Periodista y Analista.
El título de esta columna hace referencia a dos películas que marcaron la historia del cine, al ganar cinco premios Óscar cada una: El silencio de los inocentes (The Silence of the Lambs, Jonathan Demme, 1991) y Atrapados sin salida (One Flew Over the Cuckoo’s Nest, Milos Forman, 1975). Si bien, sus guiones no tienen nada que ver con lo que a continuación se señalará sí me sirven para explicar el actual escenario político en nuestro país en relación a acciones de violencia política.
El paquete bomba recibido por el presidente del directorio del Metro, Louis de Grange, se suma a una serie de atentados, algunos reivindicados y otros no, realizados por el grupo/individuo, autodenominado: Individualistas Tendiendo a lo Salvaje (ITS) en nuestro país.
Este fenómeno, al igual que el crecimiento del Crimen Organizado, sigue siendo minimizado en su gravedad, por nuestras autoridades para evitar los llamados “costos políticos” pero esto no es de ahora viene hace años. La Real Academia Española define corrobora como dar mayor fuerza a la razón, al argumento o a la opinión aducidos, con nuevos raciocinios o datos. Tomando esta acepción afirmo que este atentado consolida esta metodología política en nuestro país.
En Chile hay atentados terroristas, guste o no nos guste si queremos hablar con la verdad y no ganar una ganancia política de unos pocos puntos en las encuestas. Y es que la iniciativa, el turno, en esta lúgubre partida de ajedrez, está de su lado. Primero, hay que entender que los tiempos de esta clase de grupos no son los tiempos que maneja la autoridad y sólo entrega una cuota falsa de tranquilidad. ¿Y qué pasaría si alguno de estos atentados resultara? ¿Qué nefastas consecuencias traería a la imagen de nuestro país?
Vamos por partes, desde la academia universitaria, llevamos, con varios
colegas, años hablando que el llamado “ecoterrorismo” no es una amenaza
emergente sino una consolidada. El punto de inflexión, se da el año 2001, en que
se conforma una “internacional” de grupos anarquistas, en una primera etapa,
llamados insurreccionales y posteriormente ecologistas, en sus más variadas
vertientes a nivel planetario. Sus publicaciones no dejan continente sin marcar con
sus acciones. Cualquiera lo puede revisar en Internet.
En Chile, vivimos más de 400 atentados los que tuvieron muy pocos éxitos
investigativos y de condenas judiciales (mejor no hablar ciertas cosas…como decía el grupo argentino Sumo). Repito, algo que he dicho varias veces, mucho “anuncio de querella” contra los autores (“Nos haremos parte”), grandes anuncios de modificaciones legales (“Se cambiarán la ley Antiterrorista, la de Inteligencia, etc. etc.”), pero nada real que haya evitado el crecimiento de estos grupos.
Además, lo más grave a mi juicio, es que no existe trabajo prospectivo serio, que incluya la construcción de escenarios que permita adelantarse a los hechos.
Revisemos la historia corta. La gran mayoría de los atentados anarquistas “NO” era terrorista (Horas, advertencias, llamadas), tendencia que cambia en los últimos años. Y utilizo el calificativo de anarquista porque esa es la raíz común pese a que los grupos que utilizan el nombre genérico de Individualidades (Individualistas) Tendiendo a lo Salvaje (ITS) rechazan.
El fenómeno de esta forma de terrorismo ha mutado en los últimos años y
es una muestra extrema de lo que como sociedad no vemos que pasa en nuestro
entorno. La educación en países desarrollados ayuda a ese respecto con leyes y
fiscalizaciones reales al deterioro al medio ambiente. Nuestros hijos exigen y
demandan que “nos coloquemos las pilas” respecto al deterioro de nuestro
entorno.
Sólo para el recuerdo: El 8 de septiembre de 2014, a las 14:05 horas,
explosionó un artefacto explosivo en el subcentro aledaño a la estación de Metro
Escuela Militar, 14 personas resultaron con lesiones de diversa consideración.
Días después del atentado el grupo “Conspiración de Células del Fuego Chile”
(CCFCH) reivindicó el ataque. La mutación desde el anarco insurreccionalismo al
ecoterrorismo era una tendencia natural tal como lo he enseñado hace años en mis clases en la universidad. Las Individualidades Tendiendo a lo Salvaje (ITS) es
la síntesis actual de un grupo, quizá el más peligroso, que convivirá con nosotros,
en este lado del continente, por mucho tiempo. Los pumas son sigilosos y se
conectan con nuestros ancestros.
En México, “Individualidades Tendiendo a lo Salvaje” (ITS) existen hace
muchos años y declararon una “nueva fase en esta guerra abierta contra el
Sistema Tecnoindustrial”. Estos grupúsculos gozarán de autonomía, podrán llevar
a cabo tanto actos de sabotaje como terroristas, (si así lo desean), cuando
quieran, rompiendo con las “formalidades del ataque” y las fechas grupales
predestinadas. Es decir, en cualquier momento y en cualquier lugar, la latente
amenaza de la agresión estará presente.
En el caso de Chile, las ITS se dieron a conocer con el ataque explosivo a
la sede de la escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile el 5 de abril de 2016
que obligo a colocar medidas seguridad torniquetes por las amenazas a
profesores, con nombre y apellido, y a alumnos. Entonces no se diga que este es
un tema desconocido. Ellos señalaron: “De ahí nuestro regalo incendiario
abandonado el día miércoles 6 de Abril, por el segundo grupo activo
de Individualistas Tendiendo a lo Salvaje en Chile. Mientras nos encargábamos de
desviar la atención generando una distracción, dos de los nuestros se adentraron
sigilosamente a eso de las once de la mañana en las instalaciones de la facultad,
para dejar oculta la carga incendiaria, que solo esperaba la hora precisa”.
Posteriormente, el atentado explosivo que sufrió el presidente del directorio
de la estatal Corporación Nacional del Cobre (Codelco), Óscar Landerretche,
ratificó que este grupo existe en Chile. La firma es clara: “¡Por el terrorismo eco-
extremista, por la mafia de ITS, animo individualistas!
¡Por la agudización de la guerra contra el progreso humano! Individualista
Tendiendo a lo Salvaje-Chile-Horda Mística del Bosque, enero, 2017”.
Lo de ahora no es una crónica de un atentado, anunciado en un libro,
olvidado y escondido, que todos conocen, menos los que tienen que tomar las
decisiones. Sólo se escucha hoy el sonido de la naturaleza y no podemos oír la respuesta de nuestras autoridades…los grillos cantan: Cri cri cri.
