Periodista.
Definitivamente el plebiscito de salida copó la agenda política y lo probable es que ello sea así hasta más allá del 4 de septiembre. Todos los sectores están trabajando, planificando, ideando, en función de este acto que terminará -si se aprueba la nueva Constitución- con la Carta Magna que dejó el dictador Pinochet.
Se sabe que los partidos y parlamentarios de la derecha y de un sector del centro político están en un frenesí de reuniones para evitar de alguna manera que el Apruebo gane y se instale una Constitución hecha en democracia. Esta madre de todas las leyes que se plebiscitará en tres meses más, por primera vez declara a Chile como un Estado democrático y social de derechos para todos sus habitantes. Por lo mismo, son demasiados los intereses que se sienten amenazados y de ahí la verdadera desesperación de algunos sectores por detener esa avalancha constitucional que quitará poderes.
Solo un ejemplo: el agua. El Pleno de la Convención aprobó que el vital elemento sea inapropiable. El inciso primero de la norma indica que «son bienes comunes naturales el mar territorial y su fondo marino; las playas; las aguas, glaciares y humedales; los campos geotérmicos; el aire y la atmósfera; la alta montaña, las áreas protegidas y los bosques nativos; el subsuelo, y los demás que declaren la Constitución y la ley». El inciso segundo señala, en tanto, que «entre estos bienes son inapropiables el agua en todos sus estados y el aire; los reconocidos por el derecho internacional; y los que la Constitución o las leyes declaren como tales».
Más que claro que algunos, como las mineras o quienes hoy exportan el llamado oro verde -las paltas- que son quienes más consumen el elemento y han provocado en más de una región que la sequía aumente sus consecuencias para la agricultura y sus habitantes. El artículo provocó intranquilidad en algunos sectores agrícolas, con dudas que despejó el Ministro del área, Esteban Valenzuela, quien les recalcó durante un seminario del SNA: “Tiene que haber certeza de agua para los productores de alimentos y no hay nadie en el gobierno del presidente Gabriel Boric que no entienda eso”. Y apuntó a la necesidad de que exista una autoridad nacional del agua para evitar la dispersión de este trabajo, pero también una secretaría de administración de cuencas por región para que esta gobernanza vea el tema de los nuevos permisos para el uso del recurso hídrico.
La derecha operando por todos lados
Entre esos intentos por detener la marea de la nueva Constitución y los derechos que va a proteger, está la decisión de la derecha que, un mes antes de conocerse el texto definitivo de la Constitución que emanará de la Convención Constitucional llamó a votar Rechazo. Por cierto, convenientemente maquillado con la promesa de proyectar un hipotético «Plan B» para después del 4 de septiembre. Cuesta creerlo, porque los parlamentarios de la derecha nunca se abrieron a cambiar la Constitución de su mentor. La usaron para detener todo aquello que significara perder privilegios. No hay que olvidar que sendos proyectos como el del Sernac y parte del propio AUGE fueron rechazados gracias a la Constitución de Pinochet.
El convencional de Renovación Nacional Raúl Celis admitió que “habría preferido dilatar la decisión”, pero que entiende que se hizo con una lógica electoral: “El votante tiende a adherir al sector que expresa primero su opción”. No fue el único que habría preferido esperar. Pero, todos asumen que unidos podrían tener alguna posibilidad de parar la Constitución nueva.
Las promesas de los partidos de Chile Vamos están a la orden del día. Aunque se sabe que tratan de esconder que durante más de 30 años se han opuesto a cualquier cambio de la Constitución de Pinochet y que lo que intentan ahora es evitar que la campaña se presente como un enfrentamiento entre esa Constitución hecha en dictadura y la actual hecha por distintos sectores de la ciudadanía, lo concreto es que su Rechazo lleva a mantener la Constitución del dictador. Así se prometa remozarla por aquí o por allá. Entre las promesas, apareció la de reformar la Constitución y bajar el quorum para poder hacerlo, cosa que nunca antes propusieron.
A ese proyecto se sumó una parte de la Democracia Cristiana, encabezada por los senadores Ximena Rincón y Matías Walker. Anunciaron un proyecto para rebajar el quórum de reforma a la actual Constitución a 4/7 una propuesta que, según todos los dirigentes políticos oficialistas e incluso de la propia Democracia Cristiana, sólo privilegia el llamado al Rechazo.
Obviamente que Chile Vamos se apresuró a respaldar la propuesta. Y lo mismo hicieron los llamados “Amarillos”. “Esto abre una tremenda esperanza para los chilenos y chilenas: en el caso de que triunfe el rechazo, vamos a tener una nueva Constitución y una buena Constitución que cuente con un acuerdo amplio” dijeron estos señores donde hay varios ex DC.
