Periodista.
Cuando falta un mes para que se conozca el texto final de la Constitución que la Convención Constitucional entregará al país y cuando aún se encuentran en pleno proceso de discusión varios artículos muy importantes de la nueva Carta Magna, las derechas -la que anuncia sotto voce que es “democrática” y la que es abiertamente seguidora del dictador Pinochet- una vez más se pusieron de acuerdo y ya decidieron que votarán Rechazo. Optaron por no esperar lo que los convencionales, democráticamente, acordaron y que se conocerá finalmente el próximo 4 de julio.
Un mes antes, entonces, sin saber su contenido final, la derecha que se dice democrática cerró la puerta a la Constitución que reemplazará la del dictador Pinochet.
Surge la pregunta, entonces, ¿por qué ese atarantamiento? ¿Por qué la campaña furibunda que está desatada en contra del Apruebo en el plebiscito de septiembre? La respuesta pareciera ser que los intereses que toca la futura Carta Magna se sienten muy amenazados. Demasiado. Se les da demasiado espacio a quienes no lo tenían, indígenas, diversidades de todo tipo, trabajadores, mujeres, etc.
Sólo así se explica la campaña que lleva adelante- sin asco- por ejemplo, El diario El Mercurio, La Tercera, La Segunda y Las Últimas Noticias, entre otros medios empresariales. No son los únicos. No hay día, y casi no hay páginas, sin alguna nota convenientemente arreglada al estilo mercurial, contra la Convención y contra el Apruebo.
Y comienza la campaña en contra
Para nadie puede ser una sorpresa ahora la decisión de los partidos de Chile Vamos de adelantar su opción por el Rechazo. Los mismos que aún no se reponen del casi 80 por ciento de chilenos y chilenas que pidieron una nueva Constitución. Están convencidos que parte de ese porcentaje será atraído por su propuesta de acicalar la actual Constitución de Pinochet. Y acicalarla porque la gente no la quiere y así como está, menos.
Justamente porque aparte de decidir hacer a un lado las caras demasiado desgastadas por la defensa de la Constitución que dejó el dictador y utilizar en sus campañas caras ligadas al Apruebo y que hoy están en contra, permitieron que saliera a la palestra para dar a conocer su Rechazo al ex dirigente de Renovación Nacional, Mario Desbordes. Prácticamente salió de la UTI partidaria, donde se encontraba amenazado de expulsión. Le permitieron acercarse a los micrófonos para dar a conocer la decisión del pleno de este sábado: “la directiva ha logrado un consenso, primero en que nosotros validamos el proceso constituyente, segundo la directiva reflexiona respecto a una mala propuesta constitucional y llama a rechazar esa mala propuesta”.
El presidente de RN, Francisco Chahuán, -que no mencionó la validación al proceso constituyente como lo hizo Desbordes- informó a través de Twitter que “se acaba de resolver con el 97,17% rechazar el texto constitucional propuesto por la convención constitucional “Defenderemos la libertad y las bases de la institucionalidad democrática”. Por cierto, no dijo a qué correspondía ese porcentaje. Hasta el viernes, sólo habían respondido a la votación 2 mil personas. En agosto del 2018, el Servel dio cuenta que este partido tenía 115.998 militantes.
El convencional Luis Mayol (RN) declaró al término de la reunión: «Desde Renovación Nacional hemos tomado un acuerdo, casi por unanimidad el día de hoy, para precisamente rechazar el proyecto constitucional que se nos está presentando. Creo que Chile está perdiendo una gran oportunidad de haber unido al país. Las constituciones son para unir no para construir muros. Por lo tanto, hemos llamado a rechazar y que junto a los otros partidos de Chile Vamos, vamos a trazar una estrategia para el 4 de septiembre».
Por otro lado, la diputada Camila Flores, una de las parlamentarias más extremas de RN retomó su acostumbrado tono amenazador: “Quién pretenda tener libertad de acción sería una tremenda irresponsabilidad. Yo creo que la persona que no respete el voto político que estamos hoy votando tiene que necesariamente ser sancionado y expulsado del partido”.
En el mismo sentido se han pronunciado los dirigentes de la UDI y de Evopoli. El guion que repiten es que se trata de una Constitución que no une, sino que divide; que quieren una que respete las libertades de cada uno de los chilenos; que dé oportunidades, libertad y sea inclusiva. Y tratan de esconder el rechazo a la nueva Constitución dejando abierta la puerta para otra Carta Fundamental que emane del actual Congreso. El mismo que es resistido por la mayoría de los chilenos.
La decisión del “rechazo” a una nueva Constitución estuvo decidida en los consejos generales de las tres tiendas políticas de Chilevamos: solo 265 personas decidieron, una vez más, perpetuar la Constitución Cívico Militar.
Difícil tarea, tomando en cuenta lo que los parlamentarios demoran en aprobar una ley que toca intereses. Por ejemplo, la ley de divorcio demoró más de 10 años en el parlamento hasta que vio la luz el año 2004. A sacar cuentas, entonces.
