Periodista.
Lo que más molestó a la derecha por el triunfo de Vlado Mirosevic, un liberal miembro del pacto oficialista Socialismo Democrático, fueron dos situaciones -para ellos inesperadas- y que los hizo reaccionar con declaraciones que se alejan con mucho de lo que es un verdadero espíritu democrático. Una vez más.
El diputado Longton, el del “reality,” que hoy oficia de jefe de la bancada de RN lo dijo: “ganaron por solo 4 votos. Mañana serán cero votos”. Tal parece que olvidó que en democracia, el que gana así sea por un voto, es el que triunfa.
¿Qué fue lo que más exacerbó los ánimos de la derecha? Primero, comprobar que comenzó a operar el pacto acordado en el cónclave de Cerro Castillo, dejando atrás lo que la oposición llama las dos “almas” que sustentan al gobierno, cuyas divisiones le han sido beneficiosas y han explotado cada vez que han podido. Hubo una sola voz y una sola actitud. Segundo, pese a sus ofertas tanto al Partido de la Gente como a algunos DC, no lograron convencerlos a todos y hubo quienes si honraron su palabra inicial.
¿Ergo? Existen fracturas serias en ambas bancadas; la confianza de la derecha en alianzas con el partido de Parisi (PDG) quedó al menos con un gran signo de interrogación, y en la bancada de la DC, aunque se sabía desde hace tiempo la inclinación a la derecha de algunos de sus parlamentarios, ahora quedó en evidencia palpable el quién es quién en esa colectividad. Incluyendo al jefe de ese colectivo, Eric Aedo que votó en contra de Vlado Mirosevic. Pero, finalmente, ganó el liberal. Hubiera sido desastroso para el gobierno que la testera de la Cámara pasara a la derecha, sumándose a la del Senado, que estará en manos del UDI Juan Antonio Coloma el próximo año.
El futuro para la derecha entonces no es tan prometedor como suponían desde que se apropiaron del resultado del plebiscito. Les guste o no, el que el oficialismo haya logrado mantener la testera de la Cámara de Diputados es una buena noticia para el gobierno, asediado en estos días por una derecha que, hasta ahora, se muestra intransigente incluso antes de conocer los detalles de la recién presentada reforma previsional, destinada a beneficiar a tantos abuelos y abuelas que esperan desde hace años una mejora a sus miserables pensiones.
Los hechos
Previo a la esperada votación para definir la testera de la Cámara de Diputados que en principio correspondía a la diputada PC Karol Cariola, según el pacto administrativo acordado en marzo de este año que se selló entre las bancadas oficialistas, la Democracia Cristiana (DC), el Partido Ecologista (PEV) e independientes, y que -producto de la borrachera de triunfalismo de la derecha post 4 de septiembre- comenzó a ponerse en duda por parte precisamente del PDG. Un brote impresionante de un anticomunismo rabioso hizo que la diputada Cariola bajara su candidatura con el acuerdo de su partido. Entonces, comenzó una seguidilla innumerable de negociaciones, conversaciones, acuerdos y desacuerdos en ambos lados del espectro político para ver quién se quedaba con la testera de la Cámara.
Las alarmas se prendían y se apagaban con el correr de los días. Finalmente quedaron encendidas hasta el mismo lunes, apagándose pasadas las 17 horas cuando se realizó la votación y se eligió como Presidente a Mirosevic, como primer vicepresidente al independiente Carlos Bianchi y segunda vicepresidenta a la militante de RD, Catalina Pérez.
Tan rápido como sufragaron, comenzaron a supurar las heridas que quedaron en el Partido de la Gente, donde hasta último minuto su líder -que parece que no es tan líder, Parisi-, estuvo monitoreando y llamando al orden a sus parlamentarios.
