Periodista.
Dos perlas homofóbicas ligadas a la derecha –María Luisa Cordero y Marcela Aranda- fueron en gran parte las responsables del rotundo fracaso de la derecha dura, – republicanos, UDI y los Schalper-, en su batalla por acabar con la gestión del Ministro de Educación, Marco Antonio Ávila y de paso seguir debilitando al gobierno. En pocas horas, luego que ellas hicieran uso de los micrófonos de una prensa siempre dispuesta a amplificar ataques al gobierno, el destino del Secretario de Estado cambió: es que no era cualquier cosa aparecer alineados con personas como Aranda y la diputada Cordero, que habían dejado más que claro que el foco escondido de la acusación estaba en la orientación sexual del ministro acusado.
La acusación constitucional contra el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, terminó con 69 votos a favor y 78 en contra, entre ellos dos Evopoli y un UDI, lo que desató un instante de rabia y frustración particularmente en Renovación Nacional, el partido que aparece más golpeado.
Y cómo no, si su secretario general, Diego Schalper, se jugó por entero para defender el libelo, que fue presentado al principio por otras dos conocidas homofóbicas del Parlamento: las diputadas Francesca Muñoz y Sara Concha, pertenecientes al Comité Social Cristiano. Las dos parlamentarias dieron un carácter ideológico a la acusación, concentrándola en los temas valóricos que ambas impulsan debido a que son evangélicas. De hecho, tres de los siete capítulos tuvieron que ver con los temas de educación sexual que ha impulsado el ministro.
Fue ahí donde Schalper intervino, intentando asirse del liderazgo de la acusación, introduciendo argumentos “más políticos”, e intentando desviar el foco del carácter homofóbico que había tomado el libelo, como acusó el oficialismo. Para Schalper el tema era –de ganar la acusación- un gran punto para su carrera en las internas de Renovación Nacional.
Hay o hubo un segundo objetivo con esta acusación constitucional. De haberse aprobado, la derecha creía que el gobierno se vería obligado a cambiar su gabinete. No ocurrió. Y pese a la tontera de algunos parlamentarios de levantar un proyecto que le prohíba a los mandatarios viajar al exterior cuando hay una crisis, el Presidente Boric viajó a Europa en una gira enfocada en participar en la cumbre de Celac que se realizará en Bruselas y la realización de las visitas oficiales a España y Francia, con una agenda económica y de atracción de inversión extranjera para nuestro país. Se suma una visita a Suiza con el objetivo de que Chile se convierta en miembro asociado del CERN, un modelo de colaboración científica internacional y uno de los centros de investigación más importantes en el mundo.
Las dos perlas
Pero, el diputado Schalper, que se jugó tan a fondo con la acusación contra el ministro, no había contado con las dos intervenciones que de alguna manera pusieron una lápida a sus intentos de triunfador en la batalla que tienen las oposiciones contra el gobierno. Marcela Aranda, directora del Observatorio Legislativo Cristiano e integrante del controvertido Bus de La Libertad, fue invitada por ellos a exponer en una comisión del Parlamento. Dijo que: “El libelo acusatorio habla del activismo del ministro, su activismo LGTBIQ+. Su condición ha superado el límite de lo privado”.
Y haciéndole honor a su imagen de deslenguada, insolente e ignorante en las lides políticas, la diputada María Luisa Cordero, quien afirma que es psiquiatra, señaló en un programa de Radio El Conquistador que “si no fuera ministro de Educación, yo ya lo habría pedido para que lo metan preso por incitación a la precocidad y perversidad sexual infantil“. No sólo eso. Añadió “es insólito, inadmisible, nauseabundo y asqueroso que el ministro, que debería estar llorando porque niños de cuarto básico no saben leer, está preocupado de tener activo y reactivo el clítoris“. Y añadió: “La poesía que acompaña el enamoramiento y fisiología de la genitalidad es en la adolescencia y no a los cuatro años como pretende el pervertido del ministro de Educación”
Muchos deben haber sentido la misma vergüenza ajena que confesó la parlamentaria de RN Paulina Núñez con las intervenciones de la doctora Cordero. Pero lo cierto es que ese partido que la acogió como independiente, la ha defendido a rajatabla. Tendrán que analizar el alcance de estos dichos que aumentaron las dudas entre los parlamentarios de derecha -y del PDG- los que finalmente no le dieron el triunfo que Schalper buscaba. Habrá que ver si esa defensa a la ya desaforada parlamentaria continúa.
