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En Latinoamérica el Trabajo Sexual NO es un Delito, Atropellar la Libertad de Expresión SÍ

Crédito foto: REDTRASEX.

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El pasado 3 de junio de 2021 -un día después de la fecha conmemorativa más importante para las trabajadoras sexuales en todo el mundo-, fue bloqueada nuestra cuenta de Instagram: @redtrasex, medida que apelamos inmediatamente siguiendo los pasos de recuperación y reclamo ofrecidos por la red social para solicitar la revisión de su arbitraria decisión. Lejos de tener una respuesta o notificación Instagram procedió a eliminar la cuenta. En la REDTRASEX no obtuvimos respuesta alguna a la enorme cantidad de reportes realizados al respecto.

Esta situación la venimos advirtiendo: a nuestras compañeras de Chile y México las han censurado en los últimos años en redes sociales. Motivos por los cuales el 11 de febrero de 2021 nos presentamos a la convocatoria para participar en la audiencia de oficio sobre moderación de contenidos en internet y libertad de expresión en las Américas ante la CIDH, la cual no fue tenida en cuenta a pesar de que la sociedad entera y las personas que ejercemos el trabajo sexual, asistimos a una fuerte embestida de discursos de odio y estigmatización que buscan socavar nuestras identidades y autodeterminación.

Somos una organización política con una amplia trayectoria de más de 23 años en Latinoamérica y el Caribe, con presencia en 15 países de la región, por y para trabajadoras sexuales, defendemos nuestros DDHH y contamos con 4 sindicatos legalmente reconocidos por los Estados de Colombia, Guatemala, Nicaragua y Perú, durante toda nuestra historia hemos participado de importantes espacios de reunión en la región y reconocemos en este gesto de censura una más y gravísima violación a nuestros derechos.

A la REDTRASEX no la silencian, nunca lo han hecho y nunca lo harán, sin embargo, cuando tratan de hacerlo perjudican a una enorme cantidad de nuestras compañeras en toda Latinoamérica y el Caribe que siguen estando en la intemperie y trabajan en la clandestinidad, siendo víctimas de los sistemáticos atropellos de la policía y de un sector de la sociedad. Sobre todo en un contexto de post cuarentenas en la región, en el que reconocemos en las redes sociales una útil herramienta para ampliar el radio de ayudas a muchas compañeras trabajadoras sexuales olvidadas y negadas por los gobiernos de sus países, por lo cual, censurar nuestra divulgación no sólo desconoce la jurisprudencia interamericana que ha explicado que la libertad de expresión es una herramienta clave para el ejercicio de los demás derechos fundamentales, sino que también, desconoce los llamados de la CIDH, Amnistía Internacional y ONUSIDA, en los que señalan la especial atención de nuestros derechos en contexto de crisis, causando así graves perjuicios a las personas trabajadoras sexuales de la región y a las personas del equipo técnico que trabajan en el área, ya que se han hecho extensivos los bloqueos a sus cuentas personales.

Seguimos repitiendo y lo haremos cuantas veces haga falta: es hora de dejar de confundir y de criminalizar el trabajo sexual, en América Latina y el Caribe ejercer el trabajo sexual no es un delito, censurar y atropellar la libertad de expresión sí lo es.

Nuestro movimiento nació en las calles de Latinoamérica hace décadas, sin tecnología, ni redes sociales, sin internet y sin teléfonos celulares; siempre nos ha conectado la firme convicción del reconocimiento de nuestros derechos, nos organizamos hablando entre nosotras, detenidas ilegalmente y defendiéndonos de la policía, policía que ahora también se deja ver detrás de las pantallas y denunciando con un dedo a mujeres autónomas que con nuestro trabajo incomodamos a algunxs en su moral.

Hacemos un llamado a todas las instancias, organizaciones y personas que reconocen la importancia de la defensa de los DDHH a que nos acompañen en este reclamo. No pararemos de denunciar esta arbitrariedad que afecta a miles de mujeres en la región. Estamos avanzando en las acciones y denuncias pertinentes, exigimos que sean respondidas nuestras preguntas y que Facebook e Instagram nos den una respuesta y restituyan nuestra cuenta oficial y la de colaboradores. Pero sobre todo reiteramos los llamados a no criminalizar el trabajo sexual y a que este sea reconocido como tal, pues el reconocimiento es la única garantía que podrá frenar la constante y sistemática violación de nuestros derechos humanos, en las calles, en los boliches y en la virtualidad.

 

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