Periodista.
A dos meses y medio de la protesta social, el fútbol chileno recién navega en el 2020 entre situaciones típicas de pretemporada y proyecciones, algo más propio de la segunda mitad de diciembre con el añadido que la temporada 2019 no ha finalizado del todo (al menos en lo competitivo).
En cuanto al aspecto de pretemporada el mercado simplemente se mueve y, en lo concerniente a las proyecciones, la mente está puesta en objetivos mayores: que el seleccionado adulto inicie lo mejor posible las clasificatorias a Qatar 2022 y que los equipos nacionales clasificados a torneos internacionales de clubes cumplan un desempeño satisfactorio en dichas contiendas.
Es grato escuchar o leer que Charles Aránguiz y Arturo Vidal fueron nombrados como parte de la oncena extranjera ideal de la reciente década en la Bundesliga, la exigente competencia alemana; y que el mismo «Rey Arturo» fuera elegido dentro de los mejores 11 jugadores del decenio en otra importante liga europea: la italiana.
Sin embargo todo aquello se desvanece con la incertidumbre que existe respecto del futuro de aquel referente y de Alexis Sánchez, quienes al igual que Bravo, Medel, el ya citado Aránguiz y Vargas siguen siendo vitales en selección. En efecto, aquel selecto grupo de figuras de la «generación dorada» que juegan en el extranjero, junto a otro histórico bicampeón de América: José Pedro Fuenzalida, debiesen ser parte del plantel de Reinaldo Rueda, de cara a la fase eliminatoria que se inicia en marzo con los duelos ante Uruguay, en Montevideo, y ante Colombia, en Santiago, fijados para los días 26 y 31 de marzo, respectivamente.
No se trata de menospreciar a las nuevas figuras o a las emergentes, pero el colombiano -cuya continuidad no está en cuestión, al menos formalmente- requiere todavía de jugadores experimentados que tengan regularidad en sus clubes. Eso hoy, lamentablemente, no lo garantizan dos líderes naturales, como Vidal y Sánchez, uno en Barcelona de España (y con un eco de interés del Internazionale de Milán) y el otro en el Manchester United. La cosa se ve incierta, por decir lo menos.
¿Cómo andamos por casa?
En el plano local, la situación no es mucho más auspiciosa. En primer lugar todavía no irrumpe el gran nombre que pudiese remecer el mercado. Podría ser Lucas Viatri, el argentino desechado por Forlán en Peñarol y que podría llegar a Colo Colo. Está claro que nuestro actual vicecampeón no puede depender sólo de Matías Fernández, de Pablo Mouche o de Esteban Paredes de tres cuartos de cancha hacia arriba. Pareciera que Iquique, Cobresal, Everton, Audax Italiano y Palestino fueron los clubes que mejor se han reforzado, pero en cantidad. Universidad de Chile parece un equipo más desmantelado que reforzado y da la impresión que el campeón, Universidad Católica, con su nuevo entrenador: Ariel Holan, no tuviese necesidad de nuevas figuras.
Lo cierto es que pronto tendrán lugar los partidos con que finalizan en su integridad las competencias locales de 2019. Por un lado la liguilla que determinará cuál será al rival de La Serena para definir el cupo restante de ascendidos a la división de honor (ya subió Santiago Wandererers en calidad de campeón de la primera B). El octogonal se efectuará entre el 11 y el 19 de enero y su locación será el estadio Nacional Julio Martínez Pradanos. Los equipos que serán parte del minitorneo son los siguientes: Cobreloa, Copiapó, San Felipe, Barnechea, Melipilla, Ñublense, Temuco y Puerto Montt. El ganador enfrentará a los papayeros el 23.
En cuanto a las semifinales de la Copa Chile, la de Universidad Católica versus Colo Colo se materializará el viernes 17 y, la de Unión Española versus Universidad de Chile, el sábado 18. Ambos duelos no tienen definido escenario todavía.
Pase lo que pase y dado el antecedente del mercado de fichajes (y «no fichajes») el horizonte no se visualiza digno de postal, no sólo en el ámbito de la selección sino que también en el de los clubes. No se trata acá de traspasarle toda la responsabilidad a la ANFP o a su Consejo de Presidentes (creo que las reuniones maratónicas y los acuerdos entre cuatros paredes han tenido suficiente espacio en distintos sitios informativos).
En síntesis el panorama no es alentador para las aspiraciones de un medio futbolístico que puede jactarse de un haber obtenido, en la década recién pasada, un bicampeonato a nivel de selección subcontinental. Una mirada más optimista de la situación nos debiese llamar a desear lo mejor a los clubes y a la roja en todas sus categorías, con la serenidad de análisis que merece la circunstancia. En otro sentido, valga aquí el lugar común: veremos qué pasará.
