus defensores acérrimos y la narrativa emergente de quienes por el contrario, sostienen que la geoingeniería es simplemente una forma de evitar la necesidad de verdaderos cambios sistémicos, como única manera de alcanzar las metas de mantener los aumentos de la temperatura por debajo de los 2°C.
Estamos más allá del punto en el que nos decimos que cambiar nuestras pajitas plásticas o desarrollar costosas tecnologías que nunca han sido probadas a gran escala, y que permiten mayor uso y extracción de HCF puede ayudar. La solución para la crisis climática requiere cambios sistémicos a gran escala y no algunas acciones individuales insuficientes. También es pertinente señalar (en la medida que confiemos en la existencia de la legalidad) las acciones que la sociedad civil realiza legalmente contra la industria que causó la crisis a propósito.
De hecho, ya empieza a ser una nueva pauta legal en las sociedades desarrolladas, que las compañías (y los gobiernos), deban enfrentar demandas legales, de personas y grupos, que han sido afectados por la permisividad e inconsistencia, de las leyes que permitieron las acciones dañinas de la industria en su contra y del bien común.
Los ciudadanos podríamos presentar una demanda contra el Estado, por ejemplo, por la utilización de Bombas Lacrimógenas, que tanto afectan la calidad del aire, como de la salud, yendo claramente en contra de los Objetivos de Desarrollo Sustentable. Sin tomar en cuenta el costo que tiene, utilizar armas de guerra, contra la población civil, en tiempos de plena democracia y paz para todos, amén.
[1] La apuesta de Pascal: “Si Dios existe y yo no creo en él, no pierdo nada. Pero si Dios existe y yo no creo en él, lo pierdo todo”. Blaise Pascal (Matemático y filósofo francés. S.XVII)
[2] Concepto utilizado en el psicoanálisis, que refiere a no enfrentar el problema que se tiene, e inventar otro que lo sustituye y permite ignorarlo, pero no lo elimina, haciendo que vuelva a presentarse, aumentado.
[3] “Gobernando la geoingeniería para gestionar el cambio climático en la región”. CEPAL e Iniciativa Carnegie sobre Gobernanza de la Geoingeniería Climática (C2G2) 25/04/2019. Santiago, Chile.
[4] https://www.ciel.org/wp-content/uploads/2019/02/CIEL_FUEL-TO-THE-FIRE_How-Geoengineering-Threatens-to-Entrench-Fossil-Fuels-and-Accelerate-the-Climate-Crisis_February-2019.pdf
