Periodista.
Son muy pocas las ocasiones en que Víctor Maldonado, Licenciado en Sociología y Magíster en Ciencias Políticas de la Universidad de Chile, militante -y en ocasiones alto dirigente de la Democracia Cristiana-, ha estado ausente de las grandes decisiones y acontecimientos políticos donde su partido ha jugado un papel importante en los últimos años,
Es de aquellos políticos que se pueden llamar influyentes. Su opinión siempre es tomada en cuenta no sólo por líderes DC. Tiene amigos en casi todo el espectro político y se le conoce por su bonhomía, su bajo perfil y su defensa a todo evento de la difícil democracia conquistada y la necesidad de cuidarla y defenderla.
Dice, por ejemplo, que “tenemos Bolsonaros de sobra; que la situación que se vive con el Ejército “es el punto más peligroso que tenemos”; que “el país necesita una alternativa fuerte y responsable y no necesita líderes de partido que tienen mentalidad de comercio minorista y buscan solo puestos en el Parlamento…” y que “necesitamos que al interior del Ejército alguien defienda la democracia y los derechos humanos y se les diga que son parte del país y no un grupo selecto que le explica al país qué es ser patriota”. Y con Carabineros, califica la situación como “muy grave”.
Sin duda que la política lo apasiona. Y no teme dar su opinión sobre todo ahora, cuando el país enfrenta situaciones complicadas y la oposición -llámese ex Concertación, llámese ex Nueva Mayoría- aparece como irrelevante en un momento que para él es “decisivo”.
Carabineros y la situación en La Araucanía
¿Cuál es su opinión respecto a los problemas que enfrenta Carabineros?
Este es un momento decisivo, no sólo para el Gobierno, sino que para todos nosotros. El Gobierno ha fracasado en las tres promesas más grandes que hizo Sebastián Piñera cuando era candidato a Presidente. Primero, la ciudadanía creyó escoger un mandatario con autoridad. Segundo, uno capaz de convertir la Seguridad Nacional en un hecho de todos los días y en todas partes. Y tercero, que el país iba a crecer. Ya el país sabe que no creció como se esperaba, que no era mágico. Y vemos que en La Araucanía la seguridad no es la especialidad de la casa, aunque se transmitió siempre que lo era.
Pero ahora tenemos un problema con la autoridad. Es una autoridad que está fracasando no ante la oposición, está fracasando ante la ultraderecha y los que piensan como ultraderecha. Y este socavamiento de la autoridad lo están provocando los falsos representantes de la policía y del ejército. No está adquiriendo mando civil efectivo, no hay control, entonces efectiva autoridad sobre los cuerpos policiales y militares, no la estamos teniendo. Este es el momento en que el Gobierno y la oposición en el Parlamento deben reaccionar y asumir la responsabilidad de todos los civiles ante este grave, grave problema.
¿Cuál es su explicación respecto a lo ocurrido con el joven comunero mapuche Camilo Catrillanca?
A mí me parece que hay que enfrentar esto con valentía. Lo que pasó con el comunero fue que un poder civil, mediante actos comunicacionales, le da la sensación a sus subordinados que pueden tener gatillo fácil en una región conflictiva. Un acto comunicacional que da la imagen de ser peligrosos y no hay nada más peligroso que hacerse el peligroso. Esa es la responsabilidad civil.
Pero, el más alto mando de la policía ha hecho, reiteradamente, interpretaciones de lo ocurrido que no se ajustan a la realidad. Si eso es así, creer que un sargento mintió por voluntad propia es de una candidez inaceptable.
Y esto se sabía desde el día uno, desde que el primer oficial de Carabineros le dice al país hechos falsos, no comprobados, y que ha tenido que ir cambiando a medida que la verdad se impone por medios no controlados por Carabineros. Entonces, a mí me parece que en esto, todo aquel que se sienta parte de un grupo especial de chilenos, tiene que saber que es ciudadano chileno no por gracia de las autoridades, sino porque somos una república seria. Y eso no lo están consiguiendo ni Carabineros ni el gobierno.
El Ejército y la autoridad
¿Qué opina de lo que está ocurriendo en el Ejército, donde versiones de prensa, han señalado que hay ruidos y pugnas en su interior?
