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Solidaridad en salud fuera de Chile después del golpe militar

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a solidaridad con Chile a partir del 11 de septiembre de 1973 ha sido extensamente documentada, sin embargo 50 años despuésdel golpe militar queda mucho por reconocer yagradecer tanto en salud como en otrassesferas de nuestro quehacer nacional e internacional. Fueron muchísimos

los países que nos acogieron, nos dieron trabajo yreconocieron nuestros conocimientos y experienciaen

diferentes campos de especialidad.

En este artículo me referiré a la solidaridad por parte de instituciones e individuos relacionadas con la salud pública en los Estados Unidos, en micondición de académico pero también comomiembro de las organizaciones de derechoshumanos y de apoyo a la lucha en Chile pararecuperar la democracia, de las cuales fui parte; en Estados Unidos viví el exilio hasta el año 1988 en que regresé a Chile creando la Corporación deSalud y Políticas Sociales- CORSAPS-, para luegoser parte del primer gobierno de la Concertación yluego reincorporarme a la Universidad de Chile.

En pocas palabras este relato no es único, ya quesomos muchos y muchas provenientes diferentesins- tituciones y latitudes, quienes tenemos muchoque contar, incluyendo que a partir de 1990regresamos a Chile con un bagaje de nuevosconocimientos dispuestos a aportar nuestraexperiencia a la recuperación de una salud digna eigualitaria de toda nuestra ciudadanía.

El 14 de julio de 1974 emprendí viaje rumbo aBoston, incorporándome como académico alMassachusets Institute of Technology -MIT- luego de las gestiones realizadas por la comunidad académica en salud pú- blica y organizaciones de derechos humanos de ese país. Los 6 meses anteriores transcurrieron en la PDI, Tejas Verdes,la cárcel pública y finalmente la cárcel de losmédicos, en calle Agustinas entre Mc. Iver yMiraflores, como preso político. Anecdóticamente,recuerdo que fui expulsado del país con permisosin goce de sueldo, el que se mantuvo por 2 años, y Darwin Arriagada, entonces Director del SNS, al autorizar el permiso me dijo “váyase a EstadosUnidos para que vean que no lo matamos”.

Los 14 años en Estados Unidos fueron intensos y fructíferos en el campo de la solidaridad en salud con Chile. Junto con Roberto Belmar y CristianOrrego, nosotros en Nueva York y Cristian enBoston con- tribuimos a crear y fuimos parte de 2 organizaciones específicas: Physicians for Human Righths (Médicos por los Derechos Humanos) y el Emergency Committee to Save Chilean Health Workers (Comité de Emergencia para Salvar Trabajadores de la Salud). Víctor y Ruth Sidel eran los líderes de la primera y Jonathan Fine de lasegunda organización. Junto a ellos los nombres deMervin Susser, Sena Stein, Jack Geiger, Helen Rodríguez y otros son inolvidables. La denuncia frente a Naciones Unidas y otros organis- mos dederechos humanos, la movilización solidaria deprofesionales y estudiantes y sobre todo el envíode misiones a Chile para denunciar las violacionesa los derechos humanos fueron sus tareasprincipales. La liberación de Pedro Castillo, de Patricio Arroyo y de Manuel Almeyda luego de una visita de nuestros colegas a Chile son unejemplo de ello.

Chile Democrático como organización madre, de la que fui miembro desde su creación por OrlandoLetelier a fines de 1973, junto con Human RightsWatch encabezado por Arye Neir y Cinthya Browny el National Council of Churches (ConsejoNacional de Iglesias) liderado por WilliamWhipfler otorga- ron apoyo permanente a nuestro quehacer tanto dentro de Estados Unidos como en el exterior. A nivel del Congreso norteamericano, especialmente Ted Kennedy y Tom Harkin fueron quienes encabezaron misiones a Chile endiferentes momentos, cuentan entre las másdestacadas. A ello hay que sumar las

1 Profesor Titular. Universidad de Chile. Correspondencia a:gsolimano@u.uchile.cl

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múltiples actividades antidictadura de organiza-ciones sindicales, académicas y sociales a nivel decomunidades, ciudades y Estados en ese país queapoyábamos o facilitábamos sus contactos.Algo muysimilar ocurría esos años en diversos países de América Latina, Europa y Canadá por mencio- narlos más destacados.

Cierro este artículo con la invitación a leer el libro “Los Riesgos de la Verdad. Salud Pública yCompromiso Social: Una Conversación Abierta”,publicado el año pasado por Catalonia y disponible en Amazon, en el cual doy cuenta de una trayectoriade 60 años como médico y


  1. defensor de los derechos humanos desde muyjoven, teniendo presente el rol que le cupo alDepto. De Acción Social de la Universidad deChile cuna de los trabajos de verano, durante laRectoría de don Eugenio González En ese li- brose mezclan logros, alegrías y dolores, que he considerado necesario y oportuno compartir con colegas de diferentes generaciones al cum- plirse50 años de un golpe militar que truncó los sueños de muchos y muchas, pero que también a través de la solidaridad, la ética y el trabajo honesto contribuyen a recuperarlos y seguir lu- chando porhacerlos realidad.

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