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La prevención del delito en las espaldas de las mujeres pobres

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El investigador VioDemos, Ángel Aedo, aborda cómo funcionan los programas de prevención del delito en su artículo “Repensando la prevención como una fuerza reactiva para contener a los grupos peligrosos”.

La delincuencia se toma los noticieros y puntea en las encuestas como la principal preocupación de chilenas y chilenos. La urgencia por enfrentar la criminalidad ocupa la agenda de gobiernos hace décadas, así como las estrategias para enfrentarla. Una de las fórmulas más utilizada es la “prevención del delito”, es decir, impulsar acciones que puedan disminuir la probabilidad que personas cometan delitos.

¿A quiénes se dirigen los programas de prevención? ¿Quiénes son responsables de “evitar” que las personas “propensas” a delinquir lleguen a hacerlo? Mujeres jefas de hogar de familias urbanas de bajos ingresos que son familiares de personas privadas de libertad. Madres que deben proveer, cuidar, emprender y alejar a sus hijas e hijos del delito.

“La prevención de la delincuencia en las poblaciones urbanas marginadas cultiva un modelo familiar de género, en el que las mujeres deben ser tan responsables del cuidado de sus hijos pequeños en casa como de sus maridos, hermanos o hijos adultos entre rejas”, sostiene Ángel Aedo, investigador VioDemos y profesor de la Escuela de Antropología UC en el artículo Repensando la prevención como una fuerza reactiva para contener a las clases peligrosas (Rethinking prevention as a reactive force to contain dangerous classes).

Este artículo recoge una investigación etnográfica realizada en Santiago durante dieciséis meses de trabajo de campo entre 2017 y 2021 con familias de personas privadas de libertad y con Organizaciones No Gubernamentales. El estudio contempló también 44 entrevistas, 26 a familiares de presos y 18 a trabajadores/as de ONGs y agentes estatales. La etnografía fue complementada con el trabajo de archivo en instituciones que mantienen registros de las familias de personas privadas de libertad.

Prevención como política pública 

Desde el 2008, divisiones del Estado pertenecientes al Ministerio de Desarrollo Social y Familia y al Ministerio del Interior y Seguridad Pública llevan adelante diversos programas dirigidos a grupos considerados en riesgo delictivo. Entre ellos, destaca una iniciativa focalizada en familias de reclusos con objeto de disminuir los “factores de riesgo de involucrarse en la delincuencia”. Los profesionales de esta iniciativa, en su mayoría trabajadoras sociales, contactan a las personas que desempeñan el papel de cuidadoras –generalmente esposas, madres o hermanas de reclusos– para combatir “las actividades antisociales o delictivas antes de que se manifiesten” (Monreal et al., 2011: 6).

El programa pretende intervenir en tres áreas: la mejora de las habilidades parentales, el empoderamiento de las mujeres jefas de familia y el entrenamiento en emprendimiento junto con la asistencia financiera para sus iniciativas micro-empresariales. Dicho programa es mayormente ejecutado en terreno por ONGs que, tras participar en licitaciones públicas, asumen por 2 años la ejecución de lineamientos de prevención, desarrollo social y seguridad establecidos a nivel central del Estado.

En la práctica, el programa aborda la prevención de la delincuencia como una cuestión que afecta principalmente a las familias urbanas de bajos ingresos, aplicándoles un cuadro de factores de riesgo de delincuencia basado en las directrices de agencias internacionales (Gray, 2009; Hannah-Moffat, 2019; O’Malley, 2004). Este marco de riesgo establece factores de protección centrados en aspectos individuales, como el estilo de vida, las actitudes, el comportamiento y la calidez emocional (Gray, 2009; Kennedy et al., 2019; Mulder et al., 2010).

¿Qué transmiten estos programas?

La investigación de Angel Aedo se acerca al trabajo cotidiano de las/os profesionales de los programas antes mencionados y los hogares intervenidos. En dicho trabajo observa que las profesionales intentan inculcar a las familias de personas privadas de libertad la idea de que uno mismo es un conjunto de habilidades que pueden mejorarse o arruinarse, y centran sus esfuerzos en promover la resiliencia y el empoderamiento como cualidades cruciales para las mujeres jefas de familias en conflicto con la ley.