Es más. El elegido como posible cabeza de serie para presidir la Cámara, Víctor Pino, fue cuestionado por sus propios compañeros de bancada. Se afirma que tampoco gustaba a algunos de la derecha y de ahí que surgió la opción del DC Miguel Ángel Calisto, un diputado conocido por sus posturas invariablemente inclinadas a la derecha. Más o menos como sus pares Joanna Pérez y Jorge Saffirio. Y se suma el jefe de la bancada, Eric Aedo, quien también, permanentemente, da muestras de su desagrado por el gobierno de Gabriel Boric De hecho -se afirma en los pasillos del Congreso- que habría llegado a acuerdo con la derecha para la votación. Si lo hubo, quedó en nada. En esa colectividad que está en crisis, aún hay gente que respeta los acuerdos y no le va bien aliarse con la derecha. Allí están los votos de Héctor Barría, Felipe Camaño, Ricardo Cifuentes y Alberto Undurraga.
Quiebre interno
Tardaron en darse cuenta en el PDG que fueron muy bien usados por la derecha. La directiva de esa colectividad, liderada por Luis Moreno, emitió un comunicado en el que advirtieron un “quiebre interno” , señalando, además, que “vemos que lamentablemente la clase política tradicional usó a nuestro equipo para sus propios fines, generando fragmentación que debe ser subsanada inmediatamente”. Llamaron a una coordinación total previo a cualquier contacto con otras fuerzas políticas, cosa que esta vez -dicen- no ocurrió.
Después de la declaración de la directiva del PDG, la jefatura de la bancada del partido anunció sanciones contra los diputados Rubén Oyarzo, Karen Medina y Francisco Pulgar por votar a favor de Mirosevic para presidir la Cámara Baja. Por su parte el diputado Pino, el mismo que soñó con la presidencia de la Cámara, acusó “presiones” de la directiva nacional para la votación de la testera de la corporación. De paso, exigió que se realicen nuevas elecciones en el partido y la bancada congeló la comunicación con la directiva nacional, haciendo “un llamado a las bases y los adherentes a salvar al Partido de la Gente, y exigimos elecciones libres transparentes y democráticas”.
Lo cierto es que recién se están asomando las contradicciones y lo que realmente mueve a los ¿seguidores? de Parisi, donde -también se afirma, hay detrás de estos quiebres problemas de sectas religiosas. Pelearían por sus porciones de poder los evangélicos, representados por Rubén Oyarzo y los mormones, representados por Víctor Pino. Conflicto irreconciliable dado el alto grado de fanatismo de ambas sectas, además de la agenda personal de cada uno de ellos que facilita la operatoria de la derecha cazando votos.
Mientras tanto la bancada DC, ducha en estos avatares políticos, ha guardado silencio, a la espera que decante la situación. En una de esas logran salvar la estantería, que está a punto de caer.
Tal como parece que está cayendo finalmente el diputado Alinco, quien se insolentó con el recién electo presidente de la Cámara. Interrumpió al nuevo presidente Vlado Mirosevic en su primer discurso, comenzó a gritarle que también debía dirigirse a quienes no lo apoyaron en su elección. Al parecer, según se dice. tenía algunos grados etílicos en el cuerpo y fue expulsado de la bancada del PPD donde pertenecía. Había perdido en la votación de la mesa de la Cámara para la que había negociado un cupo como vicepresidente de la oposición. Ahora, hay denuncias en su contra que llegarán a la Comisión de Ética.
Luego, Alinco explicó: «Cuando se falta a la verdad hay que interrumpir. Ya tenemos la experiencia de ocho meses por el acuerdo impuro que hizo Raúl Soto en que la Cámara de Diputados no tenía autonomía. En La Moneda chasqueaban los dedos y Raúl Soto salía corriendo y mi temor es que con Vlado y el primer y segundo vicepresidente, va a pasar lo mismo y eso no puede ser «, explicó. Además, Alinco tuvo una discusión con el diputado Marcos Ilabaca, que le dijo que se callara durante la interrupción, y a quien respondió con «groserías de alto calibre».
Habrá que ver si a este parlamentario en la derecha lo reciben con los brazos abiertos.
