Analista.
Ucrania será derrotada, lo cual no significa que Rusia haya ganado. Tampoco la OTAN habrá perdido pues la verdadera pérdida para ella será el abandono en que la dejará Donald Trump, obligándola a financiarse con sus propios recursos y hacer frente a Rusia en soledad, sin el apoyo de su mecenas norteamericano. Estados Unidos se retirará silenciosamente del escenario bélico europeo maniobrando como suele hacer e iniciará en alguna otra parte una guerra que sostenga a los verdaderos ganadores de todas las guerras: el Complejo Militar Industrial Transnacional.
Las impresionantes cifras lo dicen todo. Según SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute ), el gasto militar mundial alcanzó los 2 billones de dólares. Las cifras muestran un incremento real de 0.7%s en 2021 y llegó a los 2,113 billones de dólares, según el mismo instituto. La gigantesca producción de armas se gasta en las guerras, también vendiendo a los países que consideran que se deben proteger, que se sienten amenazados. La paz es una temida amenaza para estas empresas, su mercado es la inseguridad, la beligerancia, el miedo y los enfrentamientos. Por ello disponen de enormes fondos destinados a promover estos escenarios por medio de campañas comunicacionales y potentes equipos de lobistas que influyen en los ámbitos políticos y decisionales para mantener encendidos los conflictos y las amenazas cada día más creíbles. En caso de peligro promueven nuevas crisis en alguna parte del mundo que las hay donde quiera..
Es impresionante la campaña de intimidación de los medios europeos respecto a la amenaza rusa. Los titulares variopintos van desde que ha despertado el oso ruso, hasta lo grotesco de cómo protegerse de una explosión nuclear. Lo intimidación no tiene límites: hay que situarse a lo menos a 11 kilómetros de la explosión y tenderse en el suelo. Europa está al borde de la destrucción así como la humanidad. No hay duda alguna de que viene una tercera guerra mundial termonuclear, occidente no tolerará una derrota en Ucrania, para Putin Ucrania no es suficiente, él quiere tomar toda Europa, ya no se trata de comunismo, idea que ya está obsoleta, sino de restaurar el Imperio Ruso para lo cual Putin ya tiene lista su tríada atómica. Hay que restablecer la industria bélica en todos los países, armarse como debe hacerlo Finlandia y Suecia que acaban de entrar en la OTAN y serán, sin duda alguna, atacadas por Rusia. Lo mismo ocurrirá con los países bálticos. Nada se dice explícitamente acerca de quién pagará el rearme, qué beneficios sociales deberán ser suspendidos, qué derechos quedarán esperando financiamientos para ser efectivos y todo ello para defender la patria, la democracia y la libertad, la supervivencia de la humanidad. ¿Quiénes empujan todo esta campaña?
Recientemente renunció a su cargo Violeta Nuland. Ella es una diplomática de carrera estadounidense. Su trayectoria es reveladora. Nombrada por Biden en 2021 como subsecretaria de Estado para asuntos políticos en el equipo de Blinken. Ha sido representante en la OTAN entre 2005 y 2008. Directora Ejecutiva del Center For a New American Security. Gestionó el derrocamiento de Yanukovich el presidente ucraniano que sería reemplazado por Selensky. Ha tenido actuaciones como consejera de George Bush para Irak y Afganistan. Más aún, es casada con Robert Kagan, asesor de George Bush, neoconservador, asesor de John Mcain candidato a la presidencia en 2008. Estuvo al frente de una red de centros de investigación y medios de comunicación enfocados en el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano. Nuland finalmente renunció debido a los fracasos de su política anti Rusia, falló en el intento de propinar a ese país una derrota estratégica usando a Ucrania como factor disruptivo. Este tipo de personas, en altos cargos y responsabilidades en distintos países centrales, con amplios contactos empresariales y políticos, son los que promueven la guerra, la intimidación y ayudan al despliegue de los grandes conglomerados del armamento.