Y el drama no termina
Mientras tanto, continúa a estas alturas drama que enfrenta RD y que salpica a todo el espectro oficialista. El caso “Democracia Viva” está provocando un hilo sin fin de reacciones que en todas sus aristas envuelve al gobierno. No sólo es el Ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson el blanco preferido de las derechas, que ha concentrado sus ataques en todo lo que el Secretario de Estado ha hecho ayer y hoy, sino además, en el ministro de la Vivienda, el socialista Carlos Montes. Diversos personeros le han insistido en que renuncie y el Secretario ha dicho en todos los tonos que no lo hará. ”Voy a seguir en el ministerio hasta que el Presidente así lo determine”.
Este último ha recibido el apoyo irrestricto de su partido. Su presidenta, Paulina Vodanovic, señaló tajante: “Apoyamos la gestión del ministro Montes, que ha sido bastante proactiva en esta crisis. Ha estado permanentemente liderando el equipo de trabajo para poder poner a disposición de los tribunales y de la Fiscalía todos los antecedentes”. Y fue muy clara en advertir que “sacar un ministro que está liderando la investigación, creo que sería bastante complejo”. El mensaje es claro.
El punto es que este caso de corrupción le está abriendo ventanas y puertas a la derecha para mostrarse finalmente tal como es. Sólo como uno de varios ejemplos destapados en los últimos días: el diputado Jorge Alessandri, esta vez sin sonrojarse ni inhibirse dijo textual: “yo justifico el Golpe de Estado”.
Fue en una entrevista en Radio Futuro, donde fue consultado por la decisión de la bancada de ese partido de derecha, que decidió restarse de todo acto de conmemoración de los 50 años del bombardeo a La Moneda y el Golpe de Estado del dictador Pinochet.
“Creo que el gobierno de Allende se estaba saltando la Constitución. Yo justifico el Golpe Militar. Me habría gustado que fuera un gobierno autoritario muy corto, que se hubiese restablecido la democracia rápido, pero creo que íbamos por un camino muy peligroso para el país”. Pero no sólo eso. Añadió que “estamos viendo cómo actuaría el Partido Comunista en la Comisión de Desinformación, forzando solo una versión, donde Patricio Fernández no puede dar una sola opinión sin ser cancelado”. Se refería así a la renuncia presentada por el mencionado Fernández a su asesoría a la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado.
“Es un ejemplo palpable de cómo actúa un sector de la política cuando alguien se sale un poquito de lo que ellos quieren contar. Desde el Estado, con fondos públicos, la obligación es ser lo más objetivo posible en este tipo de eventos”, señaló el diputado UDI.
Hay otros ejemplos del desborde de ciertos sectores de la derecha, que siguen envalentonadas por la mayoría transitoria conseguida en el último plebiscito. Pero, no fue su mayoría. Fue la del ultraderechista partido republicano que está poniendo toda su energía en evitar el cambio de la Constitución de Pinochet en el Consejo Constitucional. Ellos tienen la mayoría y pueden hacer y decir lo que quieran. Otra cosa será lo que digan los electores cuando en diciembre aprueben o rechacen su propuesta. Dentro del partido republicano, se observa un conflicto muy revelador de cuál es su manera de hacer política. Kast ha creado comités que vigilan las conductas de los consejeros para que no se salgan del guion establecido. Eso irrita el Rojo Edwards que se niega a manejar el partido como un regimiento bajo las órdenes de su comandante Kast. Rojo pide “un militante un voto” y aspira que exista democracia interna encabezando un grupo disidente. Bomba de tiempo que habrá que observar con mucha atención.
