Periodista.
Todo se inició con una revuelta popular que movilizó a millones de chilenas y chilenos de todos los pueblos exigiendo el fin de prácticas abusivas en áreas tan relevantes como la salud y la seguridad social, poner fin a la Constitución escrita en dictadura y una infinidad de temas que surgieron “mágicamente” a la palestra pública. Y todo en contradicción a la voluntad de los sectores más acomodados de la sociedad, quienes intentaron ocultarlos durante años. Pero jamás nos engañamos, esos y muchos problemas sociales como el hacinamiento, falta de oportunidades, pensiones de miseria, son los que a diario la gente sufre. Entonces, obviamente quienes aseguren recién haber descubierto esos males, o mienten de forma descarnada o básicamente no son capaces de entender la realidad, cuestión que al menos yo, pongo en duda.
Del mismo modo que todos los procesos sociales, políticos y culturales que podemos ver en los libros de historia, o a través de nuestra propia vivencia, un fenómeno lleva consigo importantes cambios que, a su vez, traen nuevas formas de relacionarse en la sociedad. En este caso la revuelta social del 19 de octubre de 2019 trajo lo que era inevitable: el comienzo del fin de una Constitución escrita entre cuatro paredes y en plena dictadura militar.
De esta forma las y los millones de personas que salimos a las calles para hacer oír con fuerza nuestra voz discordante con la opinión oficial, triunfamos y no solo una vez. Fueron varias las derrotas que le propinamos al sistema y uno de los más importantes fue el triunfo del Apruebo para escribir una Constitución en Democracia y con la representación de todas las sensibilidades de los pueblos que habitan este territorio. Se eligió una inédita Convención a nivel mundial cuyo carácter es paritario. De aquí en adelante solamente nos queda avanzar hacia un nuevo contrato social, hacia una sociedad más justa, a un mejor país.
Por todos estos motivos, el plebiscito de salida del 4 de septiembre no es una votación más. Quizás es el proceso eleccionario más importante de nuestra historia, después justamente del plebiscito de 1988 que sacó del poder al tirano y dictador. Sin embargo, la tarea es crucial: un punto de quiebre para nuestra historia, decidiremos entre quedarnos con la Constitución de Pinochet o una escrita por los pueblos de Chile.
Fuimos millones quienes saltamos a las calles enarbolando nuestras propias banderas y consignas y llegamos hasta las cámaras secretas para hacer patente la acción cívica de un sufragio, en realidad dos sufragios. De esta pelea de tres rounds, llevamos ganados dos y solamente queda la tercera ronda para darle el golpe de gracia a la Constitución de la dictadura y no solo dejarla tirada en la lona, más bien sacarla del cuadrilátero para disponerla como un libro que pasará a la historia como un corolario de una de las perores épocas que hemos vivido.
Antes del 4 de septiembre tenemos una importante tarea ciudadana: leer, analizar, pensar y defender el borrador de la Constitución que, para variar, ciertos grupos intentan desprestigiarla sin haberla leído antes. Es evidente, no hace falta que la lean para descubrir que perderán granjerías otorgadas por esta espuria Constitución como los derechos de aprovechamiento de agua, por ejemplo. Sin embargo, nosotras y nosotros ya la estamos leyendo, por esta razón votaremos Apruebo este 4 de septiembre, la lucha continúa y también nuestro momento de compartir, analizar y leer el borrador de la Nueva Constitución.
Con la finalidad de ser un aporte a este proceso de lectura de la Nueva Constitución, dejamos el enlace del borrador desde la página de la Convención Constitucional, así como un audio libro que está en Youtube.
Borrador final de la Nueva Constitución
Borrador Nueva Constitución – Audio Libro – Mayo 2022
