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Las Cuatro Reinas de Valparaíso

Crédito Fotografía:Patricio Muñoz Moreno

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Una energía femenina recorre el mundo. No es un fantasma. Es corpórea, tiene todas las edades, todos los colores, diversos idiomas. Es la que el planeta requiere para su regeneración. Es la energía necesaria de la que se habla hace tiempo. Representa el cambio de paradigma. No compite. No ejerce un liderazgo egocéntrico, sino colectivo y colaborador. Se mueve en círculos, comparte, es inventiva, creadora, renovadora. Habla otro lenguaje. Duro; pero, a la vez, flexible porque es grupal e inflama -simultáneamente- a mujeres y hombres con el corazón abierto.

Mientras en este rincón del planeta el poder masculino (que incluye a mujeres “contagiadas” de esa energía) se niega a aceptar que somos la mitad -y a veces más- de lxs habitantes de la Tierra y que requerimos de paridad a la hora de establecer la nueva Constitución; mientras que las portadas de los diarios y los noticieros en esta misma angosta franja hablaban de fuego y destrucción, esta energía avanzaba y avanza: se autoconvoca en cabildos, asambleas, sanaciones, meditaciones, onces. Conversa, imagina un nuevo Chile, borda, pinta. Crea ferias para regalar o trocar, se organiza para solucionar los problemas de un barrio, de un edificio, de una población. Y canta/baila un himno/mantra contra la violencia de género. Siempre en conjunto.

Me gustan los símbolos. Por eso me gusta el Tarot. Y el Tarot tiene muchas mujeres, en equivalencia de poder conlos hombres: están la Sacerdotiza y la Emperatriz; la Justicia y la Fuerza; la Estrella y las cuatro Reinas que representan los cuatro elementos: Fuego, Aire, Tierra y Agua. Hay en ellas sabiduría, creatividad, rigor, determinación interior, iluminación. Son sus regalos.

Sumadas todas, son nueve. Un número muy importante en el mundo del símbolo. Habla de “los ideales, del interés Universal y el espíritu de combate con fines humanitarios. Simboliza la Luz interior, y prioriza ideales y sueños, vivenciados mediante las emociones y la intuición”.Asimismo, “la tolerancia, la esperanza, la libertad física y espiritual para abrirnos a otros mundos y pensamientos”.

Sumadas solo las Reinas, son -obviamente- cuatro. También un gran número. Unidas, como en el todo que forman los puzzles, llevan a las cualidades del cuatro, pero pasadas por el tamiz de la energía femenina: estabilidad, concreción, creatividad con objetivo, orden justo. Es la ley que busca el bien común, la confianza y la lealtad. Es decir, en ellas cuatro en su conjunto surge la unidad del masculino/femenino; la unión del Padre/Madre divinos.

¿Por qué estas disquisiciones? Porque cuatro son las integrantes del colectivo Lastesis que crearon “Un violador en tu camino”, ese que ha sonado en todo Chile y que el 4 de diciembre, resonó frente al Estadio Nacional.

Cuatro que pusieron, en la creación de una intervención urbana pacífica todas esas características de las que hablan los símbolos. Y así regalaron al mundo una performance hecha de gestos simples, llenos de significado; humildes incluso, podría decirse. Una acción que no requiere de parlantes, no necesita vestuario ni escenografía. Solo precisael cuerpo y la voz (y ni siquiera, ya que en la masiva manifestación del Estadio había chicas expertas en lenguaje de señas). Sí es necesaria la valentía de llevar ese cuerpo y esa voz a la calle y tomársela. Y esa voluntad existe en las mujeres. La voluntad de llevar el planeta hacia sociedades justas y solidarias.

Así, desde Valparaíso, Un violador en tu camino”, grito de denuncia a la violencia de siglos perpetuada hasta hoy, se convirtió en símbolo en sí mismo: conciencia y unidad. Resultado de la acción de las reinas de Oros, Copas, Espadas y Bastos multiplicadas por miles.

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