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Ex Almirante Arancibia: Cuando el Diablo Metió la Cola en la Convención Constitucional

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Quedó comprobado. El diablo metió la cola en nuestra mayor, difícil y delicada creación política en muchos años: la Convención Constitucional.

La polémica llegada del ex Almirante Jorge Arancibia a la Comisión de Derechos Humanos no es otra cosa que eso. Como muy bien dijo la candidata presidencial de la centro/izquierda Paula Narváez la noche del último debate antes de la Consulta Ciudadana, esto fue una “miserable provocación”.

Pero tanto ella como los analistas políticos Lucía Dammert (USACH) y Jorge (Pirincho) Navarrete en “Mesa Central” del domingo 15 en Canal 13, estiman que esta provocación no nos debe hacer “pisar el palito”. Debemos mantener nuestra bandera democrática “hasta que duela”, como diría el Padre Hurtado. Y aceptar estas filtraciones de agentes del pinochetismo que aún siguen vivitos y coleando. De otro modo, el asunto podría complicarse y nublar la marcha del proceso que nos librará por fin de una Constitución que nos avergüenza ante el mundo.

Arancibia salió electo con suficientes votos como convencional y eso hay que respetarlo, venga de donde venga. Así es también la diversidad. No todos sus componentes van a ser de savia buena: los hay blancos y negros y de todos los matices entre ambos, y con ello tenemos que convivir. El rechazo que este sujeto se merece sería un grave error. Ya lograron lo que querían: que uno de los suyos fuera protagonista como hoy, que ocupa los titulares de los medios, distrayendo de la buena marcha del proceso constituyente.

No les hagamos el juego, no podemos contribuir a ello. Debemos dejarlo que siga actuando tras el objetivo funesto para lo cual fue electo (él y quizá cuántos otros): hacer fracasar a Convención, de manera que no haya posibilidad de escribir una nueva Constitución que represente a la mayoría de los chilenos y de otros pueblos con que compartimos el territorio. Los de buena voluntad, los que queremos el bien de todes. No temamos. Somos mayoría y sabremos atajar los goles.

Un mes de trabajo

Sabemos que la Convención, tras un comienzo algo enredado, ha logrado ordenarse y está trabajando bien. Después de que los medios hicieran bulla para desprestigiar a los convencionales en el tema de sus “dietas” o asignaciones económicas, en el Comité Externo de Asignaciones (autónomo) se aclaró que subirlas era necesario para el funcionamiento de los convencionales en terreno en las 16 regiones, y así extender la participación ciudadana. Me informan que la aprobada de 4 millones se distribuye bien entre pago a personal de apoyo, viáticos (alojamiento, comidas, transporte), gastos operacionales (participación ciudadana en regiones) y extras para quienes viven en zonas extremas, como siempre se ha hecho con los funcionarios públicos. Tendrán que rendir sus gastos y devolver aquellos que no utilizaron.

La Comisión de Ëtica y Presupuesto estará aplicando el reglamento ético de la Cámara de Diputados, hasta no concluir el propio. Ambas mociones fueron aprobadas por más de los 2/3 tan exigidos y temidos.

Y las Comisiones de Reglamento, Descentralización, Participación Popular y Consulta Indígena, y de Comunicaciones, están funcionando a toda marcha.

En suma, a un mes de su inicio, todo está funcionando. Y no nos asustemos por las discusiones, como aquella ya superada sobre las asignaciones económicas u otras más de fondo como la de un pinochetista en la Comisión de Derechos Humanos o la que surgió la semana pasada sobre la eventual eliminación de la palabra “República de Chile” del texto. Son primeras discusiones de una página en blanco desde donde parte el diseño de la nueva Carta Magna, como se quería desde un comienzo. Aunque los conocimientos que se arrastran con la vida misma no se borran fácilmente y de ahí los reclamos. Muchos convencionales y ciudadanos en general seguramente no tenían en claro qué significaba “república” (lo opuesto a monarquía) y lo inseparable de esa noción de un régimen democrático.

De momento, donde sí podría eliminarse es en la definición de la Convención misma y sus objetivos, que se avisora así: “La Convención Constitucional es una asamblea representativa, paritaria y plurinacional, de carácter autónomo, convocada por los pueblos de Chile para ejercer el poder constituyente. La Convención reconoce que la soberanía reside en los pueblos y que está mandatada a redactar una propuesta de nueva Constitución, que será sometida a un plebiscito constitucional”. Pero esto tiene que ser votado y aprobado en la Comisión Reglamento y en el pleno.

Todo se hace paso a paso, como se debe. Y si no, hay muchos ojos mirando y oídos escuchando lo que ocurre en los centros neurálgicos de la Convención. Pero no provoquemos bulla sin motivo justificado. Cuidemos la cuna de nuestra futura Constitución.

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