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¿Lo mismo Juana que Chana?

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En el contexto del Plebiscito de Salida, la derecha ha logrado desvirtuar el sentido profundo del cambio constitucional; también ha podido anular completamente los criterios de apreciación para decidir entre Apruebo o Rechazo.

Echando mano a todos sus recursos económicos, políticos, comunicacionales, que son muchos, además desenterrando a todos los personajes útiles para dicha tarea y escondiendo a los otros que le pondrían un rostro repudiable a su oferta, crea un escenario en el cual todo lo obrado no ha tenido sentido: lo aprobado se mejorará y lo rechazado se modificará por algo mucho mejor, dicen ellos. Entonces ¿para qué tantos constituyentes, reuniones, logística, gastos, tiempo, esfuerzo y trabajo? No se entiende y por lo tanto todo ello parece un ejercicio inútil. Ese es el mensaje.

El despliegue de medios y recursos ha sido intenso y los objetivos atacados, múltiples. La crítica se ha diseñado desde lo particular a lo general. Se ha denostado a las personas, a las agrupaciones sociales representadas, los gastos en que se ha incurrido, la organización requerida para un evento sin precedentes, las intencionalidades, el sentido profundo del cambio. También se ha tratado de hacer creer que la correlación de fuerzas en el debate crearía una Constitución de “ellos”, acordada por medio de una mayoría ilegítima que sería para “ellos”, hasta la desestimación de cada idea, párrafo, contenido, intencionalidad.

Muchos días, horas de trabajo, dinero habrán usado los centros de pensamiento de la derecha, en el diseño de este modelo desestabilizador de la Asamblea Constituyente que ha sido exitoso. Han logrado crear modelos de análisis de una amplitud y profundidad notables.

Hasta un ex presidente como Ricardo Lagos, que demostró gran coraje al enfrentarse directamente a Pinochet con su famoso dedo índice y desafiarlo en televisión, gestor de una parte importante del desarrollo en los treinta años de la Concertación, que intentó cambiar la Constitución de Pinochet, un hombre de alta estatura intelectual, gran político y conductor, ese ex presidente, ha dicho que no sabe qué hacer, qué decidir, pide algo imposible como consenso entre las partes que se enfrentan, a él le da lo mismo Juana que Chana y se instala a pontificar desde ninguna parte avalando con ello el modelo derechista. Podemos imaginar el impacto que esa postura ha tenido en alguna parte de la ciudadanía.

Ni hablar de la pléyade de políticos que han desaparecido de pronto, conscientes de que no pueden prestarle su rostro al Rechazo y dañar gravemente esa opción. Tanto o más que los desaparecidos han surgido los aparecidos en sentido contrario. Se ha desenterrado a cuanto analista, periodista, abogado, hombres de negocios, dirigentes, los más decentes posible para hablar en favor del Rechazo. Convencidos, lúcidos, preclaros, dueños de un guion de masivo standard que ha tenido todo el espacio posible en todas las plataformas de comunicación.

La derecha ofrece entonces una nueva constitución después de haberse redactado otra en la Asamblea Constituyente, en cuya gestación han estado presentes y actuantes. Necesitan esconder en la mayor profundidad posible el hecho de que desean mantener la Constitución de Pinochet, que es la que les ha permitido hacerse de la mayor parte de la riqueza generada por todos los chilenos. Eso no debe cambiar pero no lo pueden decir.

El Rechazo es el restablecimiento de la vieja Constitución que quizá, en medio de la euforia de un hipotético triunfo del Rechazo aprovecharían de quitar las modificaciones que se han logrado hacer en ella. Y no sería la primera vez que ofrecen y quitan, que muestran y traicionan. El Rechazo no será modificado pese a las ofertas escritas y difundidas urbe et orbi para que nadie se engañe. Es retroceso, estancamiento del desarrollo, freno a las esperanzas ciudadanas, retorno a la vieja política a los cabildeos y cocinas parlamentarias, es la apertura a un debate sin fin que desaparecerá por muerte natural en el cansancio y el hastío para que todo siga igual.

El Apruebo se abre paso con dificultad en medio de una correlación de fuerzas insuperable. Debe luchar para que su voz sea escuchada, sus argumentos considerados y el texto objetivo reconocido. Es depositario de la esperanza de miles que marcharon pidiendo cambios y una herramienta insustituible para reforzar la gestión el gobierno del Presidente Gabriel Boric y su vocación de transformación y avance en derechos y justicia.

Se debe evitar, por medio del voto y la participación, que la derecha logre su objetivo de congelar los cambios, dificultar el avance de la justicia, y mantener sus privilegios que nos dañan cada día todos los días.

No da lo mismo Juana que Chana.

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