martes, abril 23, 2024
OpiniónRecordando a Max Berrú: Un Testimonio

Recordando a Max Berrú: Un Testimonio

Captura de pantalla canal INTI-ILLIMANI en Youtube

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Las figuras culturales públicas muchas veces son importantes referentes y fuerzas de inspiración y solidaridad en la sociedad, particularmente cuando su música y arte expresa las aspiraciones y luchas del pueblo. Quiero recordar acá a Max Berrú, músico y luchador social, como representante de la música comprometida de la Nueva Canción chilena (NCCh) en un período clave en Chile. Max es recordado tanto por su profundo humanismo, su alma generosa y sus firmes convicciones políticas, como por su hermosa voz y su música. Además, era un amigo leal y solidario. Es importante recordar a este hombre amistoso y talentoso, que siempre se esforzó por unir a la gente, sostener sus sueños y esperanzas, y fortalecer sus luchas sociales, al igual que todos los artistas emblemáticos de la Nueva Canción chilena.

La música puede ser una fuente de unidad y compromiso, especialmente cuando los músicos se unen a las esperanzas del pueblo en tiempos de crisis y de posibilidades. He analizado este tema profundamente en varios trabajos y he argumentado que la Nueva Canción chilena fue parte integral de los movimientos populares en el período 1960-1973, y más allá. Cientos de miles de personas enfrentaron condiciones desiguales, injustas y difíciles en Chile. Los obreros, los estudiantes, los campesinos y los pobladores se movilizaron y se organizaron para exigir sus derechos y su inclusión en un sistema político y social muy estratificado. La década de los 60 estuvo marcada en Chile y en el mundo por la Guerra Fría, la Revolución Cubana y la Guerra de Vietnam, y muchos jóvenes chilenos y de otros países se hicieron profundamente antiimperialistas y a favor de un radical cambio social. La Nueva Canción chilena desempeñó un rol clave en este movimiento por la democratización “desde abajo”, para transformar el Estado y la sociedad de Chile. La música no sólo evocó la vida de los pueblos excluidos e invisibilizados y denunció las injusticias, sino que también proyectó una visión de un mundo distinto, con justicia social y protagonismo popular.

Max era una figura importante en este movimiento cultural. Nació en 1942 en Ecuador, vivió muchos años en Chile y luego en Italia, y falleció en 2018 en Santiago. Fue fundador, y por gran parte de su vida querido integrante, de Inti-Illimani. Participó en las campañas por Salvador Allende, llenas de música y arte y muchos sueños. Cantó con el Inti en cada rincón de Chile para comunicar las propuestas de justicia social de Allende y la Unidad Popular. Cuando ganó Allende, recordó Max, “Era místico…Fui con mi esposa a escuchar el discurso que dio en la Alameda desde el balcón de la Federación de Estudiantes de Chile, y era tan fuerte el sentimiento de alegría. Era como si pudiera tocar las estrellas con las manos. Esa noche, yo, un extranjero, me sentí profundamente chileno.”

Después del golpe, Max compartió muchos años de exilio con el Inti y viajó por todo el mundo, dando conciertos a grandes audiencias y a grupos solidarios internacionales, y participando en denuncias y protestas contra la dictadura de Pinochet. De hecho, los músicos exiliados de la Nueva Canción chilena ayudaron a generar y fortalecer el apoyo y la solidaridad de los exiliados chilenos y de los extranjeros en todo el mundo, ofreciendo testimonios sobre la represión en Chile, dándole voz a los ideales de los movimientos populares y vigorizando los movimientos solidarios con Chile en muchos países. Después del retorno a Chile, Max cantó con el Inti varios años más, en condiciones difíciles durante la primera parte de la transición. En 1997 se retiró del grupo. Continuó tocando música con otros, incluyendo sus dos hijos, o como solista, y abrió un restaurante-peña en Providencia, que se llamó La Mitad del Mundo. Este lugar especial, en Rancagua con Condell, fue un centro de la gastronomía ecuatoriana y de música chilena y latinoamericana por varios años.