El proceso de remilitarización de la diplomacia norteamericana, viene desde antes del 11 de septiembre, lo que constituyó un factor desencadenante ya que los diseños vienen desde la época Reagan. Los neoconservadores generan los soportes ideológicos así como el discurso nacionalista y religioso. Recordemos el fanatismo de Bush respecto del Rescate o la segunda venida de Cristo.
Sin enemigos no hay negocio
Sostener el negocio es la tarea prioritaria. Los diseños estratégicos para la post guerra fría vienen desde la administración de Bush padre, por los mismos hombres que han diseñado la política exterior y de defensa del actual gobierno. Estos esfuerzos han viajado desde la lucha contra el comunismo y la Unión Soviética por medio de una carrera armamentista que se extendió hasta el espacio. Sucesivos acuerdos morigeraron e intensificaron las tensiones. Luego fue el terrorismo como una plaga mundial de la cual los gobiernos debían protegerse, de allí se cursó al crimen transnacional organizado, las llamadas nuevas amenazas, el ciber crimen, el peligro sobre la infraestructura crítica, las migraciones y los pueblos originarios sublevados. Para todo aquello era necesario vincular a las Fuerzas Armadas para la contención y el control que, obviamente, requiere armamento sofisticado, tecnologías intrusivas, variados recursos tecnológicos que son provistos por este enorme conglomerado de empresas. Una mirada a la información que se muestras nos dice que es un ciclo que engloba todos los aspectos relacionados con la estructura militar de un país: políticas de seguridad y de defensa, estrategia de defensa nacional, modelo militar, infraestructura, instalaciones, equipamiento y las dimensiones militares necesarias. El ciclo armamentista empieza con los discursos y argumentos que legitiman la necesidad de poseer armas y ejércitos y, así, justificar los elevados niveles de militarización y armamento. Existe una extensa red de instituciones dedicadas, con altos presupuestos provistos por las empresas de armamento, destinada a mantener una visión catastrofista de la geopolítica internacional. Son más de treinta fundaciones e institutos, los llamados think tanks encabezados por las más importantes tales como la Rand Corporation, Heritage Fundation, Council on Foreign Relations, los británicos International Institute for Strategic Studies y Royal United Services Institute, el francés European Union Institute for Security Studies, el japonés National Institute for Defense Studies, el israelí Institute for National Security Studies, el australiano Australian Strategic Policy Institute o el Institute for International Strategic Studies de China. The Atlantic Council, Belfer Center for Science and International Affairs, Brookings Institution, Carnegie Endowment for International Peace, Center for a New American Security, the Council on Foreign Relations, anoto parte de esta lista que es más agotadora aún solo para nombrar algunos de estos centros influyentes y poderosos, para visualizar la magnitud del esfuerzo que se realiza para crear demanda.
No habrá paz en el mundo mientras esos negocios prosperen en medio de las crisis, las amenazas, los enfrentamientos y las presiones políticas así como la influencia del dinero que corre a raudales en busca de los promotores disponibles. La guerra en Ucrania ha servido como un muestrario clarísimo de la forma de operar de este conglomerado que controla las políticas, los discursos y los sistemas de armas, los gobiernos, los dirigentes, la dimensión y oportunidad de las crisis. Es impresionante su capacidad para instalar los temas que les son útiles y la forma en que administran el bien y el mal, repartiéndolos abiertamente. Los diarios europeos están llenos de llamados, advertencias, definiendo quién es malo y quien no, desde dónde vendrán las amenazas y quién desea destruirnos, quien administra la insensatez y a quién hay que destruir a tiempo, qué gobiernos deben ser cambiados por otros agresivos o de signo político proclive a las tensiones y amenazas.
Nadie ganará esta guerra. Morirán miles de jóvenes y también civiles ajenos que solo desean vivir sus vidas en paz, los que sí se beneficiarán y jamás dejarán de hacerlo son las empresas de armamento, la industria militar, que se agrupa en el Complejo Militar Industrial Transnacional.