Creo que ese es el punto más peligroso que tenemos y es un punto en el que estamos al debe o que el gobierno -como civilidad- está al debe. Hay varios ejemplos.
En ocasión del homenaje de Krassnoff por Krassnoff -que fue algo perfectamente sincronizado y conseguido en un establecimiento representativo del Ejército-, y tienen que ser desvinculados los dos más altos oficiales responsables, el abogado de Krassnoff, Raúl Mesa, hace una cosa insólita: insulta al Ministro de Defensa con todo lo que un ser humano le puede decir a otro: antipatriota, politiquero, que vendía a los oficiales a la izquierda, entre otras cosas. Encaró al ministro advirtiéndoles “que no pretendiera instrumentalizar ni aprovecharse de las FF.AA. como plataforma política para mezquinos intereses electorales”. ¿La respuesta del ministro?: nada, absolutamente nada.
Después insulta al Comandante en Jefe, atribuyéndole las mismas bajas intenciones que al ministro de Defensa : “desechan gratuitamente a sus mejores hombres que lideraban la formación de los cadetes de la Escuela Militar, ofreciendo sus cabezas como corderos al insaciable apetito de odio y de venganza de la izquierda”. En ese momento, la autoridad tambalea y no se responde correctamente.
Nosotros tenemos Bolsonaros de sobra, pero no debemos dejarles espacio de sobra para que nos conviertan en un nuevo Brasil. Y eso es lo que hace la gente cuando es débilmente democrática o está de visita en la democracia o no se acuerda de defender la República cuando hay un peligro. Y ahora hay un peligro.
¿Y la oposición?
¿Cuál es la posición de la DC que, según se ha sabido, ha buscado algún acercamiento con el gobierno?
Tengo la idea que la DC tiene varias cosas que quiere conseguir: una, probablemente que los unifique a todos, es si la DC quiere tener un perfil propio claramente perceptible por los ciudadanos independientemente de socios o cercanías. Esa es una parte. La otra es que, para tener la confiabilidad de los acuerdos nacionales, uno tiene que tener perfil propio y probablemente adelantar propuestas al resto. Pero tiene que ser parte de una mayoría capaz de gobernar y las dos cosas, para lograrlas, requiere de una sabiduría política difícil de conseguir. Sin embargo, hay que lograrlo porque nosotros somos parte de un país y no somos el reemplazo del país.
¿Cuál es su visión de la oposición?
Creo que hay una crítica que se puede hacer fuerte a toda la oposición y es que una oposición que no aspira a ganar la presidencia de la República lo antes posible, no es vista como alternativa porque no se ve a sí misma como alternativa.
Cuando se produzca el vacío de poder que se está generando con este Gobierno el país necesita una alternativa fuerte y responsable y no necesita líderes de partido que tienen mentalidad de comercio minorista y por falta de visión, buscan solo puestos en el Parlamento para equilibrar en algo a la derecha.
Ahora, la oposición tiene algo que hacer. Tiene que tomar la iniciativa para cambiar las leyes, las ultimas que dictó Pinochet siete días antes de entregar el mando, convirtiendo a Carabineros en el hecho en un ente autónomo del poder civil. Eso no es aceptable. No se veía cuando teníamos presidentes capaces de imponer su autoridad por encima incluso de la letra de la ley. No necesitaban citar ningún artículo para que le hicieran caso. Pero ese ya no es el momento en que nos encontramos. Ahora necesitamos que al interior del Ejército alguien defienda la democracia y los derechos humanos y se les diga que son parte del país y no un grupo selecto que le explica al país qué es ser patriota. Y alguien le tiene que decir a Carabineros que existe porque para disparar primero y preguntar después cualquiera puede, pero para hacer lo contrario se necesita un entrenamiento especial y ellos son los representantes de la República en ese entrenamiento especial, por si alguien lo olvidó y muchos lo están olvidando.
Es ahora y no después cuando nosotros tenemos la posibilidad de decirlo con fuerza, en el Parlamento y todos juntos. Si no lo hacemos la historia después nos recordará como nos volvimos a caer en una coyuntura vital para el país.