Voy a compartir acá algunas de las historias de Max y señalar algunas de sus contribuciones culturales y políticas. Creo que es importante conmemorar a personas como él, y valorar sus esfuerzos por propagar la cultura latinoamericana y avanzar la causa de la igualdad y dignidad. Este escrito está basado en mis múltiples conversaciones con Max y las historias que me contó durante nuestros siete años de amistad, combinadas con fuentes documentales, incluso sus escritos, que él compartió conmigo. Fue un amigo cercano desde mis primeros días en Santiago, cuando llegué para empezar mi trabajo de campo sobre la Nueva Canción chilena en junio de 2011. Max se convirtió en una fuente clave de mi libro, entre muchos otros músicos y protagonistas de la época, que tuve la oportunidad de conocer. Conjuntamente, durante los años de investigación, Max me presentó a varias personas del mundo cultural. Nuestra amistad se profundizó rápidamente. Conocí pronto a Mónica, su esposa, y los hijos Tocori, Cristóbal y Aruma, y su familia y la mía compartimos frecuentes reuniones, conversaciones, visitas, fiestas y guitarreos, por supuesto con mucha música.

La niñez de Max en Ecuador

Nacido en Cariamanga, Ecuador, en 1942, Max solía bromear que nació cantando. Su familia era muy musical, desde sus abuelos; sus padres cantaron al dúo valses peruanos y música folclórica de Ecuador. En esta época, el pueblito, ubicado cerca de la frontera con Perú, no tenía electricidad ni agua potable. El transporte era a mula o a caballo. Eran nueve hermanos en la familia Berrú. Max tenía pasión por la música desde pequeño y cantó con sus primos y hermanos. Recordaba cuando entraron al pueblo la primera carretera y la luz eléctrica.

Contaba Max varias historias sobre las personas excéntricas de Cariamanga. Por ejemplo, había un chico de 25 años, medio loco, que construyó aeronaves de papel y enseñó su técnica a todos los niños. Su nombre era Nicandro, y había estudiado Ingeniería Aeronáutica en Estados Unidos. Los niños de Cariamanga estaban fascinados con este personaje y, a través de él, aprendieron a fabricar aviones de cartón, papel, madera, y cualquier otro material disponible. Pero un día Nicandro fue a la plaza con un machete y empezó a amenazar a la gente. Al fin un unidad de soldados vino y lo detuvo. Fue encarcelado, pero los niños lograban visitarlo. Finalmente vino el día de su liberación y todos los niños llenaron la plaza y lanzaron sus aviones de papel por todas partes. Había mucha alegría. Pero Nicandro subió al campanario de la iglesia y con su volantín se lanzó al aire.[1]

Max fue muy influenciado por la música mexicana, que fue importante en Cariamanga. Las  películas mexicanas, que tenían esta música, impactaron a la gente. Max siempre amó los corridos y las rancheras y cantó varias canciones mexicanas en sus álbumes como solista. Después de la escuela primaria en Cariamanga tenía que ir a la ciudad de Loja para ingresar en la secundaria. Hubo una posibilidad de estudiar música con una beca en la Unión Soviética, pero sus padres no lo autorizaron. Muchos de sus compañeros sí fueron y regresaron bien calificados en música, composición, instrumentos, etcétera. Durante este tiempo Max cantó con sus primos, tocando percusión y maracas, en su escuela y en fiestas en Loja.

El músico ecuatoriano de Loja, Miguel Mora, fundador del conjunto “Pueblo Nuevo”, explicó que Max fue una de las personas que alentó al grupo en Ecuador desde sus inicios y siempre estuvo atento a sus necesidades. “Max Berrú significó el vínculo entre Ecuador y Chile para la música, hay vinculación con las canciones sociales del continente y hay una mirada con nuevos grupos insurgentes y en algún modo también nos alentó como grupo, siempre nos regalaba algún instrumento, incluso nos regaló el primer cuatro que tuvimos”, dijo.[2]