Una herida abierta
La sonrisa de Ximena Rincón al comentar su propuesta y ser requerida una y otra vez por la prensa tradicional, hizo recordar aquella promesa que hizo supuestamente para callado, cuando recién comenzaba el Presidente Boric y entre risas comentó: “Cómo va a sufrir el próximo gobierno… y yo voy a tomar palco de abajo”. Su comentario al senador DC Jorge P8izarro, sentado a su lado en la testera, fue recogido por un micrófono abierto durante la votación de admisibilidad de una moción parlamentaria propuesta por los senadores Alejandro Navarro (Independiente), Yasna Provoste (DC), Guido Guirardi (PPD), que buscaba limitar las facultades presidenciales para concesionar materiales mineros durante los últimos meses de gobierno.
Era su respuesta a la herida que quedó abierta luego que su partido la bajara como candidata presidencial, un sueño acariciado por ella desde hace muchos años. Tal parece que esa herida nunca se ha cerrado y supura de vez en cuando, como ahora. No de otra manera se pueden leer sus declaraciones defendiendo la actual Constitución, porque -dijo- cuando ella fue Ministra pudo hacer cambios, dándole de paso un rascapacho al gobierno de Boric: “… decir que el programa de gobierno no se puede materializar con esta Constitución la verdad es que me preocupa, porque significa que o no están las capacidades para dialogar, conversar, construir acuerdos o definitivamente es casi un chantaje de que “o nos aprueba este texto que viene o nosotros no tenemos nada qué hacer” y ahí uno debiera preguntarse “qué hacen si la ciudadanía dice este texto que me están poniendo encima de la mesa no me gusta”.
Fue un senador de su coalición quien tuvo la respuesta más dura para su colega Rincón. Francisco Huenchumilla calificó la propuesta como «un disfraz del Rechazo, puesto que no existe Plan B». Y agregó: «Me parece inconcebible que pudiera haber sectores de centroizquierda que estuvieran en una campaña en conjunto con la derecha»
Huenchumilla asume que tiene la responsabilidad de alzar la voz para desnudar las verdaderas intenciones que se esconden detrás del relato de la derecha, donde –a su juicio– existe el riesgo de que algunos sectores de la centroizquierda se sumen a tal estrategia, que supuestamente busca rechazar para buscar un nuevo proceso constituyente en el futuro.
En una declaración pública dada a conocer el fin de semana, con el objetivo de desmitificar, lo que –según su visión– es un «Rechazo envuelto con papel couché». Dijo que se trata de una «operación encubierta» para resguardar la base política, pero sobre todo económica, de la Constitución de 1980. Una maniobra que espera no cuente con el apoyo de algunas personalidades de la centroizquierda o ex Concertación, sobre lo cual, si bien no quiso puntualizar, señaló que «basta con ver algunas declaraciones en la prensa, para saber quiénes son».
El senador, sin embargo, tan crítico del plan B que pretenden implantar la derecha y parte de la DC, es crítico también de lo ocurrido en la Convención. Considera que en el proceso constituyente «la forma se ganó al contenido», creando un ambiente favorable al Rechazo y que, en su opinión, es en gran parte responsabilidad de algunos convencionales y su discurso refundacional, que resultó perjudicial para el proyecto del Apruebo.
Otra respuesta, igual de contundente a la propuesta Rincón-Walker la dieron 24 personeros de la ex-Concertación En una declaración señalaron que la iniciativa es «una ficción extemporánea de la derecha». “La nueva Constitución que se va a plebiscitar es fruto de un proceso democrático y participativo único en nuestra historia. Nunca antes una Constitución política ha tenido un origen tan democrático como la nueva Constitución que votaremos».
Entre los firmante se encuentran los senadores DC Yasna Provoste y Francisco Huenchumilla, y los exministros Francisco Vidal (PPD) y Nicolás Eyzaguirre (PPD).También firman Claudia Pizarro, Alejandra Krauss, Cecilia Valdés, Rodolfo Seguel, Fanny Pollarolo, Ricardo Nuñez, Osvaldo Andrade; Adriana Muñoz, Clarisa Hardy, Luis Maira, Claudia Serrano, Marcelo Mena, Pablo Squella, Carlos Eduardo Mena, Sergio Aguiló, Mar{ia Antonieta Saa, Víctor Barrueto, Alvaro Ramis, N ivia Palma y Juan Claudio Reyes.
