Periodista.
Sea cual fuere el resultado de la novena o décima o undécima votación para elegir a quien deberá suceder a Elisa Loncón y Jaime Bassa en la presidencia y vicepresidencia de la Convención Constitucional -al momento de finalizar esta nota aún nada se sabía- lo cierto es que durante casi 16 horas chilenos y chilenas, esperanzados en tener una nueva Constitución y que eligieron a quienes debían concretar ese sueño de años, fueron testigos de un espectáculo lamentable. Porque eso fue lo que ocurrió en el ex Congreso Nacional. Tan lamentable como lo ocurrido en julio pasado, cuando recién se inauguró el histórico hecho.
Pese a lo que diga la presidenta Loncón que defiende la Convención como una madre leona, lo cierto es que fue un espectáculo y evidenció lo dañino que es la fragmentación del poder político y la incapacidad de lograr acuerdos aduciendo argumentos rayanos en el infantilismo político. Así se pueden interpretar incluso las palabras dichas cerca de las 4 de la madrugada por el vicepresidente Jaime Bassa, quien informó de la suspensión del acto electoral para el miércoles 5 a las 15 horas, y aprovechó de hacer “un llamado a la generosidad en la deliberación. “La Constituyente necesita que seamos capaces de dar pasos juntos. La ciudadanía está esperando certezas y tenemos que ser capaces de generar esas certezas”.
Lo ocurrido el martes es una señal de alarma para el futuro del gobierno de Gabriel Boric, algo que sus asesores más preclaros deberán estudiar finamente. Quienes son su sostén político no dieron pruebas de capacidad de liderazgo ni de gobernanza. No fueron capaces de lograr acuerdos que evitaran el bochorno de un día menos para trabajar en su mandato. Y ese es un problema y no de fácil solución. Todo ello mientras en La Moneda chica se suceden las reuniones y se baraja el naipe de la próxima administración. Lo ocurrido en las postulaciones de la Convención es todo un ejemplo para el Presidente electo.
Lo que se juega
El martes era el día que la clase política esperaba con mucha atención. Se dirimían situaciones que serían esenciales para el futuro gobierno del Presidente Gabriel Boric. A partir del mismo primero de enero de un año que se presagia lleno de sorpresas, de las buenas y de las otras, la actividad en el escenario político aumentó día a día, centrándose en particular en las oficinas donde el Presidente electo está enfrentando la difícil misión de estructurar su gobierno.
Pero otros temas, todos relacionados entre sí, también le ponían picor al ambiente político. Uno fue la fallida elección de la nueva mesa de la Convención Constitucional donde durante días, aparecieron y desaparecieron candidaturas, todas más o menos cercanas al nuevo gobierno. De ahí el interés por saber cómo y quiénes llegarían a acuerdos políticos. Es probablemente un gran indicador de futuro, en el que ya comenzaron a aparecer señales que serán reveladoras para el próximo gobierno.
Otro fue la suerte del proyecto enviado por el gobierno sobre Pensión Garantizada Universal que prendieron las alarmas de reputados economistas que apoyan al nuevo Mandatario y de quienes algunos suponen podría salir el nuevo o la nueva ministra de Hacienda. Fue aprobado en general y en particular en la Cámara, pero aún falta garantizar el financiamiento permanente. Ahora está en el Senado y no se ve tan fácil su camino como en la Cámara.
Lograr el financiamiento permanente para la PGU es parte de la batalla que están dando en la oposición y desde las oficinas del próximo gobierno. Para nadie es un misterio -pero hay que intentar no olvidarlo- que los próximos dos años no se auguran nada fáciles. Los expertos serios, de diversas escuelas, han señalado que el país tendrá un frenazo en su crecimiento. Y ello, mientras la inflación va al alza, la deuda pública ha crecido, y las tasas de los créditos han estado subiendo.
No sólo eso ocurría en el Congreso. Dos representantes directos del Presidente Boric -Miguel Crispi y Karol Cariola- comenzaban lo que sería una misión de la máxima importancia para el futuro gobierno. Es que para el presidente electo es vital lograr una mayoría en la Cámara Baja para la aprobación de sus proyectos en al menos una de las ramas del Poder Legislativo. No hay que olvidar que las fuerzas de Apruebo Dignidad (PC y Frente Amplio) son minoría en el Senado y hay un virtual empate entre la derecha y los representantes de la centroizquierda. Esos votos serán vitales para el gobierno de Boric.
No es menor la tarea de Crispi y Cariola. Lograr acuerdos legislativos y, además, intentar construir un pacto administrativo y de gobernabilidad para definir puestos claves en la Cámara es también otro paso para afianzar la suerte de las transformaciones que pretende Gabriel Boric. De ahí que en las conversaciones estén todos los partidos de la centroizquierda, incluyendo la Democracia Cristiana
Mientras, ya el nerviosismo se instaló en quienes aspiran a gobernar junto al Presidente Boric. Corren nombres y hasta listas, con futuros ministros. Incluso aseguran que una que anda en todos los escritorios o computadores de los interesados en deslizarla a los medios de comunicación, provendría justamente de Apruebo Dignidad. Se afirma que la intención sería justamente provocar lo que ocurre siempre: quemar posibles nombres para evitar su designación. Una estrategia antigua entre los partidos que han llegado al gobierno y que se espera que esta vez no ocurra. Solo los mejores, dijo Gabriel Boric. Salgan o no en los medios, agregó un dirigente de su propia coalición.