 Acerca de la vida de Max

Max vino a Chile de Ecuador en 1962 para ver el Campeonato Mundial de fútbol en Santiago. Se enamoró del país (y de una chica chilena). Fue un futbolista frustrado, decía (jugó en la Liga Deportiva Universitaria de Quito).[3] «Viajé una semana en barco, porque no tenía plata para el avión. Era hincha de Brasil, había visto a Pelé en Suecia 58. Me fui solo con mi guitarrita, cantaba en la cubierta con los pasajeros y me enamoré de Valparaíso cuando llegué y vi las casas de los cerros, era una coreografía, un espectáculo», dijo Max en una entrevista.[4] Se entusiasmó también porque en Ecuador había un proceso antiguo, largo y complicado para pololear con una chica. Max contó que había que escribir una carta, esperar unas semanas por una respuesta, esperar más hasta el afirmativo, obtener la autorización de los padres…En fin, nada de esto existía ya en Chile.

Max decidió quedarse en Santiago y estudiar para ser ingeniero en la Universidad Técnica del Estado (la UTE). En estos años estaba surgiendo el movimiento de la Nueva Canción en todo su esplendor cultural-político, como componente clave de los poderosos movimientos sociales de la época. Como he analizado, esta nueva música nació de, y expresó, las esperanzas de clases sociales en ascendencia, sectores de la población que había sido excluidos y reprimidos. Era el tiempo de la Guerra Fría, con la intervención de EEUU en Vietnam, pero también con la Revolución Cubana y el sueño de un camino pacífico al socialismo que propuso Salvador Allende. La Nueva Canción denunció las injusticias en Chile y en el mundo. Pero más importante, la música estaba llena de esperanzas, con una visión de una sociedad distinta y más justa en Chile. La nueva música animó a la gente y creó un sentido potente de unidad social, empatía, causa común y motivación política. Los chilenos y chilenas estaban luchando por un país con igualdad social, control de sus recursos en beneficio de todos, salud y educación de calidad para todos y una voz política para todos. Max se identificó plenamente con estas luchas, como miles de otros jóvenes, y con la Nueva Canción, que encarnó estos sueños. Max creía, junto a miles de otros en el mundo cultural de la época, que el artista tenía que asumir un rol social.

Max conoció a Jorge Coulon en 1964 en Lota, durante una práctica de su carrera de ingeniero. Tenían amigos en común y empezaron a cantar juntos.[5] Más tarde, en 1966, conoció a Horacio Durán en la peña de la Federación de Estudiantes de la UTE, entre otros estudiantes universitarios. Cantó en varios grupos, incluso el Grupo Folclórico de Música y Danzas Ecuatorianas (que contó con el apoyo de los Embajadores del Ecuador), y luego en el Conjunto “Los Nubarrones” con Jorge y Willy Oddó, que pronto formaría parte de Quilapayún. Al final, Max fue miembro fundador de Inti-Illimani—grupo clave de la Nueva Canción chilena—en sus inicios en 1967. El grupo rápidamente ganó mucha popularidad con su música andina y del folklore latinoamericano. Durante los años con el conjunto Max llevó al repertorio varias canciones del Ecuador, entre otras ‘Amores hallarás,’ ‘La Naranja,’ ‘Taita Salasaca,’ ‘El Canelazo,’ ‘Vasija de Barro,’ ‘Dolencias’ y ‘Longuita.’

Max e Inti-Illimani participaron a través de su música en las campañas de Salvador Allende en 1969 y 1970 y fueron dedicados allendistas durante su presidencia. Conoció a Víctor Jara, Quilapayún, los hermanos Parra, Patricio Manns y todos los cantantes de la NCCh. Max me dijo sobre la canción de Víctor Jara «El arado»: “Esta canción me impresionó, era tan hermosa, causó un impacto. Y luego supe que esa canción se la había dedicado a su padre, Manuel Jara, quien era campesino y pasaba todo el día trabajando bajo el sol desde el amanecer hasta la noche, de allá para acá, arando lentamente con bueyes. Es una canción sobre la explotación, pero también sobre la esperanza de que aquello pueda cambiar algún día. Nunca imaginé que después cantaría esa canción con Víctor, con Inti-Illimani, o que de las pocas interpretaciones que hay de esta canción, la que hicimos con Inti fuese una de las más escuchadas. Y siempre me emociono cuando la canto, me llega al alma…Debo hacer un esfuerzo para no quebrarme, porque es una canción hermosa. Bueno, tampoco me imaginé que sería su amigo después, y menos que seríamos militantes en la misma célula con Víctor en la Jota.”