Por un lado, se espera que ellas y sus hijos aprendan a vivir como ‘sujetos resilientes’ en constante adaptación a la precarización que afecta sus mundos social y afectivo. Por otro, se requiere que aprendan a mantener económicamente a sus familias incorporando una mentalidad emprendedora a la escala de micro-proyectos”, explica Angel Aedo.

En el programa suelen trabajar por parejas. Mientras el/la tutor/a se vincula con hijas e hijos de los internos, el/la consejero/a se ocupa de los adultos. El trabajo de ambos profesionales se extiende por dos años con el objetivo de ordenar, prevenir y reparar la disfunción social dirigiéndose a la díada cuidadora-niño. Se espera que las mujeres jefas de familias de reclusos (las “cuidadoras”) y sus hijos/as aprendan a vivir como “sujetos resilientes”, en constante adaptación a la precariedad de sus mundos sociales y afectivos.

Emprender, empoderarse y resistir

Desde la década del 2000 la promoción del emprendimiento se ha convertido en una de las principales estrategias de desarrollo en el país (Atienza, Lufín y Romaní, 2016). En 2017, Chile se convirtió en el país con mayor porcentaje de nuevos emprendimientos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2018).

La micropolítica de la prevención se ha enfocado estratégicamente en las jefas de familia. Para ellas, explica el profesor Aedo, participar en los programas estatales de prevención implica abrir la intimidad de sus hogares y exponer sus mundos sociales a profesionales de la prevención con la esperanza de que puedan hacer menos difícil la supervivencia de sus familias. La prevención del delito les ofrece la posibilidad de luchar por un futuro desestigmatizado y validado por el mercado a través del emprendimiento.

Por un lado, las prácticas preventivas tratan de influir en los deseos y proyectos de las “jefas de hogar”, enseñándoles cómo aprovechar su libertad a través del emprendimiento. Por otro lado, utilizando valores como el autosacrificio y el cuidado de la familia –atributos que construyen la figura de la “madre ideal”–, animan a las mujeres jefas de familia a ser más resilientes y a manejar sus emociones aguantando sus aflicciones.

Según la investigación presentada en el artículo “Repensando la prevención como una fuerza reactiva para contener a las clases peligrosas, las iniciativas anticrimen suelen focalizarse sobre grupos que ellas definen como proclives a actividades ilegales y en “desviación social problemática” a través de un lenguaje basado en modelos de “factores de riesgo individuales” (Leander, 2011; Liss y Sharman, 2015).

A nivel local, las profesionales en situaciones precarias de las ONGs luchan por realizar su trabajo profesionalmente –como expertas– esforzándose por “leer” la sociedad en términos de riesgos y factores de protección. Y al mismo tiempo, como explica Angel Aedo, a menudo se sienten desbordadas tanto por la incapacidad de sus recursos para abordar realmente los problemas sociales que encuentran, como por sufrir en primera persona, como trabajadoras pobres, las contradicciones de un régimen que les oprime.

El tecnicismo del lenguaje de los “factores de riesgo” dota a las iniciativas preventivas de un aspecto de neutralidad, pero aquello no significa que sean apolíticas. Al contrario, tal como muestra este artículo, la prevención de la delincuencia es un concepto político cuyos efectos son inseparables del mantenimiento de las desigualdades de clase y de género.

De hecho, los neoliberales y los neoconservadores han utilizado la responsabilidad familiar como una causa emblemática en el debilitamiento del Estado de bienestar en Chile (Arenas de Mesa y Montecinos, 1999; Cooper, 2017). En este proceso, la responsabilización de las mujeres jefas de familia se ha convertido en un pilar para la prevención de los delitos menores y el desorden urbano.

Puede acceder al artículo “Repensando la prevención como una fuerza reactiva para contener a las clases peligrosas(Rethinking prevention as a reactive force to contain dangerous classes) en el siguiente link https://acortar.link/1OsHH3

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