Periodista.
Aunque lo nieguen en la derecha – incluyendo a esa extraña organización denominada “Amarillos” y también a un pequeño sector de la DC-, y aunque declaren en todos los tonos que están a la espera del resultado de las tres comisiones que hoy tienen en sus manos el borrador Constitucional- lo cierto es que lo que han dicho y hecho hasta ahora respecto a la nueva Constitución es, simple y llanamente, un llamado a votar Rechazo el 4 de septiembre.
Ese es su objetivo principal. Por eso es que se desmarcaron de la acusación constitucional inventada por los Republicanos contra la ministra Izkia Siches. Por eso le llamaron la atención a José Antonio Kast por haber declarado ya su apoyo al Rechazo y haber comenzado la campaña en contra del Apruebo en lo que bautizaron como “la gira de la verdad”. Es que hacerlo así, al trozo, era una pérdida de energías. La fuerza -dicen- hay que ponerla en el Rechazo. Y en eso están.
La urgencia con la que se reúnen los partidos de Chile Vamos y el desagrado por la intromisión en sus planes del ultraderechista José Antonio Kast, desbaratándoles la estrategia acordada, es una señal clara de la preocupación profunda que tienen si es que la nueva Constitución es aprobada. Toca intereses demasiado importantes para ellos. Tanto así que están dispuestos a sacrificar lo que sea para evitar que la nueva Carta Magna, que transformaría a Chile en un estado democrático que garantizaría los derechos sociales de todos los ciudadanos del país, sea aprobada.
El rol de “los amarillos”
Con lo mucho que les gusta aparecer en pantalla, están dispuestos a sacrificar incluso los minutos que tendrán en la franja de la campaña para el plebiscito, sacando sus rostros ya gastados y poco creíbles, para entregárselos a personajes que no produzcan tanto rechazo, como los parlamentarios, por ejemplo. Y ahí juegan un rol muy importante los “amarillos”.
¿Por qué se transformarían en un regalo del cielo para los UDI, RN, ¿Evopoli y hasta para los propios Republicanos? Porque la decisión de esta derecha fue poner en práctica la estrategia del bajo perfil para los viejos y levantar rostros nuevos en su franja, en lo posible que hayan sido votantes del Apruebo y provengan de las filas de la centroizquierda. Los señores y señoras amarillas, a los que se suman ahora, pero por distinto carril la DC Ximena Rincón, entre otros, están convencidos que llegar al 51 por ciento de votos por el rechazo sería cuestión de sumar dos más dos. Confían en que la mayoría de ese casi 80 por ciento que votó Apruebo en el plebiscito de entrada hoy estaría en contra del trabajo mostrado por la Convención Constitucional. Le suman, además, el 44 por ciento que votó por Kast en las pasadas elecciones y entonces ¡¡Bingo!!!, gana el Rechazo, o sea ellos.
Su campaña se centrará en hablarle al país del futuro y convencer a los dudosos que la derecha -que ya estará en segundo plano- enterró la Constitución de Pinochet. Para esa campaña inicial sirven estos amarillos y otros igual de desconocidos en el ámbito de la política. De hecho, Cristian Warnken hoy se pasea por los medios hablando contra la nueva Constitución. “Somos personas de centro y centroizquierda que siempre hemos querido que este proceso terminara bien y nos parece que el borrador que se está presentando, de alguna manera, en vez de unir a los chilenos los va a dividir”, declaró recientemente.
De ahí que muchos se pregunten de dónde sale el financiamiento de este grupo, que no es movimiento, que no es partido, pero gracias a una hábil estrategia mediática se está convirtiendo en la voz del rechazo, como parte de la “sociedad civil” que encabezará la campaña junto a los convencionales del sector.
Un reportaje de un medio llamado “Interferencia”, afirma que el conglomerado que integran nombres como el mencionado Warnken, Fulvio Rossi, Sol Serrano, Alejandro Foxley, Carolina Goic y Enrique Krauss, entre otros, ha gastado varios millones de pesos en publicidad contra la próxima Carta Magna. Ha usado frases maliciosas como que la nueva Constitución, que Warnken confesó no haber leído aún, “genera división en los chilenos”. Según el medio, con esas frases instaladas en redes sociales, los “Amarillos” han desembolsado cerca de 14 millones de pesos.
¿Renacerá el Apruebo?
Están apurados en la derecha por instalar la idea que, de acuerdo a las encuestas, el Rechazo sería carrera corrida. Y su apuro en realidad radica en el hecho que, terminado el trabajo de la Constituyente, poco a poco se van a ir despejando los fantasmas en torno a la nueva Constitución. De hecho, se dice que ya hay encuestas independientes que muestran un lento renacer de la opción Apruebo.
Entonces, se entiende la andanada de declaraciones en torno a construir un plan B si es que ganara el Rechazo, idea a la que se sumó entusiasta Ximena Rincón y otros a los que la idea los seduce en la centroizquierda, pero que hasta ahora se mantienen en el silencio público.
Y el acariciado Plan B ya está en los escritos de los timoneles de Chile Vamos. Se habla de llamar a una comisión de expertos; hacer reformas desde el Congreso (con quórums más bajos); volver a convocar a una Convención o promover la reforma constitucional de Bachelet en último caso.
No eran raras las declaraciones de un UDI como Javier Macaya, diciendo “estamos convencidos de que la actual Constitución ya está superada y si bajar los quórum se tiene que hacer antes del 4 de septiembre, estamos disponibles. Y también estamos disponibles a que se incorpore de manera armónica el trabajo de los expertos”. “Necesitamos hacer una campaña que le hable al 80%, que con esperanza, con ilusión, miró este proceso constituyente como algo que, lamentablemente, la Convención no les ha entregado. La Convención no ha estado a la altura de lo que la ciudadanía le pidió”.
Como se ve, todo calza…