En 1970 Inti-Illimani grabó el disco Canto al programa (su quinto álbum de estudio) para difundir y popularizar el programa de Allende. Creían sus integrantes en la visión de la Unidad Popular y cantaron en muchos eventos populares de la época, en las plazas y las calles de Chile. Fue un período de mucha alegría y mucha creatividad. Max me dijo, “¿Cómo participaban los artistas? ¿cómo entregaban su apoyo? Grabando canciones, haciendo denuncias, realizando actividades con los sindicatos, escuelas, en el campo, con los trabajadores; en fin, ésta era una forma de difusión también, una forma de generar conciencia y al mismo tiempo de aprender… Allende terminaba cada acto cultural con un discurso y siempre tuvo mucho respeto y aprecio por todos los movimientos artísticos, porque siempre decía: «Somos los más y los mejores»”.

Después del golpe sangriento de septiembre de 1973 el Inti—que estaba de gira en Europa–formó parte importante de la resistencia global contra la dictadura. Denunció sus violaciones de los derechos humanos y sus horrores. El conjunto se convirtió en un símbolo de la resistencia y los valores de justicia social y lucha popular. Inti-Illimani tocó en diversas partes del mundo, en múltiples actos, marchas y conciertos contra el golpe y la dictadura (al igual de Quilapayún, Isabel Parra, Ángel Parra, Patricio Manns y otros). La música de la Nueva Canción chilena se globalizó, identificada con las luchas del pueblo chileno.

Durante sus 30 años con Inti-Illimani, Max grabó 25 discos y participó en unos 3000 conciertos por todo el mundo. El grupo tuvo un vasto público. Sin embargo, cuando nació su hija Aruma en 1994, Max quiso estar a su lado. Al fin se retiró del Inti en 1997. Después, Max grabó dos discos como solista, con muchos músicos, con canciones que habían marcado su vida. En 2010 formó el conjunto “Los Insobornables” con sus hijos Tocori y Cristóbal, entre otros músicos, que cantó en cientos de conciertos y presentaciones en Chile y en Ecuador.

La Mitad del Mundo

 Max fue una suerte de embajador de la cultura ecuatoriana en Chile, en Italia y en todo el mundo durante el exilio. Difundió no solo la música de Ecuador sino también sus comidas típicas y el espíritu magnánimo y amable del pueblo ecuatoriano. Pero además, fue embajador de la cultura latinoamericana en toda su riqueza. Decía que siempre se sintió completamente ecuatoriano y muchas veces habló de Cariamanga, su pueblo natal, en sus conciertos, sin dejar de sentirse, además, plenamente chileno y, gracias a su canto y su compromiso, plenamente latinoamericano. Decía que Latinoamérica era un solo país y que él lo representaba en el mundo.        

 Después de su partida de Inti-Illimani en 1997 Max decidió crear un tipo de peña-restaurante en un edificio ecuatoriano en Providencia. Quería difundir tanto la gastronomía ecuatoriana como la música folclórica. Así nació “La Mitad del Mundo”. Encontró un buen chef, montó una galería de arte en el segundo piso y empezó a organizar actuaciones musicales en la planta baja. Mucha gente asistió, incluyendo personas de la ex Unidad Popular y de la izquierda, exiliados, retornados, artistas, fanáticos de la música de Inti-Illimani e incluso presidentes y diplomáticos de Ecuador. En el primer piso Max tenía una galería de fotos de los dignatarios que visitaron, aunque retiraba algunas si la persona se comportaba mal.

