Periodista.
Cuando ya la novedad y la espera terminó en la llamada Moneda chica -luego de los nombramientos de los principales equipos que acompañaran al Presidente Gabriel Boric-, brotaron temas que se tomaron la agenda justo en los momentos en que ocurre un aumento explosivo de contagios de la variante Ómicron en el país.
Aparte de las noticias preocupantes que a diario llegan de la Araucanía, están también lo que está sucediendo en la Convención Constitucional; lo ocurrido en la Cancillería; la crisis de Iquique y Arica y las críticas por algunos nombramientos del Presidente Boric en las subsecretarías. Nada tan grave, pero de alguna manera dan luces sobre lo que se le viene al futuro gobierno, que recibirá una herencia de conflictos y de situaciones nunca enfrentadas por el hoy casi ausente gobierno de Piñera.
De acuerdo a las declaraciones de diversos personeros del espectro político de la derecha, se colige que los ataques se concentraron ahora en la Convención Constitucional buscando, al parecer, la preparación del terreno para un rechazo a la nueva Constitución en el plebiscito de salida, que está ahí, a la vuelta de la esquina. Sin embargo, sectores de ultraizquierda en la propia Convención han dado pábulo para encender la campaña en contra de la Convención. No de otra manera se interpretan propuestas como la amnistía total para todos los presos que consideran políticos, o el retiro de Chile de los tratados internacionale,s por dar solo algunos ejemplos.
No es casualidad la advertencia que realiza en ese sentido el dirigente socialista Camilo Escalona: ”No se debe olvidar el constante trabajo de grupos políticos ultraconservadores para desgastar la legitimidad de la Convención Constitucional. Incluso, en las recientes elecciones, el neofascismo salió del ostracismo en que se mantuvo desde que Pinochet fue derrotado. Ese factor no se puede perder de vista y no hay que hacerle el juego, aunque sea involuntariamente”. Y eso porque efectivamente, algunas propuestas que emanan del trabajo de algunas comisiones sin que se llegue al momento cúlmine del proceso, cuando luego de varios pasos el pleno vote o deseche alguna idea peregrina, ha dado excusas a la derecha para llamar a rebato y envenenar el ambiente del futuro plebiscito que cambiará definitivamente la Constitución de Pinochet.
“Una nueva Constitución que oriente a Chile en la perspectiva de un Estado social y democrático de derechos, plurinacional, descentralizado, que deje atrás el Estado subsidiario, que fue incapaz de reducir la desigualdad social y la marginalidad de un sector de la población. Ese objetivo requiere de un amplísimo arco de fuerzas que apoyen tales propósitos y, por cierto, ello no será posible si se quiere contar solo con un grupo de incondicionales, así se limitará el proceso constituyente a un nicho de apoyo supuestamente ´duro´, pero minoritario”, opina Escalona.
Otro botón de muestra, de los muchos que hay en el aire, de lado y lado del espectro político, es lo señalado por el escritor y columnista Oscar Contardo, quien escribió que “algunos de los que aspiran que el proceso tendrá el apoyo de la mayoría de los chilenos, están dinamitando esa posibilidad, lanzando al ruedo ideas vacías”.
O la advertencia también de la presidenta del PPD Natalia Piergentili, quien dijo que “Mucha gente que votó Apruebo están viendo con preocupación estas votaciones, aunque sean transitorias…Creo que el rechazo pudiese ser una opción para muchas personas que votaron Apruebo”.
Las críticas al Canciller
Por otra parte, la agenda dio cuenta de lo ocurrido en la Cancillería, con el escándalo que provocaron las fallidas vacaciones del ahora exministro de Relaciones Exteriores, Andrés Allamand, quien se vio obligado a renunciar.
El exministro fue escogido como titular de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), organismo internacional con sede en España y que cobija solo a 22 países. Todo indica que su ansiedad le jugó una mala pasada, pues al conocer su nominación, de inmediato viajó a Madrid para hacerse cargo del nombramiento, aunque recién en abril asumirá la titularidad, generando con ello fuertes críticas por su ausencia.
Un breve comunicado de La Moneda dio cuenta de la aceptación de la renuncia por parte el Presidente Piñera. Se dice en alguna prensa que el Mandatario estaba disgustado porque necesitaba tener todo despejado para un cambio de mando tranquilo y las acciones de Allamand abrieron un flanco innecesario con la oposición, empañando el final de su gobierno. No es casualidad que hasta El País de España señalara que el renunciado Canciller había sido prácticamente “empujado a renunciar telemáticamente”.
Luego, Allamand se despidió en un punto de prensa señalando que «la serenidad del clima político favorece el mejor traspaso del poder entre el actual gobierno y el gobierno electo» y que «atendido lo anterior, he presentado mi renuncia». De paso, aseguró que este sería “el cierre definitivo en la política nacional». No es raro que considere su abandono definitivo de la política, aunque en este tema, nunca hay un fin. Porque probablemente el excanciller será recordado no sólo por no dejar legado alguno en política exterior, -pese a que algunos como el senador Moreira insista en darle la paternidad de conseguir las vacunas recién iniciada la pandemia, sin nombrar a las universidades que hicieron ese trabajo previo- sino, además, por comenzar su trabajo en España en un cargo internacional que consiguió mientras en su país el problema de la inmigración estallaba de nuevo y con mucha más fuerza.
La futura Canciller, Antonia Urrejola fue directa. Sin temor señaló en sus redes sociales que “la defensa de intereses de Chile en el mundo exige atención exclusiva. A ello nos abocaremos a tiempo completo a partir del 11 de marzo».
Críticas a Subsecretarios
Están también las críticas que se levantaron, no solo de la derecha, ante algunos nombramientos de subsecretarios. Los ruidos mayores los causaron el ingeniero civil en electricidad y psicólogo, militante comunista Galo Eildestein Silber, próximo subsecretario para las Fuerzas Armadas. ¿Su presunta culpa? Haber sido una de las personas protagonistas del desastre económico de la Universidad Arcis, donde fue vicerrector de gestión entre 2006 y 2013.
El otro cuestionado es Alfredo Gutiérrez Vera, nominado como subsecretario de Obras Públicas. Se le cuestiona por una querella por prevaricación administrativa en su calidad de funcionario del Ministerio de Obras Públicas (MOP), donde trabaja hace más de dos décadas.
Y se suma Fernando Araos, subsecretario de Redes Asistenciales criticado porque la Contraloría detectó faltas a la probidad administrativa ya que era parte de una sociedad médica que prestó servicios al Hospital Sótero del Río cuando su padre, Fernando Araos Valdebenito, era jefe del servicio de radiología de la institución.
La futura Ministra del Interior, Izkia Siches, al ser consultada sobre estas críticas, señaló que los antecedentes se ponderaron al momento de hacer los nombramientos, y reconoció que, de haber cambios en las designaciones, lo notificarían a la prensa y a la opinión pública una vez que se regrese de vacaciones.
