Periodista.
Era un secreto a voces. Al menos en algunos pasillos del Congreso. La salida de la Ministra Secretaria General de la Presidencia, Ana Lya Uriarte era cuestión de tiempo. Su precario estado de salud no le permitía seguir ejerciendo su función, lo que en estos tiempos de tanta crispación legislativa se había convertido en un nuevo problema para el gobierno del Presidente Gabriel Boric. Este esperó la última decisión médica respecto al COVID alargado que sufre la ahora ex Secretaria de Estado. No podía volver dictaminaron los facultativos y se le extendió la licencia. El Mandatario decidió entonces reemplazarla por otro socialista, el senador Álvaro Elizalde, cuya jefatura y capacidad negociadora al frente de la Cámara Alta fue reconocida por todos los sectores políticos. Ahora se verá esa capacidad, en momentos en que la derecha -que es mayoría en el Congreso- intenta controlar la agenda política y legislativa del país.
Lo que señaló la senadora Isabel Allende al conocerse la nominación deja claro cuán necesario creen que es un hombre como el parlamentario y ahora ministro: “Tenemos una oposición en una ofensiva brutal y Álvaro Elizalde conoce mejor que nadie los fraccionamientos que hay en la Cámara. Él está en condiciones de generar grandes acuerdos, ha mostrado tener capacidad de diálogo y sentarse en la mesa por lo que será una gran contribución”, dijo la senadora.
Este ministerio es vital para cualquier gobierno. Es el nexo que tiene el Poder Ejecutivo con las dos Cámaras del legislativo para poder aprobar los proyectos de ley que nacen desde el oficialismo y que responden a la propuesta de programa de cualquiera administración.
Por cierto, esta nominación deja heridos en el camino. Se sabía que el Frente Amplio añoraba recuperar su sitio en el Comité Político reforzando así la coalición Apruebo Dignidad. Ellos se sienten -y así lo han hecho saber- en desigualdad de condiciones desde que el antecesor de Ana Lya Uriarte, el actual Ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, fue sacado de la SEGPRES, tanto por una mala gestión como por rencillas personales con parlamentarios de la derecha. Y hasta del socialismo democrático. La salida de Jackson fue un golpe duro para el Frente Amplio y de ahí que aspiraban a que un hombre o mujer de sus filas reemplazara a Uriarte.
Un apoyo para Carolina Tohá
El nuevo ministro llega apoyar el trabajo de Carolina Tohá, quien se ha llevado todo el peso de la crisis de seguridad en que se vio envuelto el país los últimos días, particularmente por el asesinato de tres Carabineros en manos de delincuentes venezolanos. La Ministra del Interior ha estado en el ojo del huracán y ha respondido con firmeza los embates de la coyuntura y los ataques de la derecha desde todos los flancos. Y no sólo por la derecha. No es casualidad que el Presidente Boric la haya respaldado fuertemente en el último cónclave realizado en Cerro Castillo hace unos días, donde llamó a la unidad de las fuerzas que lo acompañan en el gobierno.
Tampoco es casualidad el hecho que horas antes de que el Presidente nominara a Elizalde como Ministro SEGPRES, la bancada de senadores socialistas haya acudido a la Moneda para entregarle su apoyo irrestricto a Carolina Tohá. Ella ha sido blanco de críticas también del Frente Amplio. Ellos le habían pedido públicamente -entre otras cosas- que ejerciera su liderazgo en materias de seguridad. En los hechos, la Secretaria de Estado no pudo alinear a los parlamentarios del FA para aprobar algunos artículos de leyes importantes para el gobierno.
Por eso el respaldo de los socialistas a la Ministra Tohá tuvo como objetivo dar una señal de apoyo a quien ha sido una de las figuras del gobierno que ha pagado más costos. Su baja en las encuestas, así estas sean de dudosa credibilidad, es producto justamente de eso. Al encuentro asistieron Alfonso De Urresti, Gastón Saavedra, José Miguel Insulza, Isabel Allende y Álvaro Elizalde. Poco tiempo después, este último pasaría a ocupar el puesto de Ana lía Uriarte en el Comité Político, conformándose así un equipo que, sin duda, dará que hablar en el escenario político.