Max nombró su galería en el segundo piso la “Sala de Arte Osvaldo Guayasamín” para honrar a su compatriota ecuatoriano, el gran artista y amigo de Max. La inauguró en 1998 con pinturas de artistas de Ecuador y mucha gente asistió, inclusive Hortensia Bussi de Allende y el Embajador del Ecuador en Chile. Durante los siguientes años, la Sala fue el sitio de muchas obras del teatro, recitales de música acústica, poesía y cuentos, proyecciones de videos, charlas y conferencias sobre varios temas del mundo cultural universal. Abajo, en el primer piso, había conciertos en un ambiente íntimo, con grupos como Cuncumén, Kalimarimba, Jorge Yañez y sus hijos, Chilhué, Newen, Amaru, Mujeres Divinas (Magdalena Matthey, Elizabeth Morris y Laura Fuentes), Napalé, Coré, Rebeca Godoy y su Manga y solistas como Fredy Torrealba, Mario Salazar, José Seves, Luis Le-bert, Pancho Villa, Victoria Villalobos, Carmen Prieto, Ramón Aguilera y Luis Alberto Martínez. También había payadores, incluyendo Pedro Yañez, Santos y Alfonso Rubio, Manuel Sánchez y Fernando Yáñez, y humoristas: Palta Meléndez, el Papo Dintrans, Arturo Ruiz Tagle y Bombo Fica.[6] Tocó también el grupo Max Berrú y el Trío La Mitad del Mundo, formado por Max, su hijo Cristóbal, Cristian Guaico y Joaquín Figueroa. Este grupo viajó a tocar en Ecuador también.

El lugar se hizo muy popular, especialmente los viernes y sábados, cuando había música. Pero a algunas personas del vecindario no les gustaba la convocatoria del lugar. Periódicamente los inspectores visitaban y daban multas porque faltaba un permiso de cabaret. En 2001 llegó un Decreto de Clausura, firmado por el Alcalde de Providencia Cristián Labbé (ex DINA y nostálgico de la dictadura) supuestamente porque el lugar tenía música en vivo sin la patente. Al final, la solicitud de Max para obtener esta patente fue negada. Max escribió una nota apasionada a sus amigos, clientes y redes sociales sobre este acto hostil y mucha gente respondió. Como me dijo Ramiro Ortiz del Centro Ecuatoriano, Max recibió una avalancha de mensajes de solidaridad y preocupación.[7] Max quedó decepcionado, al punto de enfermarse; pero, con su espíritu de lucha, resolvió continuar con su proyecto. Finalmente, en 2007 Max se retiró como gerente de “La Mitad del Mundo”; el restaurante continuó funcionando con otro nombre por algunos años más.

Por muchos años Max viajó a Ecuador cada año para mantener sus profundas relaciones cariñosas con su gran familia y el país, y muchas veces para cantar. Decía que en estos viajes se “recargaban las pilas.” Mantuvo una buena amistad con el Presidente Rafael Correa y con la Embajada de Ecuador en Santiago. El Embajador asistía y participaba en varios de los eventos culturales y políticos en el Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, Ceiler, la organización de la que Max fue presidente. A veces, Max fue a la Embajada en Santiago para ver en su televisión gigante el equipo de Ecuador en partidos del Campeonato Mundial de fútbol (nos invitó una vez a mi esposo y a mi). Max fue un fanático de fútbol.

 La historia de la canción ‘Vasija de barro’

 Más de una vez, en varias fiestas, Max contó la historia del nacimiento de la canción “Vasija de barro,” una conmovedora canción que Inti-Illimani grabó. Siempre cantó esta canción en sus conciertos, primero con el Inti y luego con sus hijos o con otros músicos. La canción nació en la casa de Guayasamín en 1950 en Ecuador, de manera colectiva durante una noche de tragos.[8] Había unas 80 personas en una fiesta allá, incluidos poetas, pintores y estudiantes de la Escuela de Bellas Artes.

