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Fútbol Profesional Chileno: Reinicio con Dudas y Mucho que Analizar

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A la luz de los acontecimientos recientes, con el acuerdo logrado por casi la totalidad de la élite política en torno a la factibilidad de cambiar la Constitución Política del país, la regencia del fútbol profesional decidió reanudar a contar de este viernes 22 de noviembre de 2019 la actividad en todas sus categorías.

En efecto, tomando como referente la división de honor, el campeonato nacional se reiniciará a partir de la fecha 26 en lugar de la 25, cuya programación contempla el clásico entre el puntero, Universidad Católica, y su escolta, Colo Colo. La reanudación tendrá lugar el viernes ya aludido, a las 11 horas, con el duelo entre Unión La Calera e Iquique en el estadio Bicentenario de La Florida (la Municipalidad de La Calera no quiso facilitar el Nicolás Chahuán). El encuentro que estaba considerado como el primero cronológicamente hablando, Cobresal versus Unión Española en el estadio El Cobre de El Salvador, fue reprogramado por el ente organizador, la ANFP, a contar de las 13:15 del mismo día.

Respecto de los tres grandes, Colo Colo recibirá a Coquimbo en Pedreros el sábado 23 a las 11:30 (originalmente estaba considerado para las 17 horas), Huachipato a Universidad de Chile a las 11:30 del domingo 24 en el reducto CAP de Talcahuano y Universidad Católica a Audax Italiano a las 17:15 de ese mismo día en San Carlos de Apoquindo.

Más allá de la opinión que pueda tener cada aficionado del «deporte rey» respecto de sí deben recomenzar este fin de semana las competencias de nuestro fútbol rentado (yo, en lo personal, creo que no; básicamente porque hasta ahora no hay un tema de plena seguridad garantizada para el espectáculo), existen diversas dudas y problemas que la misma plana superior de la actividad y los clubes deberán resolver. Agrego aquí, sólo como dato anecdótico, que la final de la Copa Libertadores entre River Plate y Flamengo se jugará este sábado 23 en el estadio Monumental de Universitario, en Lima Perú, en lugar de la cancha neutral original: nuestro estadio Nacional «Julio Martínez Pradanos», desechada hace algunas semanas por la Conmebol por temas de seguridad.

«No son interlocutores válidos»

En un ámbito más vinculante con la calle, se mantiene la amenaza de las barras bravas de evitar que se juegue prontamente. Coincido allí con el destacado periodista Juan Cristóbal Guarello en el sentido de que estos grupos no son interlocutores válidos porque no tienen estructuras democráticas (¿cómo son elegidos sus líderes?) y son más parte del problema que de la solución.

A lo anterior agregaría algo peor: tienen un «tejado de vidrio» del porte de una catedral. Su vínculo con los dirigentes de los clubes es bastante difuso (por no decir turbio) y no tienen moral para dar lección alguna. Si bien es cierto las manifestaciones de violencia no son generalizables, las protagonizan regularmente miembros de estos grupos (incluyamos aquí un tema que, de por sí, es inadmisible: amenazas a jugadores y dirigentes) y eso los invalida automáticamente. Evidentemente tienen su derecho a expresarse, pero (insisto) no son interlocutores válidos. Pienso, de paso y al respecto, que hay en su accionar verbal mucha hipocresía y oportunismo.

En el mismo sentido creo que son de mucha mayor credibilidad las posturas a favor de las demandas ciudadanas manifestadas por la inmensa mayoría los futbolistas (puede que por allí haya algunos matices diferentes en las opiniones, pero no alcanzan a sobresalir del todo), desde el origen del estallido social hasta hoy. Figuras de la selección, como Charles Aránguiz, Arturo Vidal, Claudio Bravo y Gary Medel, astros del plano local como los ex seleccionados Esteban Paredes y Jean Beausejour, técnicos como Mario Salas la directiva del Colegio Técnico, ídolos históricos de nuestro balompié nacionales y extranjeros como Carlos Caszely, Marcelo Barticciotto, Claudio Borghi o Diego Rivarola; y el Sindicato de Futbolistas, por citar sólo algunos exponentes distinguibles de la actividad, no sólo se han manifestado a favor de las demandas de la ciudadanía sino que se han mostrado muy sensibles y empáticos respecto del futuro inmediato de la actividad.

En otro plano destaco en Barticciotto, Paredes y parte de la plana directiva del Club Social Deportivo Colo Colo la visita solidaria que hicieron, en la clínica Santa María, al joven Gustavo Gatica, quien perdió la vista en uno de sus ojos tras incidentes en una de las jornadas de protesta en Plaza Baquedano, consecuencia de disparos. En el recinto, por cierto, intentan salvarle el otro ojo.

«Mucho paño que cortar»

No todo gira en torno a los millones que ganan los protagonistas principales. Hay clubes que pueden quebrar porque su principal flujo justamente es la actividad en sí misma, graficada en la realización de los partidos y los empleos afines: boleteros, guardias privados, locutores, etcétera. La sensibilidad y la empatía al respecto se traducen como consciencia social…

Cuento aparte es la selección. Más allá de que el partido amistoso de fecha FIFA contra Perú no se haya jugado y que el colombiano Reinaldo Rueda haya deslizado su intención de no continuar al mando de la «roja de todos», este tema en sí mismo tiene sus propios vericuetos, que lo transforman automáticamente en materia de análisis al margen. Lo mismo ocurre con las divisiones menores y el fútbol femenino.

Corrieron, sin orígenes claros, ideas extravagantes del tono: «el campeonato debería terminar ahora», «Católica está muy disparada en la tabla, debería ser campeón sin jugarse el resto del torneo y punto», «debiese terminar el 2020», «por razones económicas debiese descartarse el descenso», etcétera. Lo cierto es que, al margen de los fundamentos razonables que pudiesen tener algunas de estas ideas, hay contratos (y cláusulas asociadas) entre los clubes con los jugadores y los cuerpos técnicos, y compromisos igualmente formales con la televisión (por citar solamente un par de ejemplos muy básicos de razones por las que el fútbol debiera reiniciarse) que contemplan fechas fijadas de antemano y que deben ser objeto de revisión (¿o redefinición?), si es que las planas directivas tanto superior como de cada club quieren que las competencias profesionales lleguen «a buen puerto».

Dicho de otro modo, se juegue o no se juegue, como reza un dicho «queda mucho paño que cortar».

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