Elizalde agradeció el nombramiento enfatizando que esperaba contribuir a calmar la crispación que hay en el país. “Valoro el llamado que ha hecho el presidente y le manifesté mi disposición a contribuir en el diálogo para poder avanzar en leyes que son parte de su programa de Gobierno”. De paso, aprovechó el momento para defender a la titular del Ministerio del Interior.
“La ministra Tohá, por ejemplo, ha sido objeto de críticas infundadas en busca de cambios legislativos respecto a la seguridad que merecen nuestros ciudadanos. Todos tenemos que hacernos cargo en este clima de crispación. Escuchémonos, no nos descalifiquemos y escuchemos los proyectos de ley en su mérito. He visto de muchos actores la tentación de criticar proyectos antes de conocerlos. En democracia hay distintos puntos de vista, pero para emitir un juicio y una opinión hay que conocer. Tohá ha hecho un trabajo de primer nivel”.
Un fusible que no se quema
En el Partido Socialista -que acaba de cumplir 90 años de existencia- aún vive un sobreviviente del dispositivo que cuidaba al Presidente Salvador Allende y que estaba dispuesto a morir por el Mandatario socialista y su gobierno. En esos años, la posibilidad de un magnicidio estaba abierta. Ese militante era un fusible dispuesto a inmolarse, como muchos en ese dispositivo conocido como GAP a quienes aún no se les rinde el homenaje que se merecen.
Hoy, casi 50 años después, y guardando las distancias históricas y su contexto, una ministra de Interior, está recibiendo fuego cruzado de la derecha y hasta de uno que otro oficialista, por defender al Presidente Boric y su gobierno. La ministra Carolina Tohá se está convirtiendo en un fusible eficaz que hasta ahora ha logrado desviar los misiles antes que lleguen a la Presidencia. Alguien comentó que esos ataques que recibe significan que está haciendo bien su pega.
Ese es el corazón del escenario político hoy día. A propósito de los altos niveles de inseguridad que siente la población, la derecha ha logrado instalar la idea que son ellos los defensores de chilenos y chilenas frente al crimen organizado.
¿Cuál es su actitud? Por ejemplo, cuando el gobierno presentó el proyecto de ley sobre reglas de uso de la fuerza para las policías, desde la oposición de inmediato, antes incluso de iniciar su discusión, acusaron que se trataba de una iniciativa de «gatillo difícil o imposible». Más aún, dijeron que lo iban a rechazar sin siquiera haberlo visto antes.
Esta iniciativa es complementaria de la nueva Ley Naín-Retamal, y su objetivo es fijar los principios por los cuales Carabineros, la Policía de Investigaciones, Gendarmería y las Fuerzas Armadas -en la excepcionalidad de realizar labores control del orden público-, deben guiarse al momento de usar sus armas. También pretende regular los protocolos policiales bajo principios de legalidad, necesidad, proporcionalidad, responsabilidad y racionalidad. En su formulación, toma los actuales estándares del uso de la fuerza, los actualiza e incorpora recomendaciones de distintos organismos internacionales.
Pero no. Desde la oposición criticaron de inmediato la propuesta. El diputado Andrés Longton, por ejemplo, señaló que «hoy día nuestras policías y las Fuerzas Armadas van a tener un chaleco de fuerza, van a estar amarradas de pies y de brazos para poder actuar». Es más, dijo que «este proyecto de ley se construye bajo la sombra del octubrismo, para manifestaciones, pero se deja de lado el terrorismo, el crimen organizado, eximentes claras, como por ejemplo el cumplimiento del deber. Este es un retroceso respecto de la ley Naín-Retamal».
Y el diputado Alessandri comentó: «Falta que digan que al delincuente hay que pasarle agua mineral con limón». Ese es el espíritu de la oposición con el cual tendrá que lidiar el nuevo Ministro de la SEGPRES.