Inspirado por la nueva pintura de Guayasamín, “El Origen,” que mostraba una vasija de barro donde los Incas ponían los restos de sus queridos muertos, el poeta e historiador Jorge Carrera Andrade escribió unas líneas:

Yo quiero que a mí me entierren

como a mis antepasados

en el vientre oscuro y fresco

de una vasija de barro

El grupo en la fiesta quedó asombrado y el poeta Hugo Alemán escribió otra estrofa:

Cuando la vida se pierda

tras una cortina de años

vivirán a flor de tiempo

amores y desengaños

Luego el pintor Jaime Valencia contribuyó otras líneas:

Arcilla cocida y dura

alma de verdes collados

barro y sangre de mis hombres

Sol de mis antepasados

Pronto se tenía que agregar música y Gonzalo Benítez tomó su guitarra y la compuso en otra sala. Luego emergió y cantó la canción con Carrera. La gente allá “se emocionó tanto que se han pasado cantando hasta las seis de la mañana”, escribió Benítez. Y así nació una de las canciones más bellas de Ecuador y de América Latina.

 Una vida llena de premios y distinciones

 Max recibió varios premios y honores por su trabajo cultural y su difusión de la música y cultura de Ecuador,[9] incluyendo:

1995: El Honorable Consejo Provincial de Loja, Ecuador, le otorgó un Diploma por difundir la  Cultura de Loja y del Ecuador en el mundo.

2001: Paco Moncayo Gallego, Alcalde del Distrito Metropolitano de Quito, le otorgó un diploma por difundir la cultura ecuatoriana en el mundo entero.

2002: El 24 de julio el Presidente de Chile, Don Ricardo Lagos Escobar, durante una visita a Ecuador, le otorgó a Max ‘La orden al mérito Gabriela Mistral’ por la difusión de la cultura ecuatoriana en Chile. En la fundación Guayasamín, Lagos condecoró también a varias escritores.

2005: El Honorable Consejo Municipal del Cantón Calvas le nombró Embajador Cultural en el mundo.

2005: El Honorable Consejo Cantonal de Loja le otorgó un Diploma como reconocimiento a la labor cultural realizada.

2009: El Gobierno Autónomo Descentralizado del Cantón Calvas le nombró Hijo Ilustre del Cantón Calvas.

2011: El Alcalde de la Ilustre Municipalidad de Ñuñoa le destacó como personaje del año en la Comuna, por su actividad artística.

2012: La Ministra del Patrimonio y Bienes Culturales del Ecuador, Señora María Eugenia Espinoza, le entregó un diploma en reconocimiento por la difusión de la cultura ecuatoriana en el mundo.

Los mundos de la cultura y la política estuvieron de luto con la muerte de Max el 1 de mayo, 2018. Y por supuesto, sus familiares queridos y sus amigos cercanos, como mi esposo y yo, nos llenamos de pesar. Había miles de personas en su velorio en la Casa Michoacán y miles en el cementerio para despedirlo. Continuaban los homenajes después. En Quito, Francisco Ordóñez, director de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo de Pichincha, anunció un concierto en homenaje a Max Berrú, en mayo de 2018, en el Teatro Universitario.[10] Tantos grupos querían participar que el director no pudo aceptarlos a todos. En Barcelona, España, el Centro Salvador Allende, con la colaboración de Casa América Catalunya, organizó un evento de reconocimiento. Se presentaron cantantes latinoamericanos y se proyectó un documental sobre Max y el proceso artístico y social de Inti-Illimani en Chile y en el exilio.[11] En mayo también hubo un homenaje de Azul Azul a Max en el Estadio Nacional de Chile. Como Max fue un gran hincha del equipo de fútbol Universidad de Chile, éste le rindió un homenaje en un partido del campeonato allá (versus Palestino); hubo un minuto de silencio y la proyección de la imagen de Max en la gran pantalla.[12] Max fue recordado en el Festival Arte y Memoria Víctor Jara (FAM) en septiembre de 2018, organizado por la Fundación Víctor Jara en el Estadio que lleva el nombre del cantautor. Fue homenajeado en la sexta edición del Mil Guitarras para Víctor Jara en 2018, al cual fueron invitados sus hijos Tocori y Cristóbal a cantar un tema de Víctor, a través de un emotivo discurso inaugural de Daniel Jadue, alcalde de Recoleta. Estos son solo algunos ejemplos.

Ahora son casi tres años desde su muerte. No hay duda que Max hubiera estado completamente comprometido con el movimiento social que explotó en octubre de 2019, la revuelta popular en Chile, y con la lucha por una nueva Constitución de justicia social. La música de la Nueva Canción ha estado presente, incluso durante las manifestaciones masivas de 2019 y hasta el día de hoy. Forma parte del ADN de los chilenos e impactó las almas de innumerables personas en todo el mundo; dejó huellas en la historia de América Latina.

Max nunca dejó su música, su compromiso político ni su militancia (primero en la Jota y luego en el Partido Comunista). Siempre estaba organizando eventos, cena-conciertos, encuentros y actos políticos para congregar a la gente y fomentar un sentido de comunidad y solidaridad. Siempre ayudó a jóvenes músicos en situaciones difíciles y “adoptó” a muchos, promoviendo recitales y conciertos y tocando con ellos. Fue también importante para Max contar y enseñar la historia. En sus conciertos relataba varias historias de Chile, especialmente de los años de movilización social en los 1960-70, al igual que historias del exilio y de su niñez en Ecuador.

Quiero mencionar otro aspecto de Max: su gran amor por su esposa, la profesora Mónica Peña Lillo, su compañera y colega, y su familia. En muchos de sus conciertos Max tenía palabras de amor para Mónica y no fue tímido en expresarlas públicamente. Max era una figura pública, con muchos compromisos políticos y culturales y con un montón de amigos y colegas, pero también tenía un corazón dedicado a su querida familia: Mónica, sus hijos Tocori, Cristóbal y Aruma, y Nico y Estéfano, sus nietos.

Más allá de la música, Max Berrú era un hombre consecuente con sus ideales, con mucha sensibilidad, mucha calidez y mucha solidaridad. Hasta siempre, Max. Ahora estás con las estrellas.

Gracias a Mónica Peña Lillo y a Tocori Berrú, Cristóbal Berrú y Aruma Berrú y a Raúl Molina por sus comentarios sobre la versión original de este artículo. La autora presentó una versión preliminar en un homenaje a Max en el Centro Ecuatoriano en abril de 2019.

[1] Escuché esa historia de Max personalmente. Ver también https://www.maxberru.cl/

[2] http://www.ecuadorinmediato.com/index.php?module=Noticias&func=news_user_view&id=2818836539

[3] “Max Berrú: La Caja de Pandora,” 2014, televisión de Ecuador. Ver https://www.youtube.com/watch?time_continue=11&v=Ixspq1egmxQ

[4] Ítalo Morales, “Max Berrú, el ex jugador de Liga de Quito que llegó a Chile para el Mundial” Tikitakas, 1 de mayo 2018 https://chile.as.com/chile/2018/05/01/tikitakas/1525186233_513965.html

[5] “Max Berrú: La Caja de Pandora,” 2014. Ver https://www.youtube.com/watch?time_continue=11&v=Ixspq1egmxQ

[6] De un escrito de Max, compartido conmigo.

[7] Entrevista con Ramiro Ortiz del Centro Ecuatoriano, 21 de febrero 2019.

[8] Fuentes: mis recuerdos y fragmentos del libro de Gonzalo Benítez, Gonzalo Benítez: tras una cortina de años, en Cancioneros https://www.cancioneros.com/co/7895/2/la-historia-de-la-cancion-vasija-de-barro

[9] Currículum vitae de Max Berru Carrión, septiembre 2017.

[10] “Hoy se realiza el concierto en homenaje al músico Max Berrú”, https://www.eluniverso.com/noticias/2018/05/24/nota/6774809/hoy-se-realiza-concierto-homenaje-musico-max-berru

[11] “Homenaje en Barcelona a Max Berrú, fundador del grupo chileno Inti Illimani”, http://americat.barcelona/es/homenaje-max-berru-inti-illimani

[12] Comentarios de Mónica Peña Lillo y de Cristóbal Berrú; ver también  https://chile.as.com/chile/2018/05/19/futbol/1526690043_504023.html

J. Patrice McSherry
J. Patrice McSherryhttps://pagina19.cl
Doctora en Ciencias Políticas, profesora emérita de la Facultad de Long Island University en Nueva York y colaboradora del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), Usach.

